Años ha, teníamos casi todo preparado, ultimado, tan sólo a falta de los detalles finales... pero "el hombre propone y Dios dispone"... causas de "fuerza mayor", que podemos llamar fatum, hado, destino... nos obligaron a posponer, "sin fecha", la realización de ésta Ruta Cicloturista circular por la Provincia de Segovia.
El tiempo ha pasado, José Emilio se ha recuperado "totalmente" de sus problemas físicos que lo llevaron a pasar una temporada de aciago recuerdo en el Hospital y un largo período de rehabilitación... y... por fin... hemos retomado nuestro antiguo proyecto, que teníamos guardado en la "Hucha". Cuatro somos los sujetos que vamos a llevar a cabo éste recorrido veraniego: José Emilio Ubiña Pérez, su hijo (Emilio Ubiña Isla), Miguel Martín Pulido y yo.
"Pedaleando por Segovia" es una ruta cicloturista circular, que, partiendo desde Segovia capital y a lo largo de 8 Etapas (de los Palacios, del Trigo Castellano, Tierra de Pinares, de las Bodegas, del Agua, de los Palomares, Geológica y de los Castillos), nos va a llevar a conocer un poco la Provincia de Segovia y sus bellos y variados paisajes.
Toca madrugar. Aunque somos pocos, partimos desde lugares diferentes: José Emilio y Emilio desde Cijuela; Miguel desde Salobreña; y yo desde El Padul. Viajamos en el coche de José Emilio y el de Miguel. Nos reencontramos, para hacer una parada y desayunar, en el Restaurante "Casa Pepe", de la Venta de Cárdenas - Despeñaperros (Ciudad Real). Este lugar "pintoresco" siempre me ha llamado la atención, por su "coloreada" decoración... y ésta vez, veo como novedad... cartelitos de "Podemos"... Pero, aparte del "recargado ambiente español", pues casi no hay espacios libres en las paredes del interior del local, los camareros son muy profesionales y los bocadillos que nos comemos... contundentes y reconfortantes...
La mañana se nos va en la carretera... y hacemos una segunda parada, para almorzar, en el kilómetro 75 de la carretera de San Rafael a Segovia, en el "Mesón de Jesús", de Otero de Herreros (Segovia). Menú: 10 euros. Yo tomo una sopa castellana, calentita y con "mucho cuerpo"..., un secreto ibérico con patatas fritas, y de postre, macedonia de frutas.
Tras darnos nuestro primer "homenaje culinario castellano", seguimos... y a las 4 de la tarde, llegamos a nuestro alojamiento en Segovia capital, el Hotel Corregidor, sito en la calle 3 de Abril, num. 1, junto a la Estación de Autobuses y la Comisaría de Policía. El edificio del hotel es moderno y la fachada es de ladrillo. Los coches los hemos dejado aparcados...haciendo unas pocas de maniobras... en el "mini-parking" que hay entre la fachada del hotel y la acera de la calle.
Recogemos en Recepción las llaves de las habitaciones, subimos los equipajes y las bicicletas, nos damos una fresquita ducha... y salimos, a patear Segovia, que aunque no es muy grande (tiene poco más de 51.000 habitantes), hay muchas cosas que ver…
Escudo de la ciudad de Segovia
Pero antes de comenzar el relato de nuestro paseo, voy a escribir algunas notas de información sobre esta milenaria ciudad:
La ciudad de Segovia, tiene su origen en un antiguo emplazamiento prerromano, tal vez de origen celta, que algunos autores llaman "Segontia" (aunque otros dan este nombre a la actual Sigüenza).
Fue sometida por Roma en el año 96 a.C., al considerarla un punto importante para controlar el acceso al valle del Duero. Sobre ella los romanos situaron la primera infraestructura urbana de la nueva ciudad, sobre el lugar que hoy ocupa el Alcázar, siguiendo la forma habitual de un asentamiento militar, en un punto central de la calzada que luego uniría Augusta Emérita (Mérida) y Caesaraugusta (Zaragoza).
Cada época ha dejado su huella en Segovia, siendo en nuestros días una de las más ricas ciudades monumentales de España: romana, árabe, judía y cristiana.
Segovia es una urbe pequeña, de amable paseo, que integra en su trazado vestigios monumentales procedentes de las distintas épocas que se han ido sucediendo con el transcurso del tiempo. Su casco histórico se alza sobre una atalaya rocosa que flanquean los ríos Eresma y Clamores.
Tras su reconquista, por parte de Castilla, la monarquía incentivó la ocupación de estos territorios inseguros mediante un sistema de Fueros y exenciones tributarias. Estos pobladores se organizaron en Concejos, sistemas municipales de control de extensas comarcas. A la población predominante se le llamaba "Villa" y a las pequeñas aldeas circundantes "Tierra", constituyendo globalmente la "Comunidad de Villa y Tierra".
Segovia estuvo constituida por las "Comunidades de Villa y Tierra" de Segovia, Pedraza, Sepúlveda, Fresno, Fuentidueña, Maderuelo, Ayllón, Coca y Cuéllar.
La ciudad vieja de Segovia y su acueducto romano fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1.985, conjunto que incluye su Alcázar y su Catedral, pero también su muralla, sus iglesias románicas, sus conventos, sus calles estrechas y sus palaciegas mansiones.
La imagen del Acueducto de Segovia en una puerta de forja
Sabiendo ya algo más sobre lo que, en poco, vamos a poder ver... Ahora, si... A andar se ha dicho... Hace un día soleado, el cielo tiene unas pocas nubes, blancas y algodonosas, que le dan un buen punto de color (para las fotos) y corre una ligera brisa muy agradable, que hace que el calor del sol se note menos... pero aún así... es muy agradable pasear a la sombra... dejamos los Jardinillos de San Roque a la derecha y bajamos por la Avenida Acueducto.
El arquitecto, Fernando Chueca Goitia (1.911 - 2.004) en su ensayo "Segovia o el dulce vivir" (publicado en 2.007) nos informa, aconseja y recomienda: "La secuencia, casi lineal, Acueducto - Catedral - Alcázar, que físicamente puede recorrerse comenzando en la calle Real, pasando por la Plaza Mayor y desembocando por Canonjía Nueva en la Plaza de Armas del Alcázar, permite un recorrido que no es fácil de superar si de emociones artísticas, impresiones arquitectónicas o evocaciones históricas se trata. Pocas ciudades antiguas españolas hacen gala de sus monumentos, grandes o modestos, con mayor delicadeza o reverencia, que Segovia. Ningún monumento, ninguna iglesia, ningún palacio está perdido para la ciudad. O bien se hallan en placitas o bien en encrucijadas, en espacios o ensanches que aseguran su visibilidad plena".
Nos detenemos un momento al llegar junto a la explanada y los jardines de la Iglesia de San Millán, que para algunos es el templo románico más puro de Segovia. Está situada en el antiguo Arrabal de la Morería, a la izquierda de la Avenida Acueducto y fue construida en la primera mitad del siglo XII.
Iglesia románica de San Millán (Siglo XII)
Es un templo parroquial precioso, bello ejemplo de la sencillez, limpieza de líneas y monumentalidad del Arte Románico Castellano. Se encuentra en perfecto estado de conservación y sólo, en algunos canecillos del alero del tejado, se ven signos de la erosión que el clima y el tiempo, va produciendo, poco a poco…
Su torre se alza sobre los restos de una antigua iglesia mozárabe del siglo X. Construida en honor al eremita Millán, Patrón de Castilla, entre los años 1.111 y 1.126, reinando en Castilla, Alfonso I el Batallador (1.073 - 1.134).
Tiene un gran parecido con la Catedral de San Pedro de Jaca (Huesca), ya que se usó como modelo para su construcción. Consta de tres naves, cuatro ábsides, un cimborrio cuadrado y dos preciosos pórticos.
Nosotros encontramos el Templo Parroquial cerrado, pero, en el interior, según he leído, pueden admirarse una muestra de la mejor escultura románica segoviana en los capiteles, figuras pintadas al temple (siglo XIII) y otras obras de arte de diferentes estilos.
Nos refrescamos en un pilarillo adosado a un muro de sus jardines y seguimos paseando…
Iglesia románica de San Clemente (Siglos XII - XIII)
Pasamos junto a Iglesia de San Clemente, templo románico (siglos XII-XIII) que no podemos visitar, porque es propiedad privada (de la Congregación de las Hermanas de María Reparadora). El edificio tiene una sola nave y un ábside semicircular (orientado al Este). La portada de acceso tiene tres arquivoltas con motivos vegetales esculpidos y los capiteles están muy deteriorados. La torre, ubicada sobre el crucero, tiene un gran cuerpo cuadrado con tres ventanales por cara y durante las guerras del siglo XIX sufrió numerosos desperfectos. La galería porticada se encuentra en el muro sur y está formada por cinco arcos de medio punto sobre columnas pareadas de capiteles con motivos vegetales. En la parte trasera del edificio hay un pequeño pero hermoso jardín.
Continuamos... la avenida gira un poco hacia la derecha... y, por fin... divisamos el Emblema, el Signo de Identidad de ésta milenaria ciudad, su Acueducto Romano.
Monumento del Bimilenario del Acueducto de Segovia (regalo de la ciudad de Roma, 1.974)
El Acueducto es una obra civil perfecta y eminentemente práctica, pues se construyó para transportar el agua del río Acebeda, nacido en la sierra de la Fuenfría, hasta la parte alta de la ciudad de Segovia, llegando hasta el Alcázar.
Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero los últimos datos, lo sitúan entre la segunda mitad del siglo I y comienzos del II, siendo Emperadores Vespasiano (9 - 79) y Trajano (53 - 117).
Sus 166 arcos, de piedra granítica de las canteras de la Sierra de Guadarrama, están formados por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa, mediante un ingenioso equilibrio de fuerza por los empujes que se producen entre unos y otros.
Nuestra foto ante el Acueducto de Segovia
El Acueducto de Segovia es el más grande y mejor conservado de época romana. Tiene una longitud de 15 Kilómetros, aunque el llamado “Puente del Diablo”, que es la parte más conocida, y ante la que nos encontramos, pues se alza en medio de la ciudad, tiene sólo 728 metros de longitud.
En el piso superior los arcos tienen una luz de 5,10 metros (algo mayor que en los arcos inferiores) y los pilares son de menor altura y grosor; se remata con el ático por donde discurre el canal.
Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado al día de hoy en perfecto estado.
Vista panorámica del Acueducto de Segovia
A la izquierda, en su parte más alta, unas escaleras dirigen a la parte final del acueducto de Segovia que se une con el Postigo del Consuelo, ya en la parte amurallada de la ciudad, donde se encuentran los últimos arcos y un estupendo mirador para disfrutar de una panorámica única y espectacular.
Una buena parte del canal del acueducto también se extiende en el subsuelo de la ciudad de Segovia, es el llamado "Canal Madre", que distribuía agua por la urbe. Durante todo su trayecto, insertadas en el suelo adoquinado, se pueden encontrar unas pequeñas placas identificativas de bronce con el anagrama del acueducto que guían al turista.
El recorrido soterrado comienza en el "castellum aquae", o depósito de agua, dirigiéndose hacia la plaza de la Reina Doña Juana, denominada anteriormente de las Arquetas (por los registros que se situaban en este lugar). Cruza varias calles de la ciudad hasta llegar a la Plaza Mayor (que la atraviesa en diagonal) y sigue la calle Marqués del Arco hasta el punto final de su trazado, el Alcázar.
La plaza del Azoguejo, donde se encuentra el Acueducto, pese a la temprana hora... está plagada de gentes... de todos los lugares... cámara en mano... (como nosotros), "con la boca abierta... de admiración... y los ojos chispeantes... de asombro".
Una Leyenda popular sobre la construcción de ésta magna obra civil:
"Hubo un tiempo en el que la ciudad de Segovia no tenía fácil acceso al agua. Para poder conseguirla, sus habitantes tenían que bajar hasta las fuentes, situadas en la zona exterior de la ciudad, cargar odres, vasijas, cántaros, ... y regresar cargados a la ciudad...
Una joven criada, tenía que llevar cada día agua a la casa en la que servía, para lo que tenía que bajar a cuestas con el cántaro a la zona baja donde se situaba la fuente, para luego hacer el camino de subida con el cántaro lleno.
Un día la joven criada, desesperada, a mitad de camino, gritó: "Daría lo que fuera porque el agua llegara sola a las puertas de la ciudad para no tener que volver nunca más a recorrer este camino".
Una voz, bronca y poderosa, tras ella, le respondió: "¿Estás segura de que darías cualquier cosa a cambio de que el agua llegara a las puertas de la ciudad?".
La joven, sobresaltada, se dio media vuelta y se encontró con un hombre mayor, al que respondió: "sí, sin dudarlo ni un momento". (ya que pocas eran las pertenencias que tenía que pudieran interesarle a nadie).
Entonces, el hombre mayor, le pidió algo que la joven criada sí poseía, diciéndole: "A cambio de hacer que el agua llegue directamente hasta las puertas de la ciudad, me entregarás tu Alma".
En un principio, la joven pensó que el Alma era algo que de poco le valía, por lo que aceptó sin dudarlo.
Una extraña sonrisa, se dibujó en la cara del hombre mayor.
Ese semblante no le gustó nada a la joven criada, por lo que, antes de estrechar la mano y sellar el trato, la joven añadió: "Pero sólo le entregaré mi Alma, si es capaz de hacerlo antes de que brille el primer rayo de sol de mañana".
Cerraron el trato, con un apretón de manos, e inmediatamente, el hombre mayor se desvaneció ante sus ojos.
La joven criada, continuó su camino a por agua, pensando que todo había sido una simple fantasía, un espejismo, causado por el gran cansancio que acumulaba.
Cayó la noche, y la joven criada, no podía quitarse de la cabeza el extraño encuentro con el hombre mayor y comenzó a dar vueltas en la cama sin poder dormir. Así que se levantó y fue a dar un paseo... para airear la mente…
Su sorpresa fue mayúscula cuando se asomó al Mirador, junto a la Puerta de San Juan y observó como el extraño señor mayor, que había conocido esa mañana, estaba envuelto en llamas y daba órdenes a cientos de engendros infernales, fustigándolos rabiosamente, mientras colocaban piedra tras piedra, formando una estructura que la joven criada, no tardó en identificar con un conducto para llevar el agua a lo alto de la ciudad.
La obra infernal continuó durante toda la noche, y mientras tanto, la joven criada, no paró de rezar a Dios, arrepentida por su trato con el señor mayor y pidiendo, con todo su corazón, a Dios Padre Todopoderoso, a la Sagrada Virgen y a todos los Santos del firmamento Celestial, que no permitieran que el Diablo se llevara su Alma.
Cuando la construcción estaba casi acabada, el hombre mayor en llamas y todos sus engendros infernales, comenzaron a celebrar la victoria...
Ya sólo quedaba un hueco para dar por finalizada la construcción. Mientras llevaban la última piedra y justo en el momento que el hombre mayor en llamas iba a ponerla, el primer rayo de sol iluminó su rostro…
Indignado por su derrota, el Diablo, echando por sus ojos y su boca, rayos y truenos, abandonó la ciudad... y toda su corte de engendros infernales... se volatilizaron... como por Arte de Magia…
La joven, sorprendida por su victoria, corrió a la Iglesia de su Parroquia, para confesarse ante el sacerdote.
En el hueco que quedó por cerrar, es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen del Carmen".
El Acueducto de Segovia y las murallas de la ciudad
En el lugar en que se unen el Acueducto y la antigua muralla de la ciudad se encuentra el Postigo del Consuelo o de Santa Columba. Era el paso principal de personas entre el interior amurallado de la ciudad y la Plaza del Azoguejo, centro comercial entre la ciudad y los barrios extramuros. Una cercana iglesia, ya desaparecida, dió nombre a este Postigo. Fue demolido en el siglo XIX y posteriormente reconstruido en el XX, utilizando restos de una edificación desmontada en otro punto de la ciudad.
"Casa Cándido", junto al Acueducto de Segovia
En la plaza del Azoguejo, frente al Acueducto, y a su derecha, se encuentra uno de los referentes gastronómicos de la ciudad, El Mesón de Cándido (llamado antaño, Mesón del Azoguejo, por su ubicación). Instalado en una vieja casa de fachada de entramado de ladrillo y con soportales de arquería de orden toscano.
Esta antigua casa de comidas, que servía a viajeros, arrieros, tratantes, labriegos, feriantes y otras gentes del lugar, fue inaugurada en 1.786, pero su nombre actual y la fama, le llega cuando el cocinero castellano y Mesonero Mayor, Cándido López Sanz (1.903-1.992), en 1.930, contrae matrimonio con Patro Duque, la hija de la dueña del Mesón, doña Micaela Casas.
En 1.931, en una "fecha memorable para la gastronomía española", según el marqués de Lozoya (Juan de Contreras y López de Ayala, 1.893 - 1.978), Cándido se hace cargo del mesón y, al frente del negocio, popularizó la cocina segoviana mediante la realización de cochinillo asado (tostón asado segoviano), y su escenografía propia de corte al canto del plato al servirlos, para probar que estaban en su punto, también se hizo muy conocida.
Entre las especialidades que se servían a diario se encuentran los judiones de La Granja servidos con oreja y manitas de cerdo, la sopa castellana y cordero asado al estilo de Sepúlveda, el cochinillo asado y la caldereta de cordero.
De casa de comidas (parte del edificio está declarado Monumento Nacional y figura en el inventario de bienes patrimoniales de la ciudad) el Mesón Cándido se convirtió en templo de la gastronomía, santuario del buen yantar y "sancta sanctorum" culinario donde han peregrinado Jefes de Estado, Presidentes de Gobierno, ministros, músicos de renombre, reyes y reinas, jeques, actrices y actores de Hollywood, toreros de puerta grande y premios Nobel como testimonian las numerosas fotografías, dedicatorias y firmas en sus paredes.
Cándido se inventó un rito, que empezaba mucho antes de que llegaran los comensales. A todos ellos se les recibía a la entrada del Mesón, con el sonido de la dulzaina y el tamboril de los Silverios en el balcón principal. También estaba la corte de alcaldesas y mozas vestidas con la indumentaria tradicional segoviana; y, como anfitrión, Cándido, vestido de Mesonero, repartiendo pinchos de embutidos y pequeños modorritos de vino.
Además, el espléndido recibimiento a la puerta se completaba con el rito del cochinillo, en el interior de los comedores y en el justo momento de servir el plato más importante del menú. Llegados a este punto, volvían a sonar las dulzainas, aparecían de nuevo las alcaldesas y los cocineros sorteaban las mesas portando en andas los cochinillos asados, envueltos en un exuberante perfume de tomillo.
Cándido realizando el rito del corte al canto del plato
Colocadas las andas ante los comensales, Cándido leía la dedicatoria del privilegio concedido al Mesón para trinchar el cochinillo. Que dice así:
“Concejos, justicias, regidores, damas, caballeros, escuderos, oficiales e homes buenos que me oyedes… Sabed, que el muy alto e muy esclarecido Señor, nuestro Señor el Rey don Enrique; por facer bien e merced a Pedro de Cuéllar, su aposentador Real, fundador deste mesón, e a cuantos se sucediesen en su granjería, otorgó pribilegio para que, con el ceremonial debido pudiesen hacer el trinchado del asaz tierno lechoncillo, a la manera ruda e patriarcal como de luengos siglos lo ficieron remotos pobladores destas tierras… Por ende e por el pribilegio de suso mentado, agora Cándido, Mesonero Mayor de Castilla, lo fará in continente para las vuestras Señorías”.
Cándido, su hijo y su nieto
“Los cochinillos serranos, que en estas tierras se crían, son un sabroso manjar, que rellena y atiborra.
Regado con buen vinillo, vino clásico de chorra y vino del Terminillo.
Yo os ofrezco en el yar, el fuego de un corazón, que late en este Mesón, alegre como un cantar.
Yo os brindo también con él, a la usanza de Castilla, buen jarro, tosca vajilla, buen yantar, limpio mantel”.
Tras el brindis, el Mesonero cogía un plato, que utilizaba para partir el tierno cochinillo y después, lo lanzaba al aire... para que acabara su efímera vida... estrellado en el suelo... este último acto, habitualmente, arrancaba el aplauso de los comensales... y ya se podía comenzar a comer…
"La comida da la medida de la cultura de un pueblo", Luis Antonio de Vega Rubio, escritor (1.900-1.977).
Miguel se acerca al Mesón y habla con una camarera... el Mesón está cerrado... y hasta las 8 no abren...
Fachada exterior de la Librería "Cervantes"
Tras este corto receso, "gastronómico-culinario virtual", continuamos con nuestro paseo... y seguimos, subiendo suavemente, hacia la izquierda.
La peatonal, empedrada de adoquines de granito, popular y siempre muy animada calle Real se encuentra hoy dividida en tres tramos, que empezando desde la plaza del Azoguejo y el Acueducto, son las calles: Cervantes, Juan Bravo e Isabel la Católica.
En el primer tramo de la calle Real, la calle Cervantes, en el número 14 (a la izquierda) vemos toda una "institución cultural de Segovia": la Librería "Cervantes", la única centenaria en toda la provincia. Fundada en 1.906, por Cándido Herrero Bernal, pronto, ésta pequeña librería se convirtió en todo un referente, de obligada visita, para los intelectuales segovianos y público, ávido de lectura, en general... y hoy en día, además de una pequeña Editorial propia, mantiene desde 2.016, una página web, para dar su esmerado servicio a cualquier lugar del mundo…
Sin salirnos del mundo bibliográfico, apunto una nota curiosa: en Segovia, en 1.472, Juan Parix de Heidelberg ( / - 1.502) imprimió el primer libro que se conserva, en castellano, por encargo del obispo Juan Arias Dávila González (1.436 - 1.497), fue la obra "El Sinodal de Aguilafuente". El único ejemplar que se conserva fue descubierto en 1.930 por el canónigo archivero de la catedral de Segovia, Cristino Valverde del Barrio (1.887-1.957).
Vistas desde el Mirador de la Canaleja
Poco después, llegamos a un espectacular balcón, es el Mirador de la Canaleja. Construido en el siglo XIX para eliminar un pasadizo cerrado que bajaba hacia el barrio de San Millán (La Canaleja). Desde su pretil disfrutamos de unas maravillosas vistas de buena parte del barrio, con las iglesias de San Millán y San Clemente; y al fondo, con un azul de lejanías, las montañas de la sierra, con los dentellones de Siete Picos (cantera, según se dice, de la que el diablo extrajo la piedra para el Acueducto), el cono del Montón de Trigo y el inconfundible perfil de la Mujer Muerta, inspiradora de leyendas.
Puerta de San Martín y Casa de los Picos (Foto tomada sobre 1.870)
Junto al Mirador de la Canaleja, se encontraba la Puerta de San Martín, una de las cinco puertas de la antigua muralla de la ciudad. Ésta, en particular, era doble, con dos arcos. Fue demolida, en aras de la "modernidad", el 27 de julio de 1.883. Su derribo fue especialmente doloroso por el valor y el significado histórico que albergaba, pues ante ella recibía el Ayuntamiento a los monarcas que visitaban Segovia y les ofrecía en una bandeja de plata las llaves de la ciudad. De hecho, una placa aún lo recuerda: "Antes de cruzar esta Puerta de San Martín, los Reyes de Castilla juraron guardar los Fueros de Segovia".
Dibujo de la fachada de la Casa de los Picos
A unos metros, a la derecha, vemos la fachada de la Casa de los Picos, situada en el número 33 de la calle Juan Bravo. Hacia el último tercio del siglo XV, Pedro López de Ayala y su mujer, Isabel de Silva,construyen esta típica casa segoviana como casa-fuerte para defender la Puerta de San Martín. Su fachada, desde el zócalo hasta la cornisa, está formada por 617 sillares de granito tallados en punta de diamante, que le dan un carácter de rudeza y hosquedad medieval.
Se dice, que antes de tener ese aspecto puntiagudo la fachada de la casa,... fue propiedad de un judío que era el verdugo de la ciudad... y la casa era conocida como la "casa del judío"...
Una antigua leyenda dice que tras uno de los "Picos", hay escondido un tesoro...
En el año 1.976, el arquitecto Alberto García Gil llevó a cabo su restauración y rehabilitación, para albergar la Escuela de Artes y Oficios, que permanece ahí hoy día bajo el nombre de "Escuela de Arte y Superior de Diseño de Segovia".
Palacete mudéjar de Cascales, Alpuente ó Aspiroz
A la izquierda de la calle Real, en la plaza del Platero Oquendo, nº 3, vemos un palacete mudéjar, bello ejemplo del estilo gótico flamígero. Fue construido sobre la Morería, en el último tercio del siglo XV y perteneció a Alonso de Cascales y su esposa Ana de Barros; con el tiempo su propiedad pasó al conde de Alpuente y en el siglo XIX a los Aspiroz. Por lo que el palacete es conocido por los tres nombres: Cascales, Alpuente ó Aspiroz.
La fachada de este edificio es un ejemplo del esgrafiado segoviano. El esgrafiado forma parte de la herencia que nos dejaron los musulmanes y es uno de los símbolos de identidad de la ciudad. Su fin es decorativo, pero también tiene otro efecto práctico: camuflar las posibles imperfecciones de la fachada.
Actualmente es la sede del Servicio Territorial de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León.
En la esquina izquierda de su fachada principal, vemos un cartel "curioso":“No se permite dejar carruajes en esta plazuela bajo la multa de 5 pesetas”.
Plaza de Medina del Campo
Llegamos a la plaza de Medina del Campo, una de las más bellas de Segovia.
En ella sobresale la iglesia románica de San Martín (siglo XII), escoltada por una escalinata, una fuente y el señorial torreón de Lozoya.
La plaza, también es llamada de las Sirenas, por los animales mitológicos que aparecen esculpidos en algunos de los canecillos de la Iglesia de San Martín y no por las dos estatuas de piedra blanca de Colmenar, situadas en la escalinata, obra del escultor Francisco Bellver (1.852), que más que sirenas parecen esfinges. Es un rincón típico segoviano que conserva todo su encanto medieval.
Plaza de Medina del Campo
La iglesia de San Martín tiene tres soberbios atrios y unas magnificas portadas: la exterior es muy interesante, con esculturas sirviendo de columnas.
En su interior guarda imágenes entre las que destaca un Cristo yaciente de Gregorio Fernández, un San Francisco de Asís de Pedro de Mena y un tríptico flamenco. Entre sus capillas destaca particularmente la de los Herrera que tiene un bello retablo.
En la meseta inferior de la escalinata se encuentra la estatua en bronce, "Monumento a Juan Bravo", obra del escultor Aniceto Marinas García (1.866-1.953), erigida en 1.922 en conmemoración del Centenario de las Comunidades. El pedestal es de piedra berroqueña (granito). Su inauguración estuvo rodeada de bastante polémica por parte de gran parte del pueblo segoviano.
Continuamos con nuestro grato paseo, sorteando turistas que vienen en dirección contraria (calle abajo) embelesados... la calle gira a la derecha... y poco después, llegamos a la Plaza Mayor.
Plaza Mayor de Segovia
La porticada Plaza Mayor, para los segovianos, "La Plaza", es el centro vital de la ciudad. A su alrededor se erigen el Ayuntamiento (XVII), el Teatro Juan Bravo (1.918), la iglesia de San Miguel y la Catedral.
Los góticos pináculos de la catedral y sus gárgolas se aprecian nítidamente rodeando la cúpula de su nave central ante la que emerge uno de los pináculos rematado por un airoso ángel de bronce con una larga trompeta en su mano, del que dice la leyenda, que cuando la haga sonar habrá llegado la hora del juicio final.
Sobresale la magnitud de su soberbia torre, que llegó a tener 108 metros de altura, pero tras un aparatoso incendio, acaecido en 1.614, cuando durante una "tormenta seca", un rayo cayó sobre el chapitel de plomo de la torre, derritiéndolo. A la tormenta seca, le siguió una tempestad de agua que apagó el fuego, pero provocó inundaciones en el templo. La torre tuvo que ser reconstruida, dejándola algo más baja, pero sigue siendo la más esbelta y elegante de las torres de todas las catedrales de España, lo que, no en vano, le ha valido al monumento la denominación de "la Dama de las Catedrales".
Catedral de Segovia
La Catedral de Segovia comenzó a construirse en 1.525 bajo el reinado de Carlos V, a iniciativa de la familia Gil de Hontañón.
La antigua Catedral de Santa María, que se alzaba en los jardines del Alcázar de Segovia, sufre graves daños durante La Guerra de las Comunidades de Castilla provocando el cambio de ubicación del templo para alejarlo de la construcción militar. En el año 1.520 y debido al hostigamiento al que fue sometida la ciudad por las tropas de Carlos I, el movimiento comunero se levanta violentamente en Segovia, y durante el asedio al Alcázar, destruyen gran parte del templo donde también se habían fortificado partidarios del emperador. Durante los meses que dura la revuelta comunera en Segovia hasta su derrota en la batalla de Villalar en abril de 1.521, la Catedral de Segovia es usada para asediar y atacar a las tropas que resisten en el interior del Alcázar.
Vista invernal de la Catedral de Segovia
Se trasladan y reutilizan diversos elementos del siglo XV procedentes del antiguo templo: en 1.524 se comienza a desmontar y montar el bellísimo claustro de Juan Guas, ardua tarea que se dilata durante cinco años de trabajo; en 1.558 también se traslada la Sillería del Coro, de estilo gótico flamígero: un hermoso trabajo en madera de nogal sin policromar, que se compone de 117 sillas. La parte superior de la sillería se adorna con tracería calada de motivos geométricos y vegetales. Sobre la silla episcopal (reservada al obispo) aparece el escudo de armas del obispo Juan Arias Dávila González (1.436-1.497). Los dos asientos más cercanos a la reja del coro (reservados a los reyes) se encuentran rematados por pequeñas cúpulas.
La nueva Catedral, se construyó ya en estilo gótico tardío, casi uniforme en su interior, pese a los años que tardó en construirse, solo la cúpula que cubre el crucero construida en 1.630 y finalizada por Pedro de Brizuela (1.555 - 1.631) presenta un aspecto discordante, sobrio e imponente. Cuenta con una planta de 50 metros de ancho por 105 de longitud y sus bóvedas alcanzan una altura de 30 metros. Su estructura es de tres naves y girola, con altos ventanales, fina tracería calada y numerosos vitrales de extraordinaria belleza y calidad.
Iglesia románica de San Miguel
La primitiva Iglesia de San Miguel, construcción románica del siglo XII, en cuyo atrio fue proclamada Reina de Castilla Isabel la Católica el 13 de diciembre de 1.474 (día de Santa Lucía, Patrona de los Ciegos) por el Concejo Segoviano, estuvo construida, más o menos, en el centro de la Plaza Mayor, hasta que se desplomó al anochecer del 26 de febrero de 1.523, cuando los feligreses estaban rezando el rosario. Curiosamente, y de milagro, sólo hubo una víctima, un muchacho que después encontraron muerto con una aceitera en la mano.
Su reconstrucción, en 1.532, alejada sólo un poco de su lugar original (Plaza Mayor, esquina calle Infanta Isabel I), fue encargada al arquitecto segoviano Rodrigo Gil de Hontañón (1.500 - 1.577), que aprovechando los materiales de la primitiva iglesia, levantó, en su estilo románico, la portada y la esbelta torre, haciendo el resto del templo en estilo gótico.
Retrato de Andrés Laguna en la Real Academia Nacional de Medicina.
En la iglesia se encuentra enterrado Andrés Laguna (1.499-1.559), hijo de judíos conversos, médico, naturalista y filólogo nacido en Segovia, que alcanzó prestigio internacional como médico personal de los Papas Paulo III y Julio III y del Emperador Carlos I y de Felipe II. Hablaba castellano, latín, griego, alemán, portugués, italiano y francés. Estaba tan adelantado a su tiempo, y viajó tanto por el continente, que fue el primero en clamar por una Europa unida. Su obra, "El Dioscórides de Laguna" (en el que corrigió, completó y amplió la obra del cirujano griego del siglo I, Pedacio Dioscórides), publicado en 1.554, fue obligatorio en las boticas españolas hasta finales del siglo XVIII. Estaba escrito en un lenguaje tan llano y directo que cualquiera podía entenderlo. “Aplicado también el mesmo cozimiento a las tetas, las constriñe y reforma, de tal manera que aunque sean barjuletazas [bolsas grandes de cuero] las buelve como manzanicas de por San Juan”, comentaba el médico sobre un potingue vegetal.
Con el desplazamiento de la Iglesia de San Miguel, ganó la Plaza Mayor en amplitud de espacio, al unirse a las plazuelas del Caño y la Panadería.
"En la Plaza se celebra el tradicional mercado de los jueves, por ella pasan muchas de las procesiones de la ciudad, allí se han celebrado misas de campaña, juras de la bandera, cosos, conmemoraciones de sucesos históricos de otras épocas, como la Proclamación de la Reina Isabel la Católica; se coronó en la Plaza a nuestra Excelsa Patrona la Virgen de la Fuencisla, se han corrido toros, se ha bailado al son de la dulzaina y el tamboril, se congrega en la Plaza numerosa concurrencia a paseos y descansos, tocando en su kiosco la música días o noches de la semana", anota Mariano Sáez y Romero (1.868 - 1.939) en sus "Crónicas Segovianas de tiempos pasados" (1.930).
Plaza Mayor: Kiosco y Cätedral
En el kiosko de música situado en el centro de La Plaza, más o menos donde se hallaba el atrio de la Iglesia de San Miguel, la Banda de música de la Academia de Artillería ofrecía todos los domingos sus conciertos... Los vendedores de jarros de hojalata, aceiteras, sartenes y cazos solían situarse alrededor del kiosco de la música que el arquitecto municipal Joaquín Odriozola y Grimaud (1.844 - 1.913) diseñó en 1.896, siguiendo la tipología propia de este tipo de construcciones de hierro. De planta octogonal, el templete posee un zócalo elevado que hace las funciones de almacén y vestuario para los músicos. En el año 1.916, el kiosco fue retirado de su ubicación, hasta ese momento en el centro de la Plaza Mayor, con el fin de usar su base como tribuna durante el día de la Coronación de la Virgen de la Fuencisla. Desde ese momento, sería colocado y retirado en numerosas ocasiones hasta que, en 1.986, la Escuela Taller Municipal de Rehabilitación se encargó de su restauración, tras lo cual fue instalado en el lugar en el que hoy podemos verlo.
Plaza Mayor
Los jueves, la Plaza cobraba un movimiento especial con motivo del mercado. Lo describe León Roch en su libro "Vistas de Segovia (Apuntes e impresiones de viaje)", publicado en 1.921: "La Plaza Mayor ofrece los días de mercado un cuadro pintoresco y alegre, todo luz y color, digno del pincel de un Zuloaga (...) El coro vocinglero de vendedores nos aturde con su pintoresca algarabía... La gente brujulea por entre los tenderetes del mercado como un hormiguero, buscando sus provisiones...".
Ayuntamiento de Segovia
El Ayuntamiento de Segovia fue construido por el arquitecto Pedro de Brizuela (1.555-1.631), entre 1.610 y 1.630, en estilo herreriano, de severa belleza, con fachada de granito (frente a las de ladrillo colindantes); con arcos de medio punto del soportal (frente al sistema adintelado del resto) y las dos torres, coronadas por chapiteles de pizarra en los extremos. Y en el centro, la torrecilla del reloj, con su castillejo de forja para las campanas.
Teatro "Juan Bravo"
El Teatro Juan Bravo se encuentra en el costado oriental de la Plaza Mayor, en el lugar que anteriormente habían ocupado el teatro de Verano La Zarzuela y el cine Reina Victoria. Recibe su nombre del líder comunero, Juan Bravo (1.483-1.521). La famosa arcada de la fachada del actual edificio se remonta a 1.881, a un proyecto del arquitecto Joaquín Odriozola y Grimaud. En 1.916 los arcos se quedaron "aislados", hasta que un familiar del propietario del solar pidió autorización al Ayuntamiento para construir el teatro siguiendo el proyecto del arquitecto segoviano, Francisco Javier Cabello y Dodero (1.888-1.953), y se pudieron derribar las casas que había detrás. En 1.917, se inició la construcción, como aparece reflejado en el frontón de la fachada principal, a cargo de Timoteo Villoslada, promotor y primer propietario. La fachada del teatro es de estilo neoclásico. Su altura es superior a la del caserío adyacente y presenta un frontón triangular que le proporciona una monumentalidad que le diferencia del resto de edificios circundantes.
Fue inaugurado el 26 de octubre de 1.918, con la comedia en 3 actos, "La Alcaldesa de Hontanares", obra del escritor y poeta, José Rincón Lazcano (1.880-1.964), a cargo de la compañía de la actriz jiennense Anita Adamuz (1.886 - 1.971).
Teatro "Juan Bravo"
A lo largo de sus casi 100 años de historia, además de representaciones teatrales, ha sido utilizado para mítines políticos, como sala de conferencias, cine y sala de conciertos musicales.
El inmueble fue adquirido por la Diputación Provincial de Segovia en 1.982, que lo rehabilitó y abrió de nuevo al público en el 23 de mayo de 1.989, con la actuación de la Orquesta Sinfónica Reina Sofía. El acto fue presidido por Su Majestad, la Reina Doña Sofía, acompañada por el entonces Presidente de Castilla y León, José María Aznar, y el Ministro de Cultura, Jorge Semprún Maura (1.923 - 2.011).
Estatua en bronce del poeta Antonio Machado
Frente a la fachada del Teatro Juan Bravo, y desde el viernes, 23 de abril de 2.010 (Día del Libro) preside esa zona de la Plaza Mayor, la estatua en bronce que representa al poeta, Antonio Machado, ataviado con abrigo largo y bastón, recordando la imagen de su "torpe aliño indumentario" que reflejó en sus poemas. La estatua ha sido esculpida por César y Ángel García y fundida en bronce por José Luis Lagunas en las instalaciones de la empresa Bronces Romanos; pesa 300 kilos y mide un metro y ochenta y cinco centímetros de altura. No tiene peana y sí un pedestal, que es una plataforma de bronce encastrada en el suelo, en la que pueden leerse unos versos del libro "Campos de Castilla", del poema "Canción de Despedida" que escribió el poeta en Segovia en 1.922: "Verdad que el agua del Eresma / nos va lamiendo el corazón... / ¡Torres de Segovia, / cigüeñas al sol!".
Antonio Machado, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, en un mitín
Antonio Machado Ruiz (1.875-1.939), el miembro más joven de la "Generación del 98", llegó a Segovia el 25 de Noviembre de 1.919, para ocupar la Cátedra de Francés, en el Instituto General y Técnico (hoy, Instituto "Mariano Quintanilla": con quien Machado compartiera tertulia artística y literaria, en unión de Julián María Otero y Mariano Grau en el Café de la Unión, así como en el estudio del ceramista Fernando Arranz, "en torno a un café de puchero y a una estufa de petróleo").
Durante casi 13 años trabajó y vivió aquí. Y aquí conoció a la mujer que más amó: la poetisa madrileña Pilar de Valderrama Alday (1.889 - 1.979), la "Guiomar" de sus versos, su Musa, una mujer casada 16 años menor que él. Fue el suyo un amor platónico...pero a sus 53 años, supuso un suave bálsamo para su corazón, roto... tras la dolorosa pérdida en Soria, de su joven esposa Leonor Izquierdo Cuevas (1.894-1.912).
Aquí creó a dos de sus personajes más famosos: Juan de Mairena y Abel Martín. Y fue precisamente Antonio Machado, con un grupo de viejos republicanos, según palabras de su personaje Juan de Mairena, quienes izaron la bandera tricolor desde el Ayuntamiento de Segovia aquel 14 de abril de 1.931. Y añadía "fuimos unos cuantos republicanos platónicos los encargados de mantener el orden y ejercer el gobierno interino de la ciudad. He aquí", confesaba a su amada Guiomar, "toda la intervención de tu poeta en el nuevo régimen, del cual he de permanecer tan alejado como del viejo".
Antonio Machado dejó Segovia en Octubre de 1.932, para incorporarse a la Cátedra de Francés del Instituto "Calderón de la Barca", de Madrid.
Plaza Mayor
Entramos en la Oficina del Patronato de Turismo de Segovia, para pedir un plano callejero de la ciudad y cualquier otra información que nos sea útil para nuestra ruta.
Emilio necesita imprimir un archivo con los perfiles de las etapas de la Ruta y comprar pilas para el GPS: nos acercamos por la Calle Cronista Lecea (calle dedicada al abogado, historiador y publicista segoviano, Carlos de Lecea y García, 1.835-1.926), al cruce de la Calle La Cabritería, donde nos han dicho que hay una papelería.
Tras hacer esta necesaria tarea, volvemos sobre nuestros pasos a la Plaza Mayor, y continuamos por la Calle Marqués del Arco (el rey Carlos II, concedió el título de Marqués del Arco, el 14 de Julio de 1.687, a Gaspar José Márquez de Prado y Bracamonte (1.654-1.713)). La calle es recoleta y sombreada, a estas horas de la tarde, y corre un fresquito muy agradable…
A la derecha, en el cruce de la calle Desamparados, un cartel nos indica el lugar donde se encuentra la "Casa-Museo de Antonio Machado", en concreto en el número 5. La Casa-Museo, ocupa las habitaciones de la antigua y modesta pensión de Doña Luisa Torrego Illanas (1.875-1.973), donde residió Antonio Machado durante su estancia en Segovia, entre 1.919 y 1.932, ocupando una pequeña habitación, orientada al norte, por la que pagaba 5 pesetas diarias y que según Mariano Grau, compañero de charlas del poeta, era tan fría... que Machado, apelando al gracejo andaluz, decía tener que abrir el balcón para que la pieza se caldease un poco, para que saliera el frío…
Continuamos nuestro agradable paseo por la Calle Marqués del Arco. Dejamos a la izquierda los jardines de la Plaza de la Merced. Lugar, antaño ocupado por el Convento de Mercedarios Calzados y que, tras su derribo, su solar se convirtió, en 1.843, en el primer jardín público realizado por el Ayuntamiento de Segovia dentro del recinto amurallado. Es un lugar muy agradable y sitio de descanso perfecto para los que realizan, paseando, el trayecto que separa la Plaza Mayor del Alcázar de Segovia: los jardines cuentan con bancos de piedra, zona infantil y entre su arbolado, destaca un cedro del Líbano y una sófora péndula. Desde Octubre de 1.973 y a la sombra de un enorme pino, se encuentra un busto en bronce, dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío (1.867-1.916), obra del escultor abulense, Santiago de Santiago Hernández (1.925).
Jardines de la Plaza Reina Victoria Eugenia
Llegamos a los jardines de la Plaza Reina Victoria Eugenia, donde se encuentran el Laboratorio de Química del Real Colegio de Artillería, el Monumento a Daoiz y Velarde y el Alcázar.
Nuestra foto ante el Monumento en Memoria de los Héroes de 2 de Mayo
El sevillano Luis Daoiz Torres (1.767 - 1.808) y el cántabro Pedro Velarde Santillán (1.779 - 1.808) fueron alumnos del Real Colegio de Artillería, entonces con sede en el Alcázar. El monumento erigido en Memoria de los Héroes del 2 de Mayo de 1.808 al cumplirse el Centenario, e inaugurado en 1.910, es obra del escultor segoviano Aniceto Marinas García (1.866 - 1.953).
Alcázar de Segovia
Mariano Grau Sanz (1.909 - 1.986), poeta, historiador y Cronista de Segovia, nos dice en "Segovia: Cinta en Tecnicolor" (1.931): "... perfilado en el claro esmalte de un cielo de porcelana, surge el Alcázar sobre su base pétrea, audaz mascarón de proa de la ciudad. Líneas verticales, gallardas, masa en equilibrio".
No llegamos a entrar a visitar el Alcázar… algo hay que dejar para la próxima vez que visitemos ésta preciosa ciudad...
Laboratorio de Química del Real Colegio de Artillería
Emprendemos el camino de regreso, deleitándonos con nuestro grato paseo. Nos detenemos casi al final de la Avenida del Acueducto, en la Cervecería "Baviera", situada "a un paso" de nuestro alojamiento (Hotel "Corregidor"), para tomarnos unas cervezas fresquitas (Miguel, una botella de agua de 1 litro y ½), acompañadas por unos pinchos de tortilla de patatas y un sándwich ("Baviera" y Vegetal).
Tras la frugal cena, nos retiramos a la habitación del Hotel. Escribo las notas de hoy, mientras Miguel, ve la televisión. Casi a las 11 de la noche: a dormir. Mañana, el "toque de Diana" es a las 6:45… comenzamos la Ruta...
Vista de la ciudad desde los jardines de la Plaza Reina Victoria Eugenia