Aldea de Montouto, Parroquia de Padrón, Concejo de Fonsagrada, martes, 9 de Octubre de 2.018.
Hace una mañana preciosa… y el radiante sol ha disipado totalmente las nubes del cielo… Una agradable temperatura hace prestoso el caminar...
Llegamos a una hermosa y amplia campera, de verdes pastos de montaña, a unos 1.025 metros de altitud y nos encontramos con una Maravilla del Pasado: Montouto.
Montouto es mucho más que un espléndido mirador natural, encaramado sobre la cresta del cordal del monte, con vistas a las dos vertientes (a Este y a Oeste) y anclado en las faldas del pico de Laguna Seca (una de las estribaciones de la “Serra do Hospital”).
Es un lugar muy especial… mágico, misterioso… donde, de la tierra, primigenia y ancestral, parecen emanar volátiles efluvios, que transmiten al ser humano: sosiego, relajación, tranquilidad… es como un punto de contacto neural con la Madre Naturaleza.
Su nombre parece provenir de “monte oteador” ó “monte vigía”. Sus orígenes se pierden en el tiempo, pero su testimonio, histórico y material, ha sobrevivido, en parte, hasta el presente.
Su entorno es sobrecogedor y solitario. Un espacio privilegiado, sólo levemente alterado, por los treinta aerogeneradores del Parque Eólico de A Carba.
Los promotores del Parque Eólico, pusieron un gran empeño en la preservación del entorno natural, utilizando 4.000 kilos de semillas, 3.400 de abonos y 40.000 de piedra caliza, para devolver a la tierra la configuración que tenía antes de las obras. Se modificó el proyecto inicial para preservar las dos masas arbóreas de la zona, por si pueden ser refugio de la fauna. Y, como actuación complementaria, se realizó un estudio arqueológico que permitió localizar 5 mámoas y protegerlas.
Desde muy antiguo… se creía que en el interior de las mámoas, enterrados, había ricos tesoros...
Álvaro Cunqueiro Mora (1.911 - 1.981). Discurso de ingreso en la “Real Academia Galega”, (Mondoñedo, 1963), con el título, “Tesouros novos e vellos” (tesoros nuevos y viejos): “Galicia es un país de tesoros, ocultos en los castros, sumergidos en las lagunas, enterrados aquí o allá, y casi siempre guardados por mouros, enanos, gigantes, hadas, culebras… Son los llamados encantos”... “En la aspereza de la vida cotidiana, soñar es necesario y perder los ensueños supone extraviar el más grande de los tesoros del mundo y escuchar desde una aldea alejada y remota hablar de tesoros es creer que, en su pobreza, aún somos ricos”.
A la derecha del Camino, junto a una pequeña y recoleta capilla, erigida (1.997) en honor al apóstol Santiago, se encuentran las ruinas del antiguo Real Hospital de Santiago de Montouto y el dolmen de “As Pedras Dereitas”.
El catedrático e historiador asturiano, Juan Uría Ríu (1.891 - 1.979), cita en “Las peregrinaciones a Santiago de Compostela”, que “un privilegio del Archivo de Simancas de 1586, dice que en la montaña de Montouto se halla un hospital en el camino de los peregrinos que van a Santiago y en tierra despoblada donde fallecían los pobres de frío y nieve”.
Según cuentan las crónicas, el Hospital fue fundado por el rey Pedro I El Cruel (1.334 - 1.369), en 1.357, estando bajo la jurisdicción de la casa de Altamira y se concedió su administración a Rodrigo Yáñez Palmero, que se instaló en el lugar con ocho familias más, que se comprometieron a contribuir a su mantenimiento, por cuarenta fanegas de rentas. Esos privilegios fueron confirmados por los Reyes Católicos en 1.498.
Una cédula de 1.669, instaura "la obligación de recoger y tratar a los pobres peregrinos que llegaren a él, con todo amor y piedad", pidiéndose además que se toquen las noches de invierno las campanas del hospital "para que sirva de guía a los peregrinos y pasajeros, y no perezcan con la obscuridad y rigor del tiempo, y el Hospital haga buenas lumbres para que se enjuguen a los pobres y no entren mojados en las camas".
Lo que vemos son las ruinas (recientemente restauradas) del segundo hospital. El primero se encontraba a más altitud, más cerca de la cumbre, junto al camino que viene desde la Puebla de Burón y desapareció en 1.698, reinando Carlos II “el Hechizado” (1.661 - 1.700), cuando se edificaron en éste lugar (a más baja altura y con una climatología más apacible), las construcciones cuyas ruinas contemplamos: cuatro pequeños edificios unidos, con cubiertas de paja y losas de pizarra, que incluían dormitorios, cocina, cuadras, enfermería, corredores, pórtico, huerta y una pequeña capilla dedicada a Santiago.
Se eximió a los colonos que vivían en este lugar, de pagar cualquier tributo, pero en contrapartida debían limpiar el camino de nieve para garantizar el buen tránsito de los peregrinos.
En el siglo XVIII el hospital entró en una progresiva decadencia y ya en 1.761 el hospitalero, Francisco López, informaba: "No se puede habitar ni sirve de refugio para ningún pobre peregrino ni transeúnte".
Su colofón llegó el 27 de abril de 1.771, cuando en cumplimiento de la Orden del Real y Supremo Consejo de la Cámara del Rey de 20 de diciembre de 1.769, el obispo de Oviedo, Agustín González Pisador (1.709 - 1.791) ordenó la transferencia de los bienes del Hospital (en el que se habían detectado mala gestión y problemas de seguridad) a la parroquia de Santa María de Fonsagrada.
El filólogo e historiador castroverdense, Ricardo Polín Gómez, informa que el lugar estaba habitado, a principios del siglo XX, siendo el último hospitalero "el popular Tío Manuel, quien acabó sus días pidiendo limosna para poder mantener la numerosa prole con la que contaba".
Caminamos por un bien cuidado camino empedrado, con bancos de piedra adosados al muro lateral izquierdo y un canal central de desagüe, que nos lleva, al otro lado de los edificios del antiguo Hospital, junto a una pequeña piscina-estanque, con forma exagonal.
Justo detrás, tras un muro de piedra, en parte derruido, se encuentra la campera que alberga el dolmen megalítico de Montouto ó de “As Pedras Dereitas”.
Hacia él dirigimos nuestros pasos… hollando la mullida hierba del prado… Luís, pone en práctica sus incipientes conocimientos de yoga: se sienta frente a los restos del antiguo dolmen, en la cómoda posición de “sukhasana”... y se relaja rápidamente… conectando con la misteriosa energía que emana del lugar...
Voy a dejar un ratito a Luís, en tan placentero estado… y voy a ahondar un poco en el conocimiento de estas atávicas muestras de nuestro remoto pasado…
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El dolmen megalítico de Montouto ó de “As Pedras Dereitas” conserva cuatro ortostatos de grandes dimensiones (el más grande mide 1,30 m de ancho por 1,90 m de altura y 40 cm de grosor) y carece de túmulo. Sus losas de piedra dispuestas en vertical, hincadas en el suelo, formaron parte de una cámara funeraria que, como verdadera "cápsula del tiempo", ha transmitido durante milenios... la memoria de los primitivos pobladores que vivieron en estas tierras mucho antes del culto a Santiago.
Se cuenta (y entramos dentro de la mitología popular), que en el interior de la tierra que rodeaba los dólmenes, habitaban seres extraños y mágicos, los “mouros”.
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Luís se levanta del suelo con agilidad (como si el contacto directo con la tierra y el eco de la lejana vibración de nuestros antepasados le hubiera dado una ración “extra” de vitalidad… de “energía” megalítica, … hemos de continuar con Nuestro Camino...
Dejamos Montouto, con la sensación de haber rozado, sólo un poco, los más remotos y ancestrales testigos de aquel lejano mundo. De haber viajado… miles de años atrás en el Tiempo… Y nos vamos un poco apesadumbrados… pero, a la vez, agradecidos y reconfortados… bendecidos...
Descendemos..., el camino zigzaguea, entre una preciosa pradera de helechos, flanqueada por vetustos muretes de piedra, que nos abren paso entre un espeso y frondoso pinar... hacia la “Tierra Cha”... Vamos hacia nuestros próximos “hitos” en Nuestro Camino Primitivo: Paradavella (gastronómico y de relax) y la Cuesta del Sapo (100 % de dureza)...
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