“Escucha este susurro, es la brisa, la roca recordándote que antes fue magma. El Norte anda desaparecido y, al Sur, no hay más Sur, todo es agua y naufragio. Viniste al límite, donde habita apenas el rumor volcánico con que el aire peina barrancos y espartos.
Monodía azul de cigarras, luz mineral de la tarde, aves de pausado vuelo anunciando largo viaje.
Metrónomo en tiempo de noria, sedienta escucha.
Memoria”.
(Alberto Durán Pérez, ganador de la III Edición de “70 Palabras para el Parque”, 2.013).
“¿De dónde nace esta belleza áspera, este confín oscuro que las olas del tiempo han modelado, que las horas del mar continuamente ciñen y recortan?”.
(Juan Lamillar, “Cabo de Gata”).
El Patrimonio Geológico constituye un componente esencial de nuestro Patrimonio Natural y Cultural. Está formado por el conjunto de elementos geológicos (formaciones, estructuras, paisajes, yacimientos paleontológicos y mineralógicos) de significativo valor para conocer e interpretar la Historia y Evolución Geológica de la Tierra y los procesos que la han modelado.
La zona de Cabo de Gata es una importante parte de Nuestro Patrimonio Geológico: Una de las regiones volcánicas más extensas de la Península Ibérica y la más amplia de las formadas durante la Era Cenozoica (que comienza, justamente, con la extinción de los dinosaurios, hace, aproximadamente, unos 65 millones de años, y se prolonga hasta el tiempo presente).
La Sierra de Cabo de Gata recorre mas de treinta kilómetros paralela al mar Mediterráneo, con dirección NE-SW; alcanza en el pico El Fraile (493 metros) su cota más alta; tiene una extensión de unos 45 por 10 kilómetros; ha sido traída hasta su posición actual por el funcionamiento de la Falla de Carboneras – Serrata (que la separa de la Cuenca de Almería-Níjar) y es tan solo una mínima parte de una zona volcánica, actualmente sumergida casi en su totalidad, situada entre España y el Norte de África, que aflora a la superficie únicamente en la isla de Alborán.
Este singular complejo volcánico, que constituye un ejemplo de magmatismo en un ambiente marino litoral, se formó entre el “Serravaliense” (entre 13,65 y 11,608 millones de años) y "Tortoniense" (entre 11,62 y 7,246 millones de años), y se desarrolló a lo largo de varios ciclos de vulcanismo en los que se formaron rocas ígneas de tipo dacita, andesita y basalto.
Por aquel entonces la Península Ibérica no era aún una península, pero ya tenía todas sus tierras juntas: el continuo empuje de África hacia el Norte había hecho que una pequeña placa tectónica (placa de Alborán) llegara a la zona y colisionara con el Sur del continente de Iberia, comenzando un nuevo evento orogénico: el origen de la actual Cordillera Bética (donde se encuentra Sierra Nevada).
Durante una etapa de “extensión” de la Corteza Terrestre, entre el período "Langhiense" (entre 15,97 y 13,65 millones de años) y el "Tortoniense" (entre 11,62 y 7,246 millones de años), se formó la Cuenca de Alborán. Esta “extensión”, permitió el ascenso de un domo que ocasionó la fusión parcial de la corteza y el origen de la “provincia magmática de Alborán”.
La mayor parte del vulcanismo se desarrolló bajo el mar, y las capas de rocas efusivas se fueron intercalando, en la superficie del fondo marino, con materiales sedimentarios, generándose una amplia plataforma calcarenítica durante el período "Tortoniense inferior".
Hace unos 10 millones de años, el clima de la región era tropical y la línea de costa se encontraba al Norte del Cabo de Gata, próxima a la Sierra de Filabres: las actuales depresiones de Vera, Tabernas, Sorbas, Níjar y Almería se encontraban invadidas por un mar poco profundo.
Tras el cese del vulcanismo, durante el período “Messiniense” (entre 7,246 y 5,332 millones de años), se formaron plataformas de arrecifes sobre los relieves volcánicos submarinos, emergiendo a la superficie islas y atolones.
Hace 5 millones de años, el mar inundaba grandes territorios hoy emergidos de la Bahía de Almería. Las sierras de Gádor y Alhamilla se elevaban lentamente, emergiendo a la superficie del Mar de Tethys (precursor del Mediterráneo) y provocando el inicio de una progresiva retirada de las aguas marinas.
La Falla de Carboneras, una de las principales que existen en el SE de la Cordillera Bética, relacionada con una línea de debilidad cortical, tiene una longitud de más de 40 Kilómetros en superficie y otros 60 Kilómetros bajo el mar. Ha tenido un movimiento de salto en dirección izquierda: el bloque Este de la falla (donde se sitúa la Sierra de Cabo de Gata), se ha movido hacia el Norte. Esta falla continúa siendo activa hoy en día. Nota: se cree que fue la causante del terremoto y posterior tsunami de 1.522 que destruyó parte de la ciudad de Almería.
La circulación de agua marina a través de las rocas y el calor liberado por el magma permitió la formación de fluidos calientes (hidrotermales) que generaron exclusivos yacimientos minerales, como el de oro de Rodalquilar.
Hace unos 120.000 años, la línea de costa se situaba en una posición cercana a la actual y un pequeño golfo se originó al pie de los relieves volcánicos de la Sierra de Cabo de Gata.
Hace unos 3.000 años, los sedimentos aportados al mar a través del delta del río Andarax y una dirección dominante de las corrientes marinas hacia Levante, favorecieron la formación de una barra de sedimentos litorales (flecha litoral) que creció, progresivamente, hacia el Este, comenzando a cerrar el pequeño golfo.
Ya en época histórica la flecha litoral continuó creciendo hasta cerrar definitivamente el golfo y generar la albufera, que se consolidó gracias al aporte de sedimentos continentales y a la precipitación de sales procedentes de la evaporación del agua marina.
A partir de ese momento, y con la rápida retirada del mar, el clima se fue haciendo más frío y seco (entramos ya en las glaciaciones del Pleistoceno). El clima tropical y húmedo desapareció por completo y los agentes erosivos (el aire y las lluvias) iniciaron una fuerte y continua labor, moldeando paulatinamente y formando el paisaje que tenemos en la actualidad.
Hoy en día la zona de Cabo de Gata tiene unas 3.000 horas de sol al año (como media) y es de los lugares donde menos llueve de la Península Ibérica, (unos 140 mm al año). La temperatura es suave (no suele bajar de los 12º C) y carece de “Invierno térmico”. Es un paisaje geológico de formas caprichosas, con un particular colorido, en el que dominan los tonos rojos, ocres y negros, que no se recata en mostrar un extenso abanico de rocas volcánicas, con tipos diferentes de composición, texturas y estructuras. Es un museo natural, de enorme interés didáctico y científico. Las erosionadas montañas volcánicas se convierten en dorsales submarinas. La erosión ha construido formas de un paisaje eterno, que agoniza y que pervive en el silencio…
“Un revuelto, titánico oleaje. Y la danza convulsa se detuvo. Y se erigió supremo el corifeo en cono agudo, vertical, purísimo. Cuajado quedó el ímpetu, la cólera, la soberbia de siglos y de entrañas. Oh plenitud de forma, oh movimiento de la quietud lograda, oh feria atónita de un solo color de los colores: el estado de gloria, amor de mina, robador de levantes y ponientes, sol hecho roca, tierra, hoguera dura. Y abajo, honda, la mar: lenguas saladas de sus calas lamiendo, alborotando, cantándole su amor a prometeos, acariciando, consolando a andrómedas, ciñéndole su flanco a una sirena, desesperada de alcanzar de nuevo su resbalada piel y escama, víctima de una venganza atroz”. (Gerardo Diego, 1.896 - 1.987, “Cabo de Gata”).
NOTAS:
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