El Camino, no es sólo caminar; para trasladarnos de un lugar hasta el siguiente (en el atávico itinerario)… hay que alimentarse… y lo habitual, es hacer sólo una comida “fuerte” al día…
Mientras se está caminando, el cuerpo hay que hidratarlo: para ello ha sido de gran ayuda el jarrillo de lata que porto sobre el pecho… marcando el “compás” en las subidas… y la inestimable colaboración de cada lugar por donde hemos pasado, llámese fuentes, pilares ó manantiales… que nos han aportado ese esencial, mejor “vital”, líquido elemento, imprescindible para el caminante.
Pero también, al cuerpo hay que darle de comer, con regularidad… porque el desvanecimiento, en nombre de “pájara”, siempre está ahí, al acecho… y “El Tío del Mazo” (como diría Perico Delgado...) es contundente y devastador…
Bueno, con éste breve escrito quiero recordar (incrementando la actividad de las glándulas salivares…), y antes de que se me olviden (porque si la mente humana es olvidadiza, por tareas selectivas y de capacidad de almacenaje… el estómago, lo es aún más: pues a cada momento hemos de recordarle lo que es la comida) algunos de los platos gastronómicos que, durante el Camino, hemos podido disfrutar (o sufrir…).
Voy a comenzar por el principio y el principio fue en León, donde llegamos el martes, 25 de Septiembre de 2.018, a las 7:15 de la tarde… después de un muy largo y tedioso viaje en autobús, que iniciamos a las 10 de la mañana en Granada, con trasbordo en la Estación de Autobuses Sur de Madrid.
Aquella noche, tras registrarnos en nuestro alojamiento (Albergue "San Francisco de Asís") y asistir a la Misa del Peregrino (en la Iglesia que hay a la vuelta de la esquina), dimos un paseo por los alrededores… y en la Taberna "La Taurina", sita en el número 20 de la calle Alcalde Miguel Castaño, nos tomamos unas cuantas cervezas "Alhambra" (fresquitas…), acompañadas por unas sabrosas tapas de jamón con aceite, ensaladilla rusa, patatas bravas, queso fresco con anchoas, lomo con patatas y patatas con ali-oli… y es que, tras el largo viaje, teníamos que recompensar y reconfortar al pedigueño estómago...
Estos reconfortantes aperitivos, se vieron acompañados, poco después, en el comedor del Albergue "San Francisco de Asís", donde cenamos una, humilde y calentita, sopa de maravillas y marisco, una delicada merluza en salsa y una bien condimentada ensalada con queso.
Al día siguiente, miércoles, 26 de Septiembre, "día de libre disposición" para nosotros, tras vagar, sin ninguna prisa, paseando, por las tranquilas y adormiladas calles leonesas, con visita a la catedral de Santa María y al Museo - Panteón de San Isidoro … al finalizar la mañana, fuimos a recalar, de nuevo… como los toros, que le tienen "querencia" a las tablas… a las gratas estancias de la Taberna "La Taurina", donde degustamos de alguno de sus platos más notorios y contundentes, como el revuelto de setas, los guisantes con jamón, el codillo ó el gallo a la plancha… Que buenos y sabrosos recuerdos…
El jueves, 27 de Septiembre, iniciamos "Nuestro Camino del Salvador" y en ese primer día de caminata, recorrimos los casi 31 kilómetros que separan León de La Robla (León) en algo más de 7 horas.
En el camino, hicimos una reconfortante parada culinaria en el poblado de Seca de Alba (León), donde en el "Bar de Marisa", nos tomamos unas refrescantes cervezas sin alcohol y unas reconstituyentes tapas de tortilla de patatas, chorizos a la sidra y huevos rellenos.
Ya en La Robla, cenamos en el "Bar La Bogadera", unos riquísimos espaguetis con atún y un jugoso y tierno filete de ternera con patatas fritas.
Nuestro segundo día en el Camino del Salvador, el viernes 28 de Septiembre, nos llevó desde La Robla hasta Poladura de la Tercia (León), ya en las estribaciones de los Picos de Europa, recorriendo casi 25 kilómetros, en algo más de 6 horas...
Poladura de la Tercia, es una pequeña aldea (con sólo 56 habitantes) del municipio de Villamanín, en la Comarca de la Montaña Central leonesa. La comida para la cena, la "encargamos por teléfono" a "La Posada" (Casa Rural), cercana al albergue municipal.
Nos avisaron por teléfono: la comida ya estaba lista… así que nos acercamos a recogerla… y cuando regresábamos con "nuestra cena" al albergue, nos empapamos con la fría lluvia de una tormenta otoñal… pero nos metió el cuerpo en calor… la humeante crema de champiñones, acompañada por una rica ensalada y culminada por unas costillas adobadas… de rechupete… yo ya no sé… si es que todo estaba buenísimo… o que la mente, también cansada y hambrienta… nos lo hacía parecer...
El sábado, 29 de Septiembre, nuestro tercer día en el Camino del Salvador, nos despedimos de la Montaña leonesa al salvar la cadena de los Picos de Europa por las inmediaciones del Puerto de Pajares (Asturias).
Aquel día recorrimos los algo más de 19 kilómetros, que separan Poladura de la Tercia (León) del poblado de Pajares (Asturias) en algo más de 5 horas.
Nuestro almuerzo - merienda - cena (todo en uno) consistió en un humilde y sabroso bocadillo, preparado, con todo su esmero, por nuestra hospitalera, Marisa: de tortilla de patatas y de pollo, tomate y lechuga.
Cuarto día del Camino del Salvador, domingo, 30 de Septiembre. Hemos recorrido casi 27 kilómetros, entre los poblados asturianos de Pajares y Pola de Lena, en algo más de 7 horas.
Y también hemos hecho una excepción, a esa regla no escrita de hacer sólo una comida fuerte al día… y a mitad de camino… nos hemos detenido a recuperar fuerzas en Campomanes, pequeña parroquia del Concejo asturiano de Lena, de algo más de 600 habitantes. Allí, en el Restaurante “Campomanes” (para qué se iban a calentar la cabeza buscando otro nombre…), nos hemos deleitado y reconfortado con un delicioso cuenco de pote asturiano, rematado con un “postre de la casa” y un café “aliñado” (con crema de whisky)...
Esa parada culinaria, no es que no nos hiciera falta… pero el caso, es que, poco después… nos sentíamos como el lobo del “cuento tradicional de los Siete Cabritillos” de los hermanos Grimm... con la barriga... como llena de piedras… cuando subíamos la zigzagueante y empinada cuesta que nos llevaba hasta la cima de la loma donde se encuentra la Iglesia de Santa Cristina de Lena: una preciosidad y una joya arquitectónica… de visita imprescindible…
Ya en Pola de Lena, sin hacerlo a conciencia… nos hemos saltado la recomendación de nuestro hospitalero del día, del “lugar idóneo” para ir a cenar… y, haciendo hora para la cena… hemos acabado en la “Sidrería Mino”, sita en la plaza del Mercado, 10: donde nos hemos puesto “tibios” de sidra natural (al final, han sido 4 botellas las que nos hemos bebido, escanciadas por el amable y servicial camarero...). El líquido e imprescindible elemento ha ido, copiosamente acompañado por unas generosas raciones de calamares, lacón con cachelos, así como de tapas de tortilla de patatas y de chorizos a la sidra (que periódicamente, el gentil camarero, pasaba en su bandeja para picotear) … esta noche “vamos plenos”... y vamos a dormir como los angelitos...
Quinto día de nuestra peregrinación por el Camino del Salvador. Lunes, 1 de Octubre. Más de 20 kilómetros y más de 4 horas de caminar, nos han llevado desde Pola de Lena a Mieres del Camino, tierra preñada y hollada por la minería del carbón (hasta hace unas decenas de años) e industrializada por la siderurgia del hierro al coque y el mercurio.
Antes de llegar a Mieres del Camino, hemos hecho una pequeña parada en Ujo (Uxo, en bable), donde, después de visitar su preciosa Iglesia románica de Santa Eulalia y de que el anciano cura párroco nos sellara la credencial del peregrino, hemos tomado en un bar cercano, una fresquita cerveza con limón y un bocadillito de lomo y queso.
El almuerzo - merienda lo hemos tomado en el Hostal “La Peña”, cercano al albergue donde nos alojamos esta noche… ha sido una comida contundente… a base de un sustancioso pote asturiano y carne guisada con patatas...
El Pote Asturiano ocupa un lugar predilecto en la cocina de cuchara y más tradicional de la región. Entre sus ingredientes esenciales: las berzas, las patatas, las “fabes asturianas” y el compango (chorizo, morcilla y panceta).
Estoy “notando”... que me estoy excediendo en la extensión del artículito… así que voy a abreviar… y hablar, escueta y someramente, sobre las comidas del resto de días de nuestra peregrinación a Santiago de Compostela, por los Caminos de Salvador y Primitivo, de las que guardo un grato recuerdo...
Haciendo mención del Bar “El Ovetense”, en Oviedo, con su deliciosa paella, su gustoso bacalao y sus sabrosos pinchitos… y la sidra con escanciador automático en forma de barril…
De San Juan de Villapañada (Asturias), siempre recordaré, gustosamente, la pasta "al momento", preparada en el Refugio por el hospitalero Domingo.
De Salas (Asturias), el Bar “Pachón”: la sopa, las judías con jamón, los boquerones con patatas fritas y la botella de sidra natural.
De Bodenaya (Asturias), Albergue de David y Celia: la cena "vegana" de ensalada y sopa que nos prepararon, con todo su cariño.
De Berducedo (Asturias): el arroz con calamares y el lacón con patatas.
De Grandas de Salime (Asturias): la crema de verduras con picatostes y la merluza con patatas fritas.
De O Cadavo (Lugo, Galicia): la ensalada mixta y el lomo con dos huevos y patatas fritas.
De San Román de Retorta (Lugo), Albergue "O Cándido": el jamón con melón y el pollo a la plancha con patatas fritas.
De Melide (La Coruña), la Pulpería "Ezequiel" con sus riquísimas raciones de pulpo y vino de la casa. Postre: tarta de orujo (buenísima).
De Boente (La Coruña), Albergue Alemán: la sopa de verduras y los macarrones a la boloñesa.
De Pedrouzo (La Coruña), Bar Restaurante "Rúa 19'0": el caldo gallego, las albóndigas con arroz y tomate y el queso de Arzúa con carne de membrillo.
Y de Santiago de Compostela, Bar Restaurante Puñal: el caldo gallego y la carne guisada.
Para terminar el articulito, sólo me queda otorgar “mis medallas”...
A las comidas “más malas”... “Lata” para Ferreira (Lugo), Albergue "A Nave": ensalada y paella (quemada) y para Lugo, Restaurante Milenium: caldo gallego (light y sin sabor), merluza (sin sabor). Nota: la peor comida de todo nuestro Camino.
A la más “contundente”: “Plata”, para Campiello (Asturias), Albergue de Herminia: la torta preñá asturiana, el fideuá con pulpo y verduras y las costillas con patatas.
Y a la más sabrosa y riquísima: “Oro”, para Fonsagrada (Lugo, Galicia), Mesón "O Caldeira": las deliciosas fabes con pulpo y el espectacular cachopo de ternera (Nota: salimos "aboyaos"... según comentaba camino del albergue, nuestro amigo canario y compañero de peregrinación, Juan Antonio de la Coba García).
NOTA FINAL: El Padul (Granada), sábado, 18 de Enero de 2.020. Todo se acaba en la vida… y después de meses de trabajo… redactando los articulitos para mi Sección “EN EL CAMINO”, con éste último artículo finalizo mi aportación al relato vivencial de nuestra peregrinación a Santiago de Compostela, por los Caminos del Salvador y Primitivo, entre el 25 de Septiembre y el 15 de Octubre de 2.018… Pero, si Dios quiere, continuaré próximamente… a la vuelta de realizar el Camino del Norte...
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