A las 4:30, Diana. Anoche no me acosté hasta las 12:30. José Manuel se ha llevado la llave de la habitación y no la ha dejado en Recepción del Hotel. No puedo entrar en la habitación y ya estaba, cansado y somnoliento. Le espero durante casi 1 hora y media.
Cuando van hacia su habitación (la contigua a la nuestra), Saber y los otros dos guías, les explico mi situación y me acompañan a Recepción para pedir que abran mi habitación con la llave maestra.
Finalmente, me despierto a las 3:30 de la noche y José Manuel aún no ha llegado.
Comienzo a pensar que le haya podido ocurrir algo malo…
Sobre las 4 menos cuarto, llega, en compañía de su hermana, Paqui, el gallego, Ana y su primo. Han estado toda la noche, hablando con el dueño del bar…
Preparo la maleta, pues hoy dejamos Luxor. Dejamos la maleta en la puerta de la habitación y nos vamos a desayunar.
Hoy tampoco hay dátiles, pero sí platanitos.
Tras el desayuno, nos montamos en los autobuses y dejamos Luxor, la antigua Tebas, para dirigirnos hacia Asuán.
En el trayecto, que finalizaremos sobre las 4 de la tarde, hacemos cuatro paradas para visitar munumentos.
1.- Esna. Estamos a unos 55 kilómetros, hacia el Sur, de Luxor. Pasamos a la orilla izquierda/occidental del río NIlo sobre un puente-esclusa.
Hay instalaciones de generación de energía eléctrica instaladas en el cauce del río. La exclusa salva unos 10 metros de desnivel en el cauce del río. Es lugar obligatorio de parada, para todos los cruceros que navegan por el Nilo.
La antigua “Latopolis” era la capital del nomo tercero del Alto Egipto. Su denominación greco-romana procede de "Lates Niloticus", una perca del Nilo, relacionada con la diosa Neith, diosa de la caza y la pesca, identificada con la diosa griega Atenea. Este pescado sagrado fue venerado, momificado y enterrado en una necrópolis especial situada en las montañas.
Ciudad populosa, ruidosa y sucia. Dejamos el autobús en la calle de la "Cornisa" (aquí llaman así a las calles que hay junto a la ribera del río).
Una estrecha calle comercial, con casi todos los comercios aún cerrados, nos lleva hasta el Tempo de Esna, que vamos a visitar. Precio de entrada de mayores, 20 libras egipcias.
Debido a la colmatación-sedimentación de las aguas del río Nilo, a lo largo de los milenios, hoy el nivel del suelo está mucho más elevado que el del antiguo templo, por lo que tenemos que descender hasta su nivel, mediante unas escaleras, unos 9 metros de altura.
El Templo, o lo que queda de él, es de dimensiones reducidas, pero impresionante, en riqueza y variedad de tipos de capiteles, y en los altorelieves esculpidos en sus paredes. Los interiores se conservan mejor, pero hay una muy mala iluminación.
Es un santuario dedicado al culto de Khnum y fue construído durante el reinado de Ptolomeo VI Philometor (221-204 a.C.), siendo ampliado durante la época imperial romana, principalmente durante la era del Emperador Claudio y Vespasiano.
De la estructura original sólo se ha conservado completa la sala hipóstila, con decoración de época de Domiciano, Trajano y Adriano. Tiene veinticuatro columnas de más de trece metros de altura, con bellos capiteles compuestos que soportan las grandes losas del techo arquitrabado. Los bajorrelieves contienen escenas de los dioses, de la caza del faraón, textos con himnos a Jnum, un calendario de fiestas, escenas astronómicas y signos zodiacales. Fue excavado por el arqueólogo francés, Auguste Mariette.
Me gusta. Una vez finalizada la visita, regresamos, paseando tranquilamente hacia el autobús.
Aquí los vendedores están un poco más controlados por la Policía y parece que hasta deben guardar una distancia mínima con respecto al potencial comprador; gracias a ésto, el acoso no es muy agobiante…
Ya en el autobús, las dos chicas encargadas del cobro de la cuota para el pago de las entradas se pasan por nuestro autobús y les pago. A mí me corresponde, por todas las entradas en el presente viaje, 65 euros. Mientras que a los muchachos/as que tienen el carnet de la Universidad de Granada, han de pagar un suplemento de 25 euros. Reanudamos la marcha y volvemos a cruzar el NIlo, por el mismo puente-esclusa.
Palmerales. Alfalfa. Trigo, son los principales cultivos de la ribera del Nilo.
Tráfico caótico: el intermitente no lo utilizan prácticamente, y sólo usan el claxon.
Continúa la vigilancia policial/militar constante, con obstáculos en los puntos de control y cuerdas con pinchos en el extremo, para cortar el paso de vehículos, en caso necesario. Se divisan zonas de desierto, a la izquierda de la carretera, mientras que, a la derecha, mantenemos siempre, la ribera y el cauce del río Nilo. Vamos siempre en dirección Sur.
2.- El-Kab. A la izquierda de la carretera, a 32 kilómetros al Sur de Esna, en una zona de montes bajos, que han servido de cantera desde tiempos históricos, se encuentran unas tumbas excavadas en el talud de la montaña, bastante desconocidas, ya que no son muy visitadas por los turistas.
La actual El-Kab fue la capital del nomo III del Alto Egipto durante el Reino Nuevo, a partir de la XVIII dinastía, sustituyendo a Hieracómpolis situada en la orilla contraria.
En éste lugar vamos a visitar la necrópolis en Kom el-Ahmar. El lugar se está acondicionando actualmente. Se está construyendo el aparcamiento para vehículos, con los bordillos bien grandes... como los acostumbran aquí a colocar, tanto en carreteras como en las aceras o isletas de las poblaciones.
En un furgón aparcado junto al aparcamiento de turismos/autobuses han puesto el WC (sólo para orinar...), pero las primeras muchachas que entran en él... salen "pitando" rápidamente, sin hacer nada…
Unas escaleras, todavía inacabadas, conducen por la ladera hasta la altura donde están ubicadas las tumbas.
Sólo se pueden visitar cuatro tumbas, que son las que están abiertas al público.
Las tumbas excavadas en la roca, pertenecieron a personajes que vivieron en tiempos de la la XVIII dinastía.
La tumba de Ahmosis, hijo de Ebana (la número 5), es interesante por las inscripciones relativas a la expulsión de los hicsos y en la que Ahmosis fue recompensado por el faraón por sus operaciones militares.
La más importante, por sus relieves, es la de Paheri (número 3), nieto de Ahmosis, alcalde de Nejab.
La número 2 corresponde a Ahmosis Pennejbet y contiene textos históricos del Reino Nuevo. Existen otras 2 pertenecientes a Renni y Setau.
Foto de grupo en la escalinata.
Calor... ya va haciendo bastante....
Saco alguna foto, sobre todo de la primera y de la segunda tumba que visitamos. Las tumbas son pequeñas, están bastante deterioradas, pero aún conservan imágenes de calidad con un gran colorido.
Después, y aunque sólo hay un cartel de "NO SMOKING" , los guardas comienzan a llamar la atención a los chicos... por sacar fotos. A partir de ese momento, no saco ni una foto más. Acabo de ver las otras dos tumbas: tan impactantes como las primeras.
Descendemos al aparcamiento. Cerca se divisan las instalaciones de una gran mina de fosfato, que se extrae a cielo abierto.
Continuamos con nuestro viaje, siempre en dirección Sur.
La siguiente parada la hacemos en un poblado grande, que está como a 3/4 de hora de las Tumbas de El-Kab. El precio de la entrada ha sido de 30 Libras Egipcias.
3.- Edfú. Estamos a 115 kilómetros al Sur de Lúxor y a 105 al Norte de Asuán. Edfú era la antigua capital del segundo nomo del Alto Egipto.
Dice la tradición que aquí fué donde el dios Halcón, Horus, luchó en una temible batalla contra su tío y asesino de su padre (Osiris) Seth.
El principal monumento de Edfú es el Templo de Horus. Su construcción se inició durante el reinado de Ptolomeo III Evergetes I, en el 237 a.C., y fue finalizado 180 años después, en el 57 a.C., por Ptolomeo XII Neo Dioniso.
El aparcamiento que hay frente al monumento es bastante grande. Para entrar y luego para salir, hay que pasar por la batería de tiendas de turistas.
Sacadas las entradas y repartidas (el precio, de mayores, es de 50 Libras Egipcias).
Ya dentro de las instalaciones, hay un largo paseo, sin ningún tipo de sombra, hasta llegar a las edificaciones del Templo, que es muy grande.
Este templo mantiene la estructura clásica de la época grecorromana, iniciada con el pilono, seguido por un patio y el edificio de la pronaos o sala hipóstila. A continuación se sitúa la naos del santuario, que lleva al “sancta santorum” del templo, donde se hallaba la estatua del Dios Horus.
En 1798, durante la campaña de Napoleón en Egipto, el templo se encontraba enterrado unos doce metros bajo la arena del desierto, sobresaliendo tan sólo la parte superior del mismo.
En 1860, el egiptólogo francés Auguste Mariette comenzó las excavaciones arqueológicas que permitieron liberarlo de la milenaria protección de la arena.
El Templo de Horus está considerado como el templo egipcio mejor conservado, que ha llegado hasta nuestros días.
El pilono, creo que es sólo un poco más pequeño que el de Karnak. A ambos lados de la puerta de acceso se hallan cuatro hendiduras, donde antaño se levantaban mástiles con pendones, delante de los muros del pilono.
Observo que los altorelieves están prácticamente, casi en su totalidad, deteriorados por la erosión ambiental y por el vandalismo del pasado... han sido, sistemáticamente, picadas hasta borrarlas las caras de casi la totalidad de las figuras esculpidas en altorelieve.
Hay un par de esculturas del Dios Horus de más de 3 metros de altura, una con corona del Alto/Bajo Egipto y otra sin ella, que están muy bien conservadas.
El resto, me decepciona, por el destrozo que observo... me voy apesadumbrado de éste Templo... y creo que se me nota... cuando paso pro el corredor comercial…
Estoy cansado. Cuando llego al autobús, me como un par de tortas de algarrobo y bebo agua.
Algunas muchachas son asediadas por los vendedores, hasta prácticamente la puerta del autobús.
Dejamos Edfú. A la derecha tenemos los terrenos del Templo, a la izquierda el actual cementerio de la ciudad. Partimos hacia el siguiente monumento a visitar.
En el trayecto, doy alguna cabezada... y es que ésta noche, entre unas cosas y otras... prácticamente no he dormido…
Hay cañas de azúcar en la ribera del río NIlo.
Ya, sobre la 1 y 1/2 de la tarde, llegamos al último lugar que vamos a visitar hoy, antes de llegar a Asuán.
4.- Kom Ombo. El lugar se encuentra junto al cauce del río Nilo, a 45 kilómetros al Norte de Asuán.
Kom Ombo significa la colina del Oro. Kom en árabe quiere decir pequeña colina y Ombo, proveniente del antiguo egipcio, oro.
A la entrada del Templo, no hay que pasar las mochilas por la máquina de escáner (al parecer, no funciona...), sino que hay que abrirlas y un policía observa el contenido.
Este Templo, cuyas ruínas visitamos estuvo dedicado a dos Dioses: Haroeris, el dios halcón, y Sobek, el dios cocodrilo, y de hecho hay un pequeño templete (que no podemos visitar) donde se conservan algunos ejemplares de cocodrilos sagrados disecados.
Hace muchísimo calor y ésto hace que la gente se aglomere en los lugares de sombra.
El área mejor conservada es la gran sala hipóstila, situada tras pasar por el pilono y el patio interior. El Pronaos está compuesta por diez columnas con capiteles de tipo ptolemaico con hojas de palma. En los intercolumnios vemos escenas con los rituales de la purificación y la coronación mientras que el techo está decorado con motivos astronómicos.
Aquí hay uno de los pocos Calendarios Egipcios que se han conservado. También, ejemplares de los instrumentos quirúrgicos empleados por los antiguos médicos egipcios.
En cuanto los paisanos o los policías, te ven solo paseando o haciendo fotos, te salen con algún intento de enseñar no se qué..., de que le hagas una foto... buscando el ganarse una propina... me da pena como se atosiga al visitante…
Cada vez, estoy más cansado…
Regresamos al autobús, y, casi dormido, hacemos el trayecto hasta Asuán.
Llegamos a las 4 de la tarde, más o menos. El autobús nos deja en el muelle. Con una barcaza cruzamos el río Nilo hasta la Isla Elefantina.
El Hotel donde nos alojamos es inmenso (Movenpick Resort Aswan)... con más de 200 habitaciones, suites y villas. Tras el trámite de la inscripción, a José Manuel y a mí, nos asignan la habitación 112.
En cuanto llegamos a la habitación (un duplex en la planta baja, con 2 alturas), José Manuel se ducha y se acuesta, y yo... escribo las notas de hoy, en el escritorio que hay en la planta baja, pero las dejo a medias... estoy tan cansado, que me echo en el sofá y duermo como media hora... hasta que me despierta el frescor, no natural, del aire acondicionado.
Me levanto. Lo apago y finalizo la escritura de las notas de hoy.
Son las 6 y 25 y ya el sol se ha puesto. Voy a pegarme una buena ducha... a ver si me espabilo... La ducha que me doy... es de órdago... más de media hora metido en el agua…
Para ésta noche tenemos programada una Fiesta-Cena (con cargo al fondo común) en la "Nubiam Beach" (Playa Nubia): Un chiringuito nubio enclavado en la orilla izquierda del río Nilo, al pié de una gran duna de arena del desierto.
A las 8, concentración y sobre las 8 y media, nos montamos en las barcazas con motor que nos llevan, río arriba, en dirección Sur.
Paseo muy agradable y gratificante en la noche asuaní. El cielo está completamente despejado y las estrellas lucen rutilantes. El aire es fresquito.
Me he llevado el forro polar, porque más tarde, el fresco del desierto se notará…
Cuando llegamos al chiringuito, el personal en general, muchachos y muchachas, como los niños chicos, lo primero que hacen es jugar en la arena de la inmensa duna sobre cuya falda está instalado el chiringuito-restaurante-tienda.
Unos pocos suben, ladera arriba, hasta coronar la cima de la duna... y despues... dejarse caer... o bajar... a grandes saltos…
Como la cena aún no está lista, el grupo de nubios comienza su actuación, pero yo me esperaba una cosa más de actuación, con música, cantos y bailes, sin embargo... de primeras, comienzan a hacer el "trenecito"... y la "juventud"... se tira al ruedo... y se lo pasan genial, cantando y bailando, aunque ninguno/a sepa cómo hacerlo... intentan y repiten lo que hacen los nubios.
Después, la cena. Mesas bajas y sentados con los pies cruzados, sobre un par de cojines. Arroz, carne y pescado, con distintas salsas.
El suelo del chiringuito es la misma arena de la duna, cubierta con alfombras.
Tras la cena, de nuevo cante y baile, alrededor de una hoguera... hasta las tantas…
Sobre las 12, volvemos a las barcazas y hacemos el camino a la inversa, río abajo. Los nubios vienen en otra barcaza tocando y cantando…
Nos acostamos casi a la 1 de la madrugada... por estrenar lar cama... porque ¿dormir?... a las 2 toca Diana, y nos van a llamar...