Me estaba documentando… para escribir un articulito que incluiría en la Sección "La Senda Azul de Cabo de Gata", cuando la lectura de un párrafo del libro "Mar adentro", de José Manuel Caballero Bonald (1.926), me llamó la atención… y atrajo mi “curiosidad”… El párrafo, literalmente, dice así:
"Cuentan que en días de mar muy encalmado y en vísperas de la marea viva equinoccial, sale de pronto a flor de agua el extremo de un palo mayor y que, justo entonces, se escucha un eco remoto parecido al de una tripulación de más de mil hombres preparándose para el combate. Es el "Santísima Trinidad" que aún revive en el fondo del mar su terrible hundimiento".
La única forma que conozco… para “calmar” mi curiosidad… es buscar información (nota: ése proceso, normalmente, me lleva un número “indeterminado” de días) … hasta que mi mente, me dice… “ya, está bien… ya, es suficiente”... y entonces, es cuando, me puedo poner a escribir… Este es el resultado de mis averiguaciones…
Encontré un vínculo entre el "Origen del Proyecto…" del "Santísima Trinidad" y Granada: Pedro de Mora y Muñoz de Salazar. Para leer su biografía (texto de Ana María Gómez Román, "Un ilustrado entre dos siglos"), pulsar aquí>>>
Y comencé a leer y leer (todo lo que he encontrado sobre el navío…) y, de hecho, recomiendo la lectura alguno de los libros, que me han ayudado a "ver navegar" (de nuevo)... al "Santísima Trinidad":
"Trafalgar" (Episodios Nacionales), de Benito Pérez Galdós (1.873).
"Trafalgar", de José Luís Corral (2.001).
"Mar adentro", de José Manuel Caballero Bonald (2.002).
"Navío Santísima Trinidad. Un coloso de su tiempo", de Marcelino González Fernández (2.004).
"Cabo Trafalgar", de Arturo Pérez Reverte (2.004).
"El espía del Rey", de José Calvo Poyato (2.017).
El “Santísima Trinidad” fue el mayor "Navío de Línea" de su época... una joya y una maravilla de la ingeniería naval.
Durante casi 36 años (1.769 - 1.805), navegó por las difíciles “aguas hispanas” del último tercio del siglo XVIII y principios del XIX, seriamente amenazadas (sobre todo) por los marinos británicos, (a veces) por los franceses, (en ocasiones) por los holandeses y (siempre) por piratas (de toda calaña... y bandera) que anhelaban el tránsito de las rutas comerciales de América a Europa.
Fue el séptimo buque que la Armada Española tuvo con ese nombre (desde los tiempos de la "Armada Invencible").
“En toda la “Royal Navy” no existe un barco capaz de enfrentarse al “Santísima Trinidad” (Palabras del almirante Cord, en julio de 1.782, ante los Lores del Almirantazgo).
Fue, finalmente, uno de los protagonistas de la Batalla de Trafalgar (21 de Octubre de 1.805: la mayor, la más dura y decisiva batalla naval de la “era napoleónica”... que acabó por cambiar el Destino del Mundo...).
Para leer sobre las personas que dieron lugar a la construcción del navío y la pequeña y peculiar historia de los hechos acontecidos, pulsar aquí>>>
"Fue un barco de gran fortaleza, que sin gozar de buenas cualidades marineras, imponía respeto, sobre todo cuando llegó a montar 140 cañones. Tomó parte en muchos de los grandes combates navales de su tiempo, y con mejor o peor fortuna participó en la escritura de muchas de las páginas de la historia de España. Buque insignia de grandes almirantes, sufrió enormes destrozos en temporales y combates, pasó por importantes modificaciones y tuvo tres grandes reconstrucciones. Estuvo a punto de ser capturado en dos ocasiones por los ingleses, primero en San Vicente y después en Trafalgar. Y cuando se aproximaba a los 36 años de vida, antes de ser apresado, prefirió irse al fondo del mar, arrastrado por un fuerte temporal" (Marcelino González Fernández, capitán de navío retirado, consejero colaborador del Museo Naval y vicepresidente de la Real Liga Naval Española).
Para leer sobre la construcción del navío y su primer viaje, pulsar aquí>>>
"Era un navío de 4 puentes. Los mayores del Mundo eran de 3. Aquel coloso, construido en La Habana, con las más ricas maderas de Cuba en 1.769, contaba con 36 años de honrosos servicios. Tenía 220 pies (61 metros) de eslora, es decir, de popa a proa; 58 pies de manga (ancho) y 28 de puntal (altura desde la quilla a la cubierta), dimensiones extraordinarias que entonces no tenía ningún buque del Mundo. Sus poderosas cuadernas, que eran un verdadero bosque, sustentaban 4 pisos. En sus costados, que eran fortísimas murallas de madera, se habían abierto al construirlo 116 troneras: cuando se le reformó, agrandandolo en 1.796, se le abrieron 130, y artillado de nuevo en 1.805, tenía sobre sus costados, cuando le ví, 140 bocas de fuego, entre cañones y carronadas. El interior era maravilloso por la distribución de los diversos compartimentos, ya fuesen puentes para la artillería, sollados para la tripulación, pañoles para depósitos de víveres, cámaras para los jefes, cocinas, enfermería y demás servicios. Me quedo absorto recorriendo las galerías y demás escondrijos de aquel Escorial de los Mares. Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de fantástico alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo ojival, eran como grandes jaulas abiertas al mar, y desde donde la vista podía recorrer las tres cuartas partes del horizonte… La vista se mareaba y se perdía contemplando la inmensa madeja que formaban en la arboladura los obenques, estáis, brazas, burdas, amantillos y drizas que servían para sostener y mover el velamen". ("Trafalgar", de Benito Pérez Galdós).
Para leer sobre algunos de los personajes que lucharon en la Batalla de Trafalgar, pulsar aquí>>>
Prolegómenos de la Batalla de Trafalgar:"No apruebo la salida del puerto de la escuadra combinada porque está muy avanzada la estación y los barómetros anuncian mal tiempo; no tardaremos en tener un vendaval duro, y por mi parte creo que la escuadra combinada haría mejor la guerra a los ingleses fondeada en Cádiz que prestando una batalla decisiva. Ellos tienen con qué reponer las naves que les destrocemos en un combate; pero ni España ni Francia cuentan con los recursos marítimos de guerra que posee la Inglaterra". … "obligaríamos a los ingleses a sostener unos estrechos bloqueos (en Cádiz, en Cartagena y en Tolón) … con el sostenimiento de tres escuadras en un invierno que está próximo, y con las averías que forzosamente han de tener, conseguiríamos ventajas equivalentes a un combate…" (Brigadier Churruca, comandante del navío "San Juan Nepomuceno").
Para leer sobre los hechos acontecidos durante la Batalla de Trafalgar, pulsar aquí>>>
Colofón del "Santísima Trinidad":
En la Batalla de Trafalgar, navegaron, pelearon y murieron... "sobre barcos de madera... hombres de hierro: de un pueblo inculto, que no tenía ninguna culpa (no así sus ineptos gobernantes…)" (Arturo Pérez Reverte).
Tras horas de feroz y encarnizada batalla, contra muchos de los más poderosos navíos de la Armada británica, sólo el robusto casco del "Santísima Trinidad" lo mantenía a flote… toda su arboladura de mástiles, vergas y velamen, destrozados por el continuo cañoneo que hubo de soportar, eran arrastrados, hundidos ya en el mar y unidos aún al casco por los cabos y jarcias, como un pesado lastre…
Las bombas de achique de agua, funcionaban a pleno rendimiento… pero el nivel del agua que inundaba sus bodegas… se incrementaba… sin prisa y sin pausa… El "Santísima Trinidad" había sido creado para navegar por los azarosos mares… y ahora, el Mar, lo reclamaba "como suyo"...
Parte rendido por Francisco Javier Iriarte y Borja (1.753 - 1.842), capitán del "Santísima Trinidad": " El Trinidad se mantuvo en defensa desesperada, hasta quedar arrasado de todos sus palos, cubierto de destrozos de ellos y de los de las vergas, masteleros, jarcias y velas, a más de haberse agotado la munición y muerta o herida más de la mitad de la tripulación ".
La fuerte tempestad marina (que mantuvo su "furia" en la zona durante toda una semana), vapuleó sus restos ingobernables… que la batalla había maltratado y destrozado…
Finalmente, aunque los británicos intentaron hasta el último momento, remolcarlo y trasladarlo hasta Gibraltar, para vanagloriarse y mostrarlo como un "precioso trofeo de guerra"... al ver como imposible esa "dichosa empresa"… pues el barco se hundía irremediablemente (con riesgo de arrastrar a los tres navíos que intentaban "salvarlo"...), cortaron los cables… y el "Santísima Trinidad" se fue a pique, llevándose consigo a la tripulación herida que no se había podido trasladar a otros navíos… a unas tres millas mar adentro, frente a los Caños de Meca (Barbate - Cádiz).
"... en el Trinidad, unos murieron en sus puestos y otros no tan felices, mutilados, les sirvió el navío de sepulcro, yéndose a pique con ellos en medio de los horrores de una borrasca que impidió al enemigo darles auxilio: allí desaparecieron oficiales y hombres de todas clases, dignos de mejor suerte…". (Francisco Javier Iriarte y Borja, capitán del "Santísima Trinidad").
La pérdida de tantos bravos marinos y la tragedia humana vivida en Trafalgar harían decir a Galdós, en boca de uno de sus personajes: “¡Cuánto desastre, Santo Dios, causado por las torpezas de un solo hombre!”.
Y allí… en el fondo del Mar… "su Mar"... reposan los restos del "Santísima Trinidad", gloria de la Armada Española, y que José Manuel Caballero Bonald, recordaba "como un eco remoto…" del pasado… que llamó mi atención… y me ha llevado a escribir éste articulito.