El llamado, “Alzamiento Nacional”, del 18 de julio de 1.936, supuso un golpe de Estado de los militares sublevados contra contra el Gobierno de la IIª República Española, que dividió el país en dos zonas, dando comienzo a una cruenta Guerra Civil que duraría casi 3 años. La Guerra Civil Española se puede considerar como la última gran guerra de trincheras.
La batalla de Málaga fue una ofensiva llevada a cabo entre el 3 y el 8 de febrero de 1.937. Fue lanzada por una fuerza combinada del bando sublevado y los fascistas italianos del CTV (“Corpo Truppe Volontarie”: cuerpo de tropas voluntarias) y llevó a la retirada de los republicanos, dejando la ciudad indefensa... en menos de una semana, Málaga, capituló.
La caída de la ciudad produjo el mayor éxodo de civiles durante la Guerra ("La Desbandá"). Gran parte de la población de la ciudad, temiendo las represalias, huyó por carretera hacia Almería, siendo bombardeados por mar y aire, causando miles de muertos entre la población civil.
"A los tres cuartos de hora, un parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación que bombardeó, incendiando algunos camiones”. (Queipo de Llano).
Narran las crónicas de la época, “cómo los barcos franquistas acompañaban tranquilamente en paralelo y por el flanco derecho la huida de la población, que dejaba atrás Málaga por la única carretera posible, esculpida en la roca encima del mar, mientras los bombardeaba”.
De los que salieron de Málaga, llegaron al tramo entre Adra y Almería, unos 200.000..., pero muchos (hambrientos, heridos y exhaustos) se dieron la vuelta y regresaron…
Almería abandonó el censo de refugiados cuando se comprobó que muchos seguían hacia Levante. Finalizaba el primer Invierno de la Guerra y los sublevados ya habían dominado seis de las ocho capitales andaluzas, permaneciendo únicamente Almería y Jaén en zona republicana.
No llegaron a existir frentes de guerra establecidos en toda la provincia de Almería, durante los largos 33 meses que duró la contienda. La ciudad de Almería fue la última en caer en manos de los sublevados, pero vivió de primera mano los efectos de la guerra.
En el aeropuerto militar de Los Alcázares, el día 29 de mayo de 1.937, se reciben noticias de que una dotación de buques sublevados, entre los que se encontraba el crucero Canarias, se está moviendo en el Mediterráneo y una escuadrilla de Tupolev SB-2 (Katiuskas) despega de la base con rumbo a las Baleares.
“El 29 de mayo de 1937 era un día de buen tiempo, con esa languidez que tienen en Ibiza las tardes de primavera avanzada, cálidas y de lejanías brumosas. Un pequeño buque de guerra alemán, el Leopard, estaba atracado en el puerto, y un petrolero, también alemán, fondeado en medio de la bahía. (...) Pero pronto apareció una larga línea de barcos de guerra en el horizonte, borroso por la calígine de la tarde encalmada. (...) Eran ocho o nueve siluetas y parecían del tipo destructor. Todos comprendimos que era la armada española. Había pasado por el Cap de la Mola, dando la vuelta a Formentera, y ocupaba un gran arco de horizonte. Evidentemente, iban siguiendo al Deutschland, el cual parecía un buque perseguido que se refugia en aguas amigas. (…) De pronto, un ruido de aviones sonó por el cielo. Dos aparatos, volando hermanados, venían de poniente y entraban en el espacio de la bahía. El último sol de la tarde fulguraba en sus miembros metálicos; yo vi claramente unos brillos desprendidos de sus vientres. El oscuro retumbo me hizo bajar la mirada para ver brotar en la cubierta del Deutschland unos altísimos cipreses de humo negro, que enseguida se unificaron para mostrar, al pie de su cuerpo ascendente, la mancha roja de unas llamas arraigadas en medio del acorazado alemán. Era el avión del buque, súbitamente incendiado cuando, según después supimos, se disponía a volar. Los aparatos visitantes, consumando el ataque, giraron hacia el sur y desaparecieron”. (“Lo que Ibiza me inspiró”, de Enrique Fajarnés Cardona).
A pesar de la larga polémica en torno a este ataque, el buque alemán incumplía la normativa del "Comité de No Intervención" de permanecer a un mínimo de diez millas de la costa española y estaba presente en la zona de patrulla naval francesa.
Adolf Hitler pensó inmediatamente en declarar la guerra a España… Eso, posiblemente, hubiera supuesto que se adelantara el principio de la Segunda Guerra Mundial. Para desvincular a la Unión Soviética, el Gobierno Republicano Español, informó de los nombres de los pilotos españoles a los que se les atribuyó el altercado. Finalmente, Hitler decide hacer una "incursión de castigo" en una ciudad española. Elige la ciudad de Almería y envía al acorazado de bolsillo “Admiral Scheer” y a los destructores “Albatros", "Leopard", “Lluchs” y “Seeadler”.
Almería era una ciudad abierta y sin apenas defensas, con poca población y escasa relevancia. Y parte de la costa de Almería, estaba dentro de la zona de control asignada a Alemania, lo que favoreció la aproximación de los buques sin levantar sospechas…
Así comunicó el Comandante Militar de Almería el "suceso" al Ministerio de Defensa Nacional:
"Sobre las 5,30 de la madrugada fui avisado de que por la parte de Cartagena venían un acorazado y cuatro destructores de nacionalidad alemana. A las 5,45 los buques ponían proa hacia este puerto, señalándose una distancia de 20.000 metros. Los barcos continuaron avanzando y a una distancia de 12 kilómetros, aproximadamente, observada por telémetro desde las baterías de costa, rompieron el fuego sin notificación o aviso sobre la población de Almería, sin perseguir dentro de ella objetivo alguno concreto, pues sembraron de proyectiles todo el casco de la ciudad, calculándose unos doscientos los disparos hechos. La batería de costa contestó al fuego de la escuadra, la cual se alejó lanzando una columna de humo. El observatorio de la batería distinguió perfectamente los colores de la bandera alemana de los buques agresores.
Estos hicieron su entrada por Cabo de Gata hasta la altura de Roquetas, donde viraron para acercarse a Almería, poniéndose en línea de combate y cruzando la bahía. Al retirarse lo hicieron también por Cabo de Gata rumbo a Levante. Se han derrumbado varios edificios, habiendo muertos y heridos, cuyo número no se puede todavía fijar. En este momento comienzan las labores de desescombro (...)".
“Espanto. Bombardeo en Almería” (1.937), de Ramón Gaya (1.910 - 2.005)
El bombardeo duró casi una hora y los 275 disparos que se efectuaron (94 de ellos con cañones de 280 milímetros), cayeron sobre la ciudad, sin que las baterías de costa pudieran hacer nada (sus cañones no tenían alcance suficiente…). Toda la ciudad de Almería se vio afectada; resultaron dañados unos 200 edificios, entre los que se encontraban el Ayuntamiento, la Catedral, la Iglesia de San Sebastián, el Mercado, la Escuela de Artes, la Estación de Ferrocarril, la sede de la Cruz Roja Internacional, dos hoteles y un banco.
Fallecieron una treintena de personas (en su mayoría obreros) y 150 resultaron heridas. No hubo más víctimas porque muchos habitantes de la capital solían ir a dormir a los pueblos próximos para evitar las consecuencias de los bombardeos nocturnos. Dicen quienes lo vivieron que en la ciudad: "se hizo la noche tres días seguidos"... por el intenso humo.
"El puerto fortificado de Almería fue bombardeado el lunes por la mañana por las fuerzas navales alemanas como medida de represalia contra el ataque criminal efectuado por los aviones de bombardeo rojo sobre el crucero "Deutschland" que estaba anclado. La acción de represalia ha terminado ya, después de que han sido destruidas las instalaciones del puerto y las baterías enemigas quedaron reducidas al silencio" (Comunicado Oficial del Gobierno Alemán, publicado en el "Diario de Burgos"). Las protestas del Gobierno de la República, por el bombardeo de Almería, sólo se cursaron por vía diplomática.
"No cambió en nada la postura de las potencias democráticas: Francia e Inglaterra eran partidarias de la moderación para que el conflicto español no se extendiese. Dieron por zanjado el incidente". Documental "Bombas y Olvidos". A partir de ese desgraciado suceso, la República Española acometió una “defensa efectiva” de la bahía de Almería, mediante la instalación de dos baterías de costa; una en Roquetas de Mar y otra en la falda del cerro de la Testa, junto al Cabo de Gata (Níjar), cada una de dos cañones (procedentes de Cartagena), que hicieron que, la ciudad de Almería, no volviera a ser bombardeada desde el mar.
El desarrollo de las armas de fuego, especialmente de la artillería, provocaron el surgimiento de estos sistemas defensivos.
Por un jornal, de entre 5 y 10 pesetas diarias, cientos de jornaleros trabajaban para levantar estas edificaciones.
La Fabriquilla es una pequeña localidad costera perteneciente al municipio de Níjar, en el límite con el de Almería. Se accede a ella a través de la carretera provincial AL-3115 desde la población de Cabo de Gata y La Almadraba de Monteleva, y dicha carretera continúa hasta el Faro de Cabo de Gata.
La población fue surgiendo por su vinculación a los trabajos de la minería y posteriormente ligados a la actividad pesquera y de las salinas próximas, junto a la Almadraba de Monteleva. De este modo se llegó a consolidar un caserío que llegó a contar con más de cien habitantes en el siglo pasado. Por su lugar estratégico, en el Cerro de la Testa se emplazaron defensas antiaéreas durante la Guerra Civil, así como un cuartel del bando republicano que quedó a medio construir y cuyos restos son aún visibles a unos 600 metros al sureste del núcleo de población. También en la falda del monte se excavaron en la roca varios refugios cueva que dieron protección a los habitantes de la zona durante la contienda y en la postguerra. Junto al acantilado se encuentra un búnker, en buen estado de conservación, de fácil acceso y que constituye un excelente mirador de la costa, desde el que divisamos, a la derecha, La Fabriquilla.
Tras la conclusión de la Guerra Civil, ambas baterías fueron desmanteladas, retornando los cañones a la defensa de la base naval de Cartagena. La zona del cerro de la Testa, donde se ubica la batería de costa, está abandonada, a pesar de merecer ser puesta en valor como excepcional mirador del Parque Natural Marítimo - Terrestre “Cabo de Gata-Níjar”.
La mayoría de las construcciones que se levantaron durante esa época son búnkeres, ya que cumplían la principal necesidad: defender y vigilar la costa.
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE), nos dice que la palabra “búnker”, viene del alemán, “Bunker”, y este del inglés, “bunker” (carbonera de un barco). 1. m. fortín (‖ fuerte pequeño). 2. m. Refugio, por lo general subterráneo, para protegerse de bombardeos.
Los cerros de Agua Amarga fueron el lugar escogido para la edificación de otros dos búnkeres, levantados para defender la bahía. Las magníficas vistas de las que disfrutan… los ha convertido, hoy en día, en un atractivo turístico. La playa de Genoveses alberga el primero de los búnkeres de la zona (camuflado entre la arboleda y con techo a base de troncos incrustados en el hormigón).
La playa de Los Muertos conserva un búnker semienterrado y próximo a los acantilados.
Nota: La Junta de Andalucía tiene actualmente en estudio el incluir estas construcciones militares de la Guerra Civil en el Catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC)