Amanece en Cabo de Gata... es un día cualquiera del siglo XVI. El pedregoso y sinuoso litoral de origen volcánico, jalonado por abruptos acantilados, pequeñas calas, escondidas cuevas y solitarias playas, contrasta con los extensos territorios áridos de tierra adentro... en el somnoliento y desdibujado horizonte marino, el vigía de una galera de temidos piratas berberiscos acaba de divisar la codiciada costa... el rápido desembarco está próximo... y con él vendrán el saqueo y la toma de prisioneros que, darán pingües ganancias, en la venta en el mercado de esclavos de Argel... pero el vigilante de guardia en la Torre de la Vela Blanca, también ha divisado las velas de la galera… y avisa con prontitud… para que esa desgracia, no suceda…
Sobre la defensa de la costa oriental almeriense en el devenir de la historia
Desde la Prehistoria, el mar ha sido una vía de comunicación, a través del que se han transmitido y difundido los avances culturales de la humanidad, pero también ha sido el medio por el que se han desplazado la violencia y las guerras entre los pueblos, dando lugar a que, en sus orillas, se construyeran dispositivos de defensa que avisaran y, en su caso, defendieran a quienes habitaban sus costas y lugares inmediatos del interior.
Las atalayas de vigilancia son el más elemental de estos dispositivos de defensa. Pero su función, en principio, apenas superaba la observación y transmisión de señales.
Estaban conectadas visualmente, unas con otras, y los vigilantes (atalayeros o torreros) mediante fogatas, de noche y con señales de humo (humaradas) durante el día, transmitían el aviso del peligro divisado en la lejanía.
Desde nuestra más remota Historia, a lo largo de todas las costas andaluzas y en las de Cabo de Gata, en particular, se produjo un hecho constante: la inseguridad en la vida habitual de sus pobladores por la presencia de piratas.
La palabra "pirata", deriva de la latina "pirāta", que significa, "atacar", "asaltar".
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como: "3. m y f. Persona que, junto con otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar".
El artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) determina que constituye piratería: “a) Todo acto ilegal de violencia o de detención o todo acto de depredación cometidos con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque privado o de una aeronave privada…”.
En realidad, la "piratería" es una "forma de vida"... una "industria del saqueo" tan antigua… como la historia de la Navegación: la captura de personas para ser vendidas como esclavos era una práctica habitual y muy lucrativa.
A modo de ejemplo:
los egipcios (siglo XII a.C.) consideraban a los “Pueblos del Mar” como “piratas”: llegaron a Egipto navegando y se dedicaron efectuar saqueos.
Polícrates de Samos (570 - 522 a. C.), saqueó toda Asia Menor, con más de 100 barcos, llamados “penteconteros” y dotados con 50 remeros y 10 arqueros cada uno.
Durante el Imperio Romano, los piratas eran el principal impedimento para el comercio marítimo… según relata Plutarco (46 - 127) en su obra, “Vidas paralelas”, un joven Cayo Julio César (100 - 44 a C.)(con apenas 25 años de edad y que después llegó a ser, el último Dictador de Roma), viajaba en barco para estudiar en la Academia de Oratoria y Elocuencia de Apolonio Molón, cuando fue secuestrado, cerca de la Isla de Rodas, en la costa de Farmakonisi (a medio camino del Dodecaneso y la costa Oeste de Turquía) por piratas de Cilicia, que ya entonces infectaban el mar con grandes escuadras e inmenso número de buques, ... los piratas pedían 20 talentos de plata por su rescate… pero Julio, “se echó a reír, como que no sabían quién era el cautivo, y voluntariamente se obligó a darles 50“... su cautiverio duró 38 días… Al volver los enviados con el rescate establecido, Cayo Julio fue liberado… e, inmediatamente, organizó una pequeña flota con la que sorprendió a los piratas en su propia base, los capturó y entregó a Marco Junio Junco, gobernador de Asia, pero ante su inacción… se tomó la justicia por su mano crucificándolos a todos...
Nota: El Talento era una unidad de medida monetaria utilizada en la antigüedad, equivalente al peso aproximado del agua necesaria para llenar un ánfora (alrededor de un pie cúbico), o sea, en Roma, unos 32’3 kilogramos.
Desde la época de dominio musulmán, se intenta poner remedio al secular problema de la piratería en las costas.
Así Abderramán I o Abd al-Rahmán I al-Dahil (el Emigrado) (731- 788) ordena construir una torre vigía en la Chanca (sobre el actual puerto de Almería) y acuerda el apoyo de los Banú Hasán (tribu de yemeníes) que se instalan en las tierras de la antigua “Urci” visigótica, convertida ahora en “Urs-al-Yaman” (Urci de los yemeníes), con capital en Pechina, al Norte del Almería.
Entre los años 840 y 861, los constantes ataques normandos animaron al emir Omeya a construir fortalezas defensivas en la costa.
Al final del gobierno de Muhammad I (852-886) se produce la llegada de “marinos mozárabes y muladíes españoles que habían huido de Cartagena, en la Cora de Tudmir (Murcia)”. Tras unos iniciales conflictos de convivencia, ambos grupos pactaron el nacimiento de la República marítima y comercial de Pechina, independiente de la Cora de Elvira (Granada) y hermanada con Túnez y los pueblos de El Magreb, para el control de la zona del Mar de Alborán.
En la zona de Cabo de Gata, ya en el siglo XII, el cartógrafo, geógrafo y viajero ceutí, Al-Idrisi (1.099 - 1.165) describe en la ruta entre Murcia y Almería, la ”as-Sama Albaida” ó “Axama Albaida”, situada entre el arrecife y cabo ibn Aswad. Posiblemente se tratara de una torre construida durante el Emirato de Abd al-Rahmán II (792 - 852) por árabes yemeníes. Este “ribat” (fortaleza de vida mística y guerrera), hoy desaparecido (no aparece relacionada en las "Instrucciones" de 1.497, ni de 1.501), será la primera construcción comunal islámica de importancia en la comarca de Níjar.
En 1.147, el rey leonés Alfonso VII (1.105 - 1.157), al mando de una flota confederada cristiana (en la que participaba la armada genovesa y su capitán Caffaro di Rustico da Caschifellone, 1.080 - 1.164), invadió la zona de Cabo de Gata para terminar con el pirateo incontrolado que realizaba la República de Pechina en el mar de Alborán y en concreto, con las incursiones del pirata Maimono.
Desde entonces y hasta el año 1.488, el reino Nazarí de Granada, construye los castillos de Huebro, Inox y Tarbal, las torres vigía de la costa y el fuerte de Rodalquilar. En esa época, hay información sobre "Al-Hawan" (Agua Amarga) como asentamiento humano estable (1.348), y sobre el fondeadero de Chávala (San Pedro).
Cayó Almería en manos castellanas en 1.489 y Granada en 1.492, finalizando ocho siglos de cultura árabe.
Los ataques piratas a las costas de Cabo de Gata, se vieron incrementados tras la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos y la consiguiente llegada a los enclaves costeros norteafricanos de los nazaríes que, por la presión político/religiosa, tuvieron que dejar su tierra y marchar al otro lado del mar Mediterráneo, a su nueva patria de acogida… a un exilio sin retorno...
Algunos de los expulsados, espoleados por la frustración y la humillación sufrida, utilizaron sus fortunas para financiar flotas de piratas que atacaran y socavaran los intereses del naciente reino castellano (tanto en el mar, como mediante incursiones terrestres).
Su perfecto conocimiento de la costa, costumbres e idioma, hizo de ellos unos expertos guías, lenguas, adalides e, incluso, arráeces (capitanes) que, en muchos casos, contaron con la connivencia y el apoyo de sus correligionarios moriscos, que permanecían en la península.
La situación de inseguridad y permanente amenaza de la piratería, agravó las difíciles condiciones de vida de la población… y este tramo de costa, sería conocido durante la Edad Moderna como “Costa de los Piratas”.
La costa de Almería estaba provista de algunas atalayas defensivas, pero los piratas tenían estrategias para pasar desapercibidos... solían hacer sus incursiones durante la noche y usaban pequeños barcos (tipo fragata), que sacaban a tierra y camuflaban bajo ramas para que fuese imposible divisarlos.
Torre vigía de Cala Higuera y la había y casco urbano de San José
Los Reyes Católicos (en 1.497), intentaron dotar la zona de un sistema defensivo basado en torres, estancias, castillos y presidios (tierra adentro), con el que poder contrarrestar (a menudo sin éxito), las agresiones, saqueos y desembarcos a que los piratas (moros, turcos y berberiscos) sometieron, durante mucho tiempo, a los habitantes de las tierras próximas al Cabo de Gata y a los navegantes que surcaban sus aguas.
La poco poblada costa del Cabo de Gata se convirtió en un enclave muy importante en esta “guerra”: los piratas utilizaban la zona para aguar (en la Cala de San Pedro), para fondear y reparar sus barcos (en la bahía de la Isleta del Moro) y para capturar esclavos.
Los navíos de los piratas berberiscos (bergantines, fustas, galeras y galeotas) utilizaban velas, pero por su deficiente diseño, necesitaban la ayuda de bancadas de prisioneros, esclavizados y obligados a servir como remeros: encadenados y maltratados, hasta que, agotados por el esfuerzo inhumano y desfallecidos por la magra dieta (de pan con vinagre), dejaban de responder a los latigazos y eran arrojados por la borda...
También buscaban los piratas enriquecerse vendiendo en los mercados de esclavos a niños y mujeres (para los harenes de Berbería).
En un principio, estas expediciones eran de carácter “pirático”: saqueo y rapto de personas, con su posterior, pago del rescate o la venta de esclavos; pero después, se organizaron bajo Autorización Real y con “Patente de Corso”.
El temor, por parte de la población, a los asaltos, incursiones y capturas piráticas y corsarias, dió lugar al abandono del litoral oriental. En esas circunstancias nació la popular frase: “no hay moros en la costa”.
El Cabo de Gata, se convirtió en un verdadero “nido de piratas”, donde hacían (con toda impunidad) incursiones y aguadas.
Al mismo tiempo, a ambas orillas del Mar de Alborán, se desarrolló una “red de solidaridad”: las órdenes religiosas (trinitarios y mercedarios) se establecieron en las plazas piratas norteafricanas, para auxiliar a los cautivos y negociar su rescate. Muchos de los cautivos liberados se convirtieron (con su conocimiento de la lengua y cultura pirática), en los mejores interlocutores e intermediarios en los rescates.
Según las crónicas, los piratas partían de puertos como Argel, Bujía, Orán, Túnez (isla de Djerba), Trípoli, Salé, etc en busca de botines en tierras cristianas y, sin duda, los más temibles de todos eran los “Berberiscos”, aquellos que venían de Berbería, término que define a la zona del Magreb, donde sus habitantes eran originarios de la etnia bereber.
La piratería convirtió el mar Mediterráneo en un feroz infierno… Las costas de Cabo de Gata estaban bañadas por aguas llenas de navíos piratas que aparecían… como de la nada… de forma sorpresiva y letal… daban su "golpe de mano"... y desaparecían de nuevo, en aquella masa de agua salada, sin dejar rastro….
Para resguardarse de sus constantes incursiones, se levantaron baterías defensivas y torres vigías para hacerles frente. Todas ellas fueron nombradas bajo la advocación cristiana: San Felipe, San Francisco de Paula, San José, San Miguel, San Pedro, San Ramón y Santiago son los nombres de las fortificaciones que, en la medida de lo posible, protegían las calas y playas del Cabo de Gata.
A los berberiscos, algunos de ellos tan conocidos como los hermanos Barbarroja, quienes desde Argel sembraron el terror en el Mediterráneo oriental, los piratas de la república independiente de Salé o el terrible pirata morisco Al-Doghalí, se sumaron ataques de corsarios británicos, holandeses y franceses deseosos de hacerse con las riquezas de la flota de Indias que arribaba a las costas andaluzas.
Fue el corsario turco Baba Aruj, más conocido como Barbarroja (1.475 - 1.546), el más temido y famoso de todos.
Kemal Reis
A modo de ejemplo, estos son algunos de los sucesos documentados a lo largo del siglo XVI:
La presencia del corsario turco y almirante otomano Camali (Kemal Reis, 1.451 - 1.511) en el mar de Alborán (1.505), provoca movimiento de tropas en Almería.
En Febrero de 1.523, se documenta un asalto desbaratado por el capitán Alvar Gómez de Orozco “el Zagal”, señor del Marchal y de Miraflores, de cinco fustas, con la ayuda de unos pastores y de las guardas de la mar (vigilantes torreros).
En 1.529, Barbarroja obliga a la defensa almeriense a aplicarse al máximo para detener un nuevo ataque.
Ataque que se repitió en 1.545 con Hasan Pasha (1.517 - 1.572), hijo de Barbarroja.
Una situación límite se vivió en 1.561, siendo Regidor de Almería, Sebastián Ochoa de Careaga (1.501 - 1.570), cuando decenas de naves piratas se acercaron a Cabo de Gata, teniendo las autoridades que cerrar las puertas de la ciudad de Almería durante varias jornadas hasta que el peligro hubo pasado.
En mayo de 1.558 Agua Amarga había sido saqueada por los ocupantes de una escuadra de 35 navíos argelinos.
En octubre de 1.565 el pirata Dalí partió de Argel con 12 barcos y amarró en la playa de Los Genoveses, donde asaltó a 2 naves francesas que terminaron ardiendo.
Un episodio sangriento tuvo lugar el 23 de Septiembre de 1.566, cuando fondearon 9 navíos piratas en la cala de Agua Amarga, e hicieron una incursión hasta Tabernas, matando, robando y aprisionando a 48 “cristianos viejos”.
Existían, desde la expulsión de los moriscos, fuertes (San Pedro, 1.583 y San Ramón en Rodalquilar) que contaron con guarnición y varias torres que, desatendidas por inseguras, no sirvieron para estabilizar la región.
Los asaltos de piratas y desembarcos de naves africanas tuvieron en vilo a la Compañía de Milicia urbana de Níjar, que atendía desde la Torre de Mesa Roldán hasta la de la Vela Blanca y el Castillo de San Francisco de Paula en Cabo de Gata.
Durante el siglo XVII la falta de recursos impidió la reconstrucción de lo destruido por el terremoto de San Silvestre (1.658), salvo cuando entregó las fortalezas a personal civil que sufragaban los quebrantos a cambio de su alcaldía.
A mediados de siglo XVIII, el rey Carlos III (1.716 - 1.788) promulga el Reglamento de Defensa de la Costa.
Las construcciones defensivas del siglo XVIII pretendían defender la zona de los ataques de piratas que asaltaban la costa en busca de minerales y agua.
Antes de finalizar el siglo, se restauran y construyen otros nuevos como el castillo de San Felipe en los Escullos (1.771); el de San José, del que hoy sólo quedan los cimientos; San Ramón, en el Playazo de Rodalquilar, y San Francisco de Paula, en el Cabo de Gata (desmantelado).
Esta mejora en el sistema defensivo de la costa, favoreció la consolidación de núcleos de población como Fernán Pérez, Pozo de los Frailes, Escullos, Cala Higuera y los pescadores de la Almadraba de Cabo de Gata.
De esas construcciones defensivas de la costa, aún podemos ver algunas... como las atalayas de la Vela Blanca, de Cala Higuera y de los Lobos (hoy Faro de La Polacra), el castillo de San Pedro, la batería de San Felipe de Los Escullos, el de San Ramón en el Playazo, la torre fuerte de los Alumbres o la torre batería de Mesa Roldán.
Uno de los últimos piratas de la zona fue Héctor Alonso de Aguilar, “El Joraique”. Al que el cantante y compositor, Juan Perro (Santiago Auserón Marruedo, 1.954), le dedicó una canción en su disco “Mr. Hambre” (2.000).
“Tus soldados, Rey Felipe No querrán poblar la tierra Mientras ande con su gente El Joraique por la sierra
Cada noche los cristianos Con los ojos muy abiertos Velan por no despertar En el reino de los muertos
Nadie alcanza a descansar De su carga al fin del día Porque está suelto El Joraique Por los montes de Almería
Dicen que Alonso El Joraique Con las sombras tiene un trato Que se cierran cuando salen Los soldados a rebato
Dicen que la media luna Le prestó su blanca espada Y antes de llegar el alba Él se la volvió encarnada
El Joraique prometía Yo daré fin a la guerra Si me dais la llave que abre La cancela de mi tierra
El monfí robó una barca A la mar echó su pena Dejó nueve pescadores Peces muertos en la arena
El Joraique allá en Tetuán Armó su negra goleta Ya llegó al Cabo de Gata Ya no duerme un alma quieta
No soñaron nunca más Las mujeres de Almería Que se les llevó El Joraique El ensueño a Berbería”.
La positiva labor del reformismo borbónico muy pronto quedó baldía: la Guerra de la Independencia (1.808 - 1.814) acabó demoliendo unas fortificaciones, desartillando otras y destruyendo, casi por completo, la labor realizada durante el siglo XVIII.
La debilidad de los Estados Norteafricanos, los cambios que trajo la incipiente la Revolución Industrial, unidos a la ruina en que quedó sumido el país…, hicieron que el dispositivo de defensa de la costa, no se volviera a poner en servicio… Los edificios del dispositivo militar se dedicaron a otros fines, se enajenaron o sencillamente se abandonaron a su suerte...
Durante el período de la Guerra Civil (1.936 - 1.939), se edificaron nuevas construcciones defensivas a lo largo de la costa de Cabo de Gata, de las que aún hoy quedan algunos restos.
En el Boletín Oficial del Estado del 5 de Mayo de 1.949, el Ministerio de Educación Nacional publica el Decreto de 22 de abril de 1.949, sobre protección de los castillos españoles. Para leer su texto, pulsar aquí>>>
En la actualidad (en un panorama geoestratégico), el litoral del Cabo de Gata, es parte de la frontera meridional del sector europeo de la alianza militar intercontinental, la OTAN. Y su defensa tiene unos niveles de seguridad superiores a los que haya tenido nunca.
Este conjunto de edificios, construidos en el pasado, para la defensa de las costas de Cabo de Gata, constituyen un legado, coherente y homogéneo, de la intervención humana en el espacio de este Parque Natural y su conservación (y valoración) son totalmente compatibles (y complementaria) con la de la Naturaleza que los rodea.
Invitación final
Os invito a acompañarme, en un largo paseo por la costa oriental almeriense, en el que recorreremos, de Sur a Norte, el Parque Natural Marítimo - Terrestre "Cabo de Gata - Níjar" y visitaremos las edificios (supervivientes) que se utilizaron en la vigilancia y defensa de éste privilegiado litoral. Si aceptáis mi invitación, pulsar aquí>>>
Nota: Gran parte de la información histórica recopilada para escribir éste artículo, la he tomado, tras la lectura de las monografías publicadas sobre éste tema por el historiador almeriense Antonio Gil Albarracín. Para cualquier interesado, que desee ampliar información, recomiendo su lectura.