Si has recorrido la Sierra de Huelva y Picos de Aroche por un circuito de 105 kms, subiendo y bajando sin parar, con 4000 metros de desnivel acumulado, pasando por 14 de sus preciosos pueblos y otras localidades, disfrutando de extensas dehesas, plenas de alcornoques, encinas y chaparros, de bosques grandiosos de castaños, praderas inmensas llenas de hermosas peonías y de una alfombra espectacular de flores silvestres de todos los colores…
Si te han perseguido los embarrados cerdos ibéricos de pata negra, te han mirado muy de cerca cautelosas vacas celosas cuidadoras de sus terneros y algún que otro aguerrido gallo kikirikí ha ido detrás tuya marcando terreno...
Si te han ladrado mastines y perros cortijeros montaraces, más como saludo de perro solitario, ávidos de presencia humana y aviso de su fiel entrega a la vigilancia encomendada que no busca la afrenta dañina...
Si has abierto asombrado los ojos y luego la boca al encontrarte de sopetón con inmensos, ancestrales ejemplares de alcornoques y castaños, de caprichosas formas y retorcidas raíces…
Si has sentido tus pies mojados al cruzar un inesperado arroyo escondido o un caudaloso y remansado río...
Si te has parado a charlar sin prisa al encontrarte con gente amistosa, abierta y afable...
Si te has detenido a respirar en lo alto de un puerto, aromas profundos para, con los ojos entrecerrados disfrutar de una hermosa panorámica o paisaje a vista de pájaro...
Si sediento has llenado de agua tu jarrillo de lata en caudalosa y refrescante fuente, y has pensado que es la mejor recompensa que puede tener tanto esfuerzo y que eres un ser afortunado al haber sentido su delicioso sabor mientras bajaba desempolvando la reseca garganta…
Si has escuchado y valorado el maravilloso concierto sinfónico diario, inacabable e incansable de cientos de afanosos pájaros ocultos en las copas de los árboles...
Si te has dado cuenta de que en el Bosque Animado existen almas paralelas como las de Victoria y Jara, generosas hasta la médula…
Entonces, y sólo entonces, podrás decir que has conseguido superar el reto, el Desafío Patanegra, y gozar de esa plena felicidad que da el objetivo cumplido.
Y en esos momentos piensas: ¿Qué más se puede pedir?
Pues todo eso y mucho más que no se puede explicar porque las palabras a veces faltan para expresar los sentimientos profundos, es lo que creo que mi compañero Antonio Gómez y yo hemos sentido en estos días del 8 al 11 de mayo del 2018.