1. f. Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización.
2. f. Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.
Del lat. mod. Utopia, isla imaginaria con un sistema político, social y legal perfecto, descrita por Tomás Moro en 1.516, y este del gr. οὐ ou 'no', τόπος tópos 'lugar' y el lat. -ia '-ia'.
El Padul (Granada), domingo, 17 de Mayo de 2.020 (“Era del Confinamiento”).
Os invito a acompañarme en un “viaje virtual”, en el tiempo y en el espacio, para conocer un poco, la niñez y juventud de una persona ejemplar y excepcional.
Es una persona humilde, buena, sencilla y sabia, que vive en la convulsa España de finales del siglo XIX e inicios del XX… aunque él mismo dice que es “un cántabro hirsuto, áspero y bronco… por la dureza de la tierra”.
Para retroceder fielmente en el tiempo, vamos a contar con la valiosa ayuda del mejor guía... nuestro protagonista. Él mismo, nos va a llevar de su mano, con el relato de sus propios recuerdos.
Además de ser Sacerdote, Catedrático de la Universidad de Granada, Canónigo del Sacromonte y Pedagogo…
Don Andrés Manjón Manjón, consiguió hacer realidad su particular "utopía" al crear sus “Escuelas del Ave María”, para dar una instrucción elemental y gratuita a niños pobres y marginados.
Nota: Los “recuerdos” de Don Andrés Manjón están tomados de su libro “Cosas de antaño contadas hogaño (Memorias de un estudiante de aldea)” (1.883, corregida y ampliada en 1.921).
Pulsamos ya el botón y entramos en el vertiginoso vórtice del tiempo que nos lleva, como en las puertas de la televisiva serie de televisión “El Ministerio del Tiempo” hasta la España de mediado el siglo XIX...
“En la parte más septentrional de la Provincia de Burgos, en una alta planicie de la Cordillera Cantábrica-Astúrica y en el punto mismo en donde nace la Ibérica, existen unas cuantas aldeas o pueblecitos, que en conjunto forman el distrito de la Lora. Pueblos de montaña, y de montaña pelada, árida, pedregosa y pobre; páramo ingrato y monótono, animado de vez en cuando por berezales (o brezales) y alguna que otra hova, en la que se crían trigo y cebada, legumbres y patatas. Esos pueblecitos o aldeas vivieron durante muchos años en la estrechez y pobreza, aunque nunca en la miseria, v guardaron siempre con fidelidad las rancias y cristianas costumbres que heredaron de padres y abuelos”. (“Apuntes para una biografía de Don Andrés Manjón”, de “Un Maestro”, 1.924).
Sargentes de la Lora
Andrés nace en Sargentes de la Lora, pequeño pueblo de la montaña burgalesa lindante con Cantabria, el lunes, 30 de Noviembre de 1.846, festividad de San Andrés Apóstol, cuando en España se vivía la "Década Moderada" del reinado de Isabel II (que acababa de contraer matrimonio, con su primo, Francisco Javier de Asís) y presidía el Consejo de Ministros, el gaditano, Francisco Javier de Istúriz Montero (1.790 - 1.871). Es el mismo año en que Pío IX accede a su largo pontificado.
“Sargentes, azotado por todos los vientos, se halla situado sobre una peña y posee iglesia grande, torre alta, cuatro campanas, una ermita en la Lastra y en lo alto, el cementerio. En el centro hay eras, en donde trillan cuando hace sol en verano, corrales donde cierran los ganados, pajares en los cuales guardan los cebos, majadas y cuadras para las bestias y modestas y ahumadas viviendas para los vecinos”.
Panorámica actual de Sargentes de la Lora
“Nací en la última casa del pueblo, en una cuadra, y hallándose sola mi madre (q. e. p. d.), quien en el paroxismo del dolor y no sabiendo donde asirse, se agarró a las cadenas con que los bueyes son atados al pesebre”.
Sus padres, Lino Manjón Manjón y Sebastiana Manjón Puente, son analfabetos, primos entre sí, honrados agricultores y cristianos "a la antigua usanza".
Notas:
Su padre, Lino (1.821 - 1.862), fallece cuando Andrés tiene casi 17 años.
Andrés es el mayor de los cinco hermanos que va a tener el matrimonio: María (1.849 - 1.894), Justa (1.851 - 1.930), Marta (1.852 - 1.909) y Julián (1.861 - 1.864).
Su madre, Sebastiana (1.825 - 1.898) con el tiempo, será la primera cocinera del “Ave María”.
Es bautizado, el mismo día en que nace, por D. Juan Vicario, Cura Beneficiado de la parroquia, siendo su padrino Vicente García, y testigos Juan Martínez y Vicente Hernández.
“Primogénito de mis hermanos, que llegaron a cinco, e hijo de unos padres no sobrados de medios, fui creciendo entre el afecto y socorro de padres y abuelos”.
Su tío Domingo, Cura Párroco del pueblo: fiel cumplidor de sus deberes y obligaciones de Sacerdote, suele repetir (con mucha frecuencia) ante sus amigos: “Ya veréis, ya veréis cómo este perillán será algo. Vamos a educarle con esmero diligente; que si los principios son buenos, todo irá bien, y al contrario, si empezamos mal, perderemos tiempo, paciencia y dinero. A la escuela cuanto antes, y entre Campo (el Maestro) y yo le formaremos en la virtud y en el saber. Veréis cómo mi Andrés es algo el día de mañana”.
En el escudo de la familia Manjón, campea una capilla, símbolo de la Religión, y el yugo y las flechas (de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando) anagrama de la Patria española.
“... y a los 5 ó 6 años me enviaron a la Escuela. Estaba la Escuela donde hoy está, pero con menos luz y mayor pobreza que las que aún tiene. La habitación destinada a clase estaba en bajo y tenía por suelo la tierra, que por ser polvoriento cubrieron con lanchas los vecinos; por techo unas vigas y ripias de duela sin afinaciones de garlopa ni ajustes de cielos rasos; las paredes estaban enjalbegadas con tierra blanca; sin otro respiradero que una ventana de una vara que daba al mediodía, por donde entraba la oscura luz a aquella mísera y lóbrega estancia”.
Desde los siete a los once años asiste a la escuela de su pueblo. Recibe la primera Comunión de mano de su tío D. Domingo, Párroco del pueblo, sobre la edad de diez años. Es confirmado por el Arzobispo de Burgos, Don Cirilo de Alameda y Brea (1.781 - 1.872).
“De Maestro teníamos a Don Francisco Campo, natural de Rocamundo, hombre alto y huesoso, sin carrera, muy amigo de dar palmetazos y recorridos con las disciplinas, por lo cual le temíamos como se teme a un verdugo”.
Nota: Rocamundo es una localidad cántabra del municipio de Valderredible, a poco más de 10 kilómetros de Sargentes de la Lora.
“Con tal Maestro y tal local, donde se mascaba el polvo y el aire, no es de extrañar que rehusáramos ir a la Escuela, como se rehusan el veneno y la cárcel. Por lo menos, yo confieso mi culpa, aborrecía la Escuela y temía al Maestro, y, cuando podía, me libraba de los dos escondiéndome”.
Andrés completa sus estudios en la cercana localidad de Sedano. Una escuela tradicional… donde “la letra con sangre entra“ y se "cultivaba" la memoria repetitiva y mecánica… Esta experiencia frustrante le marcaría para toda su vida.
“Muy cerca de Sargentes hay un pueblecito de 16 vecinos; su nombre es Ayoluengo, por tener un hermoso monte con hayas respetadas y miradas con todo interés hasta el día de hov. Y así como en Sargentes estaba el buenísimo Don Domingo Manjón, como Párroco y Padre de los sargentinos, en Ayoluengo estaba de Párroco el no menos venerable y venerado Don Cipriano Hidalgo, sencillo y bueno como Don Domingo, y muy atento a la santificación propia y de sus queridos feligreses. Vivía en compañía de Don Cipriano un hermanito suyo (Donato), en el cual tenía aquél puestas sus ilusiones, como su compañero y amigo, en Andrés, por ser el muchacho de agudo ingenio, bien inclinado al estudio, y naturalmente laborioso. Entre estos dos venerables Sacerdotes existía un inocente pugilato sobre cuál de los dos niños brillaría más en la sociedad. Mi Andrés, decía Don Domingo, será Cura, Canónigo y acaso Obispo; pues de esta madera son todos. El mío, interrumpía Don Cipriano, irá por otras sendas, estudiará para Abogado y será Juez, Magistrado, tal vez Ministro, ¡quién sabe!. Y ambos niños estudiaban sin apenas darse cuenta de las ocurrencias, opiniones y sueños de sus protectores”. (“Apuntes para una biografía de Don Andrés Manjón”, de “Un Maestro”, 1.924). Las rabonas o novillos estaban a la orden del día… Hasta que se convenció, que no había más remedio que optar, entre la Escuela o el castigo, y optó por la Escuela, aunque no de buen grado...
“Donde se ha levantado este Colegio para niños, había una capachera ruinosa y mal tejada, con dos viejos carros, bajo de cuyas cañas yo me ocultaba, saliendo a la hora de ir a casa, como si hubiera asistido a la Escuela. Mis padres (q. e. p. d.) se enteraron, y mediante una tunda de ellos y otra, de Campos, el enérgico Maestro, opté por volver a asistir a la Escuela, como quien opta entre la cárcel y la horca, por el mal menor”.
Nota: Por “capachera”, hemos de entender el lugar donde se hacen capachos (Recipiente de esparto u otro material flexible, con dos asas pequeñas y generalmente más ancho que alto, que se usa en la construcción para transportar materiales).
Y a la Escuela asistió, pero nada extraordinario se notó en él, salvo cierta facilidad para aprender... y una aversión (hacia el estudio y Escuela)... propiciada por la falta de una “Escuela Sana” y “por la cara de palo y palos” del severo, aunque bueno, Don Francisco Campos.
“Allí, en aquella estrecha, baja, oscura y polvorienta cárcel, titulada hoy Escuela Nacional, aprendí a mal leer, escribir, contar y la doctrina cristiana; pero todo mal y rutinariamente, sin desarrollo de facultades ni ejercicios de composición y discurso: maquinalmente”.
Andrés viste y estudia, pobremente... (pero con decoro y limpieza) y en pobreza vivió siempre… Sus padres y su tío Don Domingo ven con agrado la sencillez y modestia en que se desenvuelve la vida del muchacho.
Ayoluengo de la Lora
“Para darme un barniz de Escuela superior, me llevaron por seis meses a la Escuela de Sedano, donde viví con Gabriel Campo en casa de su tío Bonifacio, y aprovechamos más en el arte de buscar caracoles, cantueso, salvia y otras yerbas, en cazar pájaros y coger cerezas, que en el arte de leer y escribir”.
Nota: Sedano es una localidad burgalesa, cabecera del municipio de Valle de Sedano. Situada en el valle del río Moradillo, al Sur del Espacio Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. En el Barrio de Valdemoro se encuentra la casa veraniega del escritor Miguel Delibes (Miguel Delibes Setién, 1.920 - 2.010). Algo más de 18 kilómetros separan Sedano de Sargentes de la Lora.
Cuando Andrés y su amigo Donato Hidalgo, regresan del Colegio, una vez terminados los exámenes, los dos venerables Sacerdotes comparan las notas obtenidas, discuten, miran al mañana, y se ven felices y muy honrados, por tener dos esperanzas fundadas en sus respectivos colegiales.
Panorámica de Sedano
“Con este menguado bagaje literario me enviaron a Barrio Panizares a estudiar latín con Don Marcos Hugo, Párroco nuevo de aquél pueblo, donde pescábamos truchas y cangrejos, manzanas y huevos, a la vez que declinaciones y conjugaciones de la lengua latina”.
Nota: Barrio Panizares es una pedanía del municipio burgalés de Basconcillos del Tozo, situado al Sur de la Lora, en un terreno con fuerte pendiente, junto al río Rudrón. Poco más de 11 kilómetros separan Barrio Panizares de Sargentes de la Lora.
Barrio Panizares
“Tenía yo entonces 11 años. Trasladaron por concurso a Cortes, junto a Burgos, a Don Marcos y con él me llevaron hasta que vino a Polientes Don Liborio Ruiz, con el cual mi tío Don Domingo (q. g. h.) había estudiado también el Nebrija. En Polientes estudié latín durante tres años, sin entender al principio lo que estudiaba, aunque al fin me dijeron que nada me restaba que aprender en aquella Preceptoría”.
Notas:
Cortes es un “Barrio en la provincia, partido judicial, diócesis, audiencia territorial, capitanía general y ayuntamiento de Burgos (1/2 legua); Situado sobre una loma en clima muy sano; sin embargo de reinar los vientos N y SE, las pulmonías son las enfermedades que produce con más frecuencia (...) comprende al N el hermoso monasterio de la cartuja de Miraflores, y casi al N el pequeño monte llamado Estepar, poblado de robles y estepas, el cual perteneció a dicho monasterio” (Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar).
Polientes es la capital “valluca” del municipio cántabro de Valderredible. Está situada en el centro del valle y en la margen izquierda del río Ebro. Su nombre procede del término latino, “pollens” (fuerte, poderoso). En la zona alta de su núcleo urbano estuvo el asentamiento original, hoy conocido como Barrio del Palacio. En la plaza del pueblo (centro político y social del pueblo y del valle) había una vieja Olma con dos enormes troncos, y bajo su sombra se realizaba el mercado, se cerraban los acuerdos y contratos, y en su corteza se publicaban las noticias y bandos municipales. Unos 14 kilómetros separan Polientes de Sargentes de la Lora.
Preceptoría: Academia preparatoria para el ingreso en los Seminarios Eclesiásticos. En ellas se enseña únicamente Latín y Castellano, y de ordinario es el Párroco del pueblo quien hace de Director y Maestro.
Corre el año 1.857, y el niño Andrés Manjón ya sabe leer, escribir y contar correctamente, y hasta canta la Epístola en la Misa Parroquial... con gran orgullo y satisfacción de su tío Don Domingo.
“Lo mismo Don Marcos que Don Liborio tenían por sistema castigar y meter la ciencia en fuerza de repeticiones y con el auxilio del palo, pareciéndose en esto al terrible Campos, mi primer Maestro; sacando yo la conclusión de que para ser Maestro lo primero que se necesita es reñir y pegar y poner cara de pa!o”.
Con mucha frecuencia, Andrés recibe la visita de sus padres y de su tío... y siempre les dice que ni vale para estudiar, ni quiere coger los libros, y que aprende con mucha dificultad: “Dios no me quiere para estudiante”.
Al fin cobró alguna afición... y en Junio del año 1.860, su Maestro Don Liborio, le doctora en Latín y les dice a su tío y a sus padres que ya puede ir a Burgos, porque en Polientes no tiene ya nada que aprender.
“Recuerdo que al despedirme de la Preceptoría de Polientes y trepar hasta el Somo (altura que domina el Valle Redible y en donde empieza la Lora), tendí sobre mis compañeros de Polientes una mirada de compasión, y volviendo la vista hacia Burgos, a donde iba a examinarme, me dije con petulante vanidad: ¿Qué me podrán preguntar en Burgos que yo no haya aprendido en Polientes?”.
En la epidemia de tifus que se declara en Sargentes y que mata al médico... Sebastiana y su hijo Andrés atienden a los enfermos. Mientras ella limpia a los enfermos y las casas... él reza, da las medicinas y reconforta sus almas.
“Es de advertir que era corriente el oír a los latinos de mi Preceptoría que un gramático de Polientes se podía presentar en todas partes con la visera alzada, sin temor a nadie”.
Orden, disciplina, látigo y trabajo, era el lema las Preceptorías. Entre todas ellas tuvo fama la de Polientes, aldea situada en el pintoresco Valle Redible, frente a una montaña siempre verde, cuajada de robles y nogales, y regada por el caudaloso Ebro, que nace un poco más arriba, en Fontibre (Santander).
Burgos
“Llegué, pues, a Burgos, y en un Colegio titulado de San Carlos, a cargo de los PP. Jesuítas, me examinaron de Latín, y me dijeron que necesitaba cursar un año de perfección. ¡Qué desencanto fué el mío! Y más cuando añadieron que si sabía algo de Retórica, Poética, Geografía, Historia, Griego y no sé qué más cosas, de las cuales ni había oído hablar…”.
Año 1.861, Andrés es alumno externo del Seminario Mayor de Burgos. Vive en la Calle Alta (hoy Fernán González) en casa del señor Manzano, que se dedica a hospedar estudiantes pobres mediante una módica pensión.
“En un año pretendieron aquellos santos Padres darme un barniz de todas estas asignaturas, que, claro es, no pude digerir, más una mano de asperón y garlopa para suavizarme, lo cual no consiguieron, sino muy imperfectamente”.
Tras haber respondido con brillante suficiencia a cuantas cuestiones sobre Latín, Griego, Historia y Ciencias le formuló un severo tribunal, obtuvo la máxima calificación que se otorgaba entonces en dichos centros ("meritissimus").
Diariamente y sin faltar un solo día, Andrés, con sus libros bajo el brazo, su aire pueblerino y su espíritu de observación, cruza las callejuelas que rodean a la Catedral burgalesa para asistir a clase en el Seminario de San Jerónimo.
“También recuerdo que mi tío el Cura (a quien debo lo que soy) me llevó a casa de Don José Real, Arcipreste y Cura que había sido de Tablada del Rudrón, y por entonces Párroco de Santiago en la Catedral de Burgos. Vanidoso el tío por el saber de su sobrino, me invitó a que leyera ante aquel anciano señor y una sobrina suya, que hacía de ama. Leí; y el Cura y la sobrina me dijeron que tenía el sonsonete de la aldea, y que si bien cortaba a derecho, no siempre acertaba a leer lo escrito... Otro desencanto para mí y mi pobre tío. Algo contrariado éste, observó que yo era el mejor lector de Sargentes y que todos mis Maestros me ponderaban…
— Sí, sí, repuso el ama, para Sargentes, para una aldea no lee del todo mal.
Y yo dije para mí: ¿Cómo se leerá en las ciudades? Después he aprendido que ni en la ciudad ni en las aldeas abundan los Maestros que enseñan a leer y son raros los lectores que saben dar vida y expresión a lo escrito”.
“Y si en leer sobresalía sin saber, ¿a qué se reducían mis conocimientos en escritura, sin forma caligráfica, sin ortografía, en Aritmética, reducida a ejecutar con tardanza y equivocaciones las cuatro operaciones de sumar, restar, multiplicar y dividir números enteros (sin jamás haberme hablado de decimales y sistema métrico) y de la Doctrina del P. Astete, que repetía como un fonógrafo, pero sin entenderla?”.
Andrés estudia con gusto, da sus lecciones con aplomo, oye respetuosamente las explicaciones de sus profesores y se esfuerza en ser el “primus inter aequales”. Acaba el primer curso de Filosofía escolástica con las máximas calificaciones.
Seminario de Burgos
Con 17 años, cuando cursa el tercer año de Filosofía, fallece su padre. Andrés quiere regresar a Sargentes para ayudar a su madre y hermanos, pero su madre le convence de que debe continuar la carrera eclesiástica.
Cuando va a finalizar el ciclo de las disciplinas filosóficas, un suspenso en Derecho Natural, del profesor Domingo Peña (al parecer injusto)... hace que Andrés se avergüence… y no va a su pueblo para pasar las vacaciones al lado de su familia.
Sale de Burgos, sin rumbo determinado, junto a un compañero (Manuel Campos Salce). Van de pueblo en pueblo, dedicándose a las ocupaciones más dispares… llegan a Oviedo cuando ya han pasado 3 meses… allí se arrepiente de esa vida bohemia y regresa a Burgos, donde le espera su madre que, “le leyó la cartilla”. En esos tres meses de “vagabundeo” aprende la gran lección de la vida, reflejada en esta frase suya: “A un suspenso le debo lo que soy”.
Normalizada, pues, su situación en el seminario, renovó sin problemas su estatus de alumno aventajado y llegó a reconciliarse con Domingo Peña, a quien no le importó reconocer que Andrés Manjón era uno de los mejores estudiantes que había conocido.
Andrés continúa, incansable e imparable, aprendiendo cada día… hasta llegar a ser Catedrático… y con el tiempo… hacer realidad su ideal "utópico" de las Escuelas del Ave María, primero en Granada y después, como una mancha de aceite incontenible… por toda España y algunos países del extranjero… pero esa es una parte de la "Historia de su vida" que ha sido ya muy extensamente publicitada…. y que recomiendo su lectura, en cualquiera de las excelentes biografías escritas sobre Don Andrés Manjón...
Voy a terminar este sencillo articulito, en el que he intentado plasmar algunas pinceladas de luz. sobre la niñez y juventud de Don Andrés Manjón… retomando a su paisano, amigo y compañero, Donato Hidalgo, que llegó a ser Presidente de la Audiencia de Granada, y dejó una estela de virtudes, para honra de la Magistratura... En 1.897, Andrés le administra a Donato, en su lecho de muerte, los últimos Sacramentos... y después de abrazarse entre ellos… se despidieron con un “hasta luego”...
Colofón
A la muerte de su madre (26 de febrero de 1.898, día del Beato Sebastián Aparicio, pastor, jornalero, socorro de huérfanos y de viudas), Andrés deja escrito en su diario:“Era una santa sin ruido. De pequeña perdió a su padre y le dieron padrastro y niños que cuidar, por lo cual no la admitían en la escuela y no aprendió las letras; pero sí la Doctrina que desde fuera oía. Casó joven con un primo, que enfermó y murió pronto, dejándole 5 hijos. Obligada por la pobreza empuñó la esteva (el arado) y aró, cavó y segó, para poder dar un pedazo de pan de morcajo (mezcla de trigo y centeno) a sus hijos. Cuando éstos estuvieron colocados, siguió trabajando, vistiendo de sayal, comiendo titos (almorta, chícharos) y negándose a recibir dineros preguntándose: yo ¿para qué los quiero?. Jamás temió a muertos ni a vivos, sólo a Dios. Hacía viajes de noche y de día, sola y sin precauciones, ayudaba a sus muertos, asistía a los apestados cuando todos los abandonaban y los llevaba al cementerio si morían y no había quien por miedo se atreviera. Al caer en cama, dio su ropa a los pobres, mostró grandes y continuos deseos de morir por ver lo que Dios le tenía preparado; comulgó dos veces, deseaba le estuvieran leyendo siempre la recomendación del alma, mandó que se la enterrara en el suelo y sin caja, y murió creyendo y esperando con fe viva. Al final de su vida, cuando no se podía mudar ni mover, un nieto médico observó en ella una dislocación muy molesta; preguntándole cuánto tiempo hacía que la sufría, contestó que veinticinco años, y a nadie se lo había manifestado. Descanse en paz la buena madre de este mal hijo; goce de Dios aquélla a quien tantas veces hice llorar, y que me engendró dos veces, una para el mundo y otra para Cristo”.
“El principio de las Escuelas del Ave María fue así : Llevaba en mi mente hacía años la idea de poner Escuelas en el campo, y cuando paseaba por los alrededores de Granada (que era siempre que podía), se me recrecían los deseos, y más cuando en 1.886 subí de Canónigo al Sacromonte y vi despacio aquellos caminos, cármenes y cuevas …. Más he aquí que un día que bajaba sobre mi burra mansa, para la Universidad (y montado como siempre en el borriquito de mi fijo pensamiento), oí sorprendido canturrear la Doctrina Cristiana en una cueva que caía sobre el camino, y me dio un salto el corazón. Descendí de la burra, trepé por las veredas y hallé en una cueva una mujer pequeña y vulgar, rodeada de diez chiquillas, algunas de cuales eran gitanas. Entonces me avergoncé de no haber hecho yo siquiera lo que aquella mujer salida del Hospicio estaba haciendo”.
Nota: Andrés, continuó su obra: aquella pobre mujer le había enseñado más que todos los libros; así que compró un carmen al pié de la casa-cueva, habló con una Maestra titulada, y abrió su escuela el martes, 1 de Octubre de 1.889. El sábado, 12 de Octubre, festividad de la Virgen del Pilar, la Escuela fue solemnemente inaugurada… comenzaba a cumplirse la “Utopía de Don Andrés...
Anexo He leído una anécdota que le ocurrió a Don Andrés, en un viaje en tren, desde Madrid Granada. En el vagón coincidió con un matrimonio madrileño que viajaba por primera vez a la ciudad y al enterarse de que el sacerdote era granadino entablaron conversación sobre los lugares que querían visitar. En la charla… el marido habló de las Escuelas del Ave María… y la señora se deshizo en elogios hacia la figura del fundador, del que dijo que era un santo y que uno de sus deseos era llevarse un retrato suyo para que su imagen santificara su casa… unos días más tarde, cuando el matrimonio visitó las Escuelas, reconocieron al fundador de la obra del Ave María... La dama insistió en hacer una foto... y Don Andrés, con la ironía que le caracterizaba, le entregó una imagen suya a lomos de su borriquilla y al pie del retrato le escribió esta dedicatoria: “A tal santo, tal peana”.
ANEXO - I
Ciudad del Vaticano (Roma - Italia), martes, 24 de Noviembre de 2.020. “Alarma - II / día 30”.
Según ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en su Boletín 607: El Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio - Buenos Aires, 17 de Diciembre de 1.936) ha autorizado el "Decreto de las Virtudes Heroicas" del Padre Sacerdote Andrés Manjón y Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María.
El Papa Francisco
El Santo Padre ha autorizado la promulgación del nuevo Decreto al recibir en audiencia, ayer, lunes, 23 de Noviembre a Su Excelencia Reverendísima Monseñor Marcello Semeraro (Monteroni di Lecce, Apulia; 22 de Diciembre de 1.947), Prefecto de la “Congregación para las Causas de los Santos” (nombrado el pasado 15 de Octubre).
La basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano.
La declaración supone el primer paso de la Causa de Canonización del hasta ahora llamado “Siervo de Dios”, y que a partir de ahora, pasará a denominarse “Venerable”.
Ahora comienza una nueva fase en el Proceso de Canonización: la acreditación de milagros atribuidos a la intercesión del Padre Manjón. De verificarse… sería tratado con el apelativo de “Beato” y luego, “Santo”.
Padre Sacerdote Andrés Manjón y Manjón.
Es un proceso largo (en la mayoría de los casos), pero ya es un gran mérito, que el Vaticano reconozca 97 años después de su fallecimiento, que la obra del Padre Manjón sigue plenamente vigente en las Escuelas del Ave María.
Logo Obra Social Colegio Padre Manjón.
Nota: Además del Decreto del Padre Manjón, en el mismo acto, el Santo Padre ha autorizado a la Congregación a promulgar los Decretos concernientes a:
el milagro, atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Mario Ciceri, sacerdote diocesano, párroco de Sulbiate. Nació el 1 de Septiembre de 1.900 en Veduggio (Italia). El 9 de Febrero de 1.945, cuando regresaba en bicicleta de Verderio, donde había ayudado al párroco en las confesiones, le atropelló un carro. Falleció en Brentana di Sulbiate (Italia) el 4 de Abril de 1.945 (rezando por el fin de la II Guerra Mundial… hecho que ocurrió 34 días después).
el martirio de los Siervos de Dios Juan Elías Medina, sacerdote diocesano, y 126 compañeros, sacerdotes, religiosos y laicos; asesinados, por odio a la fe, en España, entre 1.936 y 1.939.
las virtudes heroicas del Siervo de Dios Fortunato Maria Farina, arzobispo titular de Adrianópolis de Onoriade, antiguo obispo de Troya y Foggia; nacido el 8 de Marzo de 1.881 en Baronissi (Italia) y fallecido en Foggia (Italia) el 20 de Febrero de 1.954.
las virtudes heroicas del Siervo de Dios Alfonso Ugolini, sacerdote diocesano; nacido el 22 de Agosto de 1.908 en Thionville (Francia) y fallecido en Sassuolo (Italia) el 25 de Octubre de 1.999.
las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Maria Francesca Ticchi (en el siglo, Clementina Adelaide Cesira), monja profesa de las Clarisas Capuchinas; nacida el 23 de Abril de 1.887 en Belforte all'Isauro (Italia) y fallecida en Mercatello sul Metauro (Italia) el 20 de Junio de 1.922.
las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Maria Carola Cecchin (en el siglo, Fiorina), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de San José Benedicto Cottolengo; nacida el 3 de Abril de 1.877 en Cittadella (Italia) y fallecida en el barco de vapor cuando regresaba de Kenia a Italia el 13 de Noviembre de 1.925.
las virtudes heroicas de la Sierva de Dios María Francesca Giannetto (en el siglo, Carmela), religiosa profesa de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada; nacida el 30 de Abril de 1.902 en Camaro Superiore (Italia) y fallecida allí el 16 de Febrero de 1.930.