El Padul (Granada), jueves, 21 de Marzo de 2.024.
“EN MEMORIA DE TODOS LOS MARINOS, SEPULTADOS EN EL MAR, SIN LOSA QUE LOS RECUERDE”.
Año de 1.819. Finalizada la Guerra de la Independencia contra los franceses (1.808 - 1.814), España está prácticamente en bancarrota, reina el desorden y la insatisfacción por el Gobierno de la nación y las colonias americanas comienzan a buscar su independencia de la metrópolis española.
En el cono Sur del continente americano, solo Perú se mantiene fiel a la corona, desde donde se trata de hacer frente a la insurrección que triunfa en Chile y Argentina, con el apoyo de Inglaterra. Ante esta situación, el rey Fernando VII (1.784 - 1.833) decide enviar una expedición que refuerce a la enviada un año antes, que se muestra impotente ante la ayuda que los independentistas reciben de la flota inglesa que capitanea Thomas Cochrane (1.775 - 1.860) y firma la Real Orden de 23 de Marzo de 1.819.
La “División del Mar del Sur”, al mando del capitán de navío Rosendo Porlier y Sáenz de Asteguieta (1.771 - 1.819), zarpa del puerto de Cádiz, en la mañana del 11 de Mayo de 1.819, con viento fresco del Este y destino al apostadero naval de El Callao, con la misión de hacer llegar tropas y caudales para aliviar la presión de los independentistas (por tierra) y de los corsarios (por mar).
La forman:
El navío“San Telmo”, diseñado por el ingeniero naval José Joaquín Romero y Fernández de Landa (1.735 - 1.807), botado el 20 de Junio de 1.788 en los Reales Astilleros de Esteiro en El Ferrol. Es uno de los pocos representantes de la gloriosa época de la Armada española; conocido popularmente en Cádiz como el “navío negro”: un buque de línea de tercera clase, 2 puentes, 53 metros de eslora, 14,5 de manga y 7 de puntal, con un desplazamiento de 2.550 toneladas. Con más de treinta años y demasiadas batallas, como la de Trafalgar (21 Octubre 1.805) o la defensa naval de Cádiz (1.810 - 1.812), “vegeta” en Cartagena, con una imponente hoja de servicios, pero necesita un mantenimiento que no se le ha podido dar. A su mando está el gaditano de Tarifa, Joaquín de Toledo y Parra (1.778 - 1.819) y como nave capitana, porta la insignia del brigadier Rosendo Porlier. Va armado con 74 cañones: 14 de a 24 libras por banda en la batería baja, 15 de a 18 en la segunda y 16 de a 8 en el castillo y en la toldilla.
"San Telmo"
El navío “Alejandro I”, también de 74 cañones y que fue comprado a Rusia dos años antes (1.817). Al mando del capitán cordobés Antonio Tiscar y Pedrosa (1.765 - 1.845). Demoró un día su partida del puerto de Cádiz, por una avería de última hora en el cabestrante mayor.
La fragata mercante“Primorosa Mariana”, para el transporte de tropas, armada con 48 cañones y capitaneada por Manuel del Castillo.
Funesta Premonición: Rosendo Porlier al despedirse en el puerto de Cádiz de su amigo el capitán de fragata Francisco Espelius y de la Quintana (1.768 - 1.840), le dice: “Adiós Francisquito, probablemente hasta la eternidad… “.
Rosendo Porlier
Al poco de cruzar la línea del Ecuador, el navío “Alejandro I”, tiene que dar media vuelta y regresar a la península, pues las vías de agua que tiene, por problemas en el calafateado, amenazan con hacerle naufragar.
El convoy hace escalas en el puerto de Río de Janeiro y en el apostadero naval de Montevideo, alcanzando juntos el mar de Hoces a finales de Agosto.
A la hora de pasar el siempre difícil Cabo de Hornos, por el mal tiempo y las fuertes tormentas, los tres buques de la “División del Mar del Sur” se separan… y el día 2 de Septiembre, el “San Telmo” es visto por última vez, desde la borda de la “Primorosa Mariana”, en medio de una gran tempestad, en la latitud 62° Sur y longitud 70° Oeste, meridiano de Cádiz… con averías en el timón, la tajamar y la verga mayor… a la deriva, sin posibilidad de gobierno, en dirección Sur…
"San Telmo" - ilustración de José Antonio Peñas
Únicamente las dos fragatas, por separado, consiguen llegar al puerto de El Callao: el 2 de Octubre, lo hace la“Prueba” y una semana después, la “Primorosa Mariana”.
Durante las siguientes semanas se esperará la aparición del “San Telmo”, y el jefe del Apostadero de El Callao en su informe sobre la demora del buque, escribe: “…cabe dudar en que el navío pueda haber remontado el cabo y si lo hubiera conseguido es de recelar una arribada en los puertos de Chiloé o Valdivia a repararse de donde espero en breve noticias para participar a V.E… “.
"San Telmo" - Dibujo de Berenguer
Tras 3 años sin noticias del navío “San Telmo” y después de que las viudas de los oficiales reclamaran para poder cobrar su pensión, el 6 de Mayo de 1.822, se declara oficialmente de Baja en la Armada Española al navío y los 644 tripulantes, dados por muertos: “… en consideración al mucho tiempo transcurrido desde la salida del navío San Telmo del puerto de Cádiz el 11 de Mayo de 1.819, en demanda del océano Pacífico y dadas las pocas esperanzas que se conservan de que se haya salvado el buque, Su Majestad el Rey ha resuelto, a propuesta del Capitán General de la Armada, que sea dado de baja el referido navío y los hombres que en él viajaban”.
El "San Telmo" entre los hielos de la Antártida
Tras la pista del “San Telmo”
Suposición: El “San Telmo”, dañado y sin timón, empujado por los fuertes vientos y las corrientes marinas, habría navegado a la deriva hacia el Sur, hasta llegar a algún punto de tierra firme en la Antártida. Hubieran sido los primeros en llegar al continente helado, donde perecerían de hambre y frío. Frío final para un viejo navío de la Armada Española con 644 hombres a bordo, entre tripulantes y soldados.
Foto aérea del Cabo de Hornos
Atisbamiento: Que se tenga constancia escrita, en 1.603, el navegante y explorador palentino Gabriel de Castilla (1.577 - 1.620) es la primera persona en atisbar el mundo helado antártico al desviarse su barco por las tormentas, pero al contrario del“San Telmo”, si pudo regresar y contarlo.
Ya en el siglo XIX, probablemente, los primeros en avistar el continente fueron (en 1.820) el capitán ballenero estadounidense Nathaniel Palmer (1.799 - 1.877) al mando del balandro “Hero” y los oficiales navales británicos William Smith (1.790 - 1.847) y Edward Branfield (1.785 - 1.852), navegando en el buque mercante “Williams”... y uno de los componentes de esa expedición, el capitán Robert Fildes describe en su Diario, que en la Isla del Rey Jorge (islas Shetland, de las que tomaron posesión para la corona británica el 19 Octubre 1.819) avistaron los restos de un naufragio que él atribuyó a un navío español de 74 cañones y que se había producido no hacía mucho tiempo.
Nathaniel Palmer (1.799 - 1.877)
A esa misma conclusión llega otro famoso navegante antártico que recorre las aguas de esa zona, entre 1.821 y 1.822 el, escocés James Weddell (1.787 - 1.834) que incluso aventura la posibilidad que los náufragos sobrevivieran algún tiempo alimentándose de focas de las que se encontraron abundantes huesos.
La Historia Oficial reconoce a Williams Smith como el primer hombre, y británico, en poner un pie en la Antártida.
En los años siguientes la Armada Española se desmorona. Entramos en el decadente siglo XIX y las Colonias, se van perdiendo poco a poco. Los escasos barcos útiles para defender las posesiones, son totalmente insuficientes. El imperio español toca a su fin y en estas circunstancias la suerte que hubiera podido correr el “San Telmo” no preocupa a nadie.
La historia del “San Telmo” permanece casi olvidada hasta que, entre 1.993 y 1.995, Manuel Martín Bueno (catedrático de la Universidad de Zaragoza), junto con un grupo hispano - chileno de arqueólogos, geólogos y marinos de la Armada, organiza varias campañas de investigación. buscando evidencias que aclaren su misteriosa desaparición. Catalogan diversas anomalías magnéticas sumergidas, que podrían ser cañones y anclas; levantan la cartografía de esos lugares y, en tierra, encuentran algunos objetos, como restos de maderas y calzado… pero, sin resultados concluyentes.
Manuel Martín Bueno
La Fundación Polar Española elabora el “Proyecto San Telmo 1.819 - 2.019″ de carácter estrictamente arqueológico, cuya hipótesis de partida es que los testimonios de los marinos ingleses acerca de la arribada del San Telmo a la zona del cabo Shirreff son fiables, y que por tanto cabe localizar sus restos. para definir y gestionar un yacimiento arqueológico: “Si se logra el objetivo de demostrar la presencia del San Telmo y sus tripulantes en tierras antárticas, España podría reclamar con toda justicia la primacía de la presencia humana en la Antártida. Esto, que no tendrá lógicamente consecuencias a nivel diplomático, sí las tendrá en lo que se refiere al prestigio de España y de su Armada”.
En Marzo de 2.021, la editorial Cascaborra pública el cómic “San Telmo”, con guión de Alicia Vallina Vallina e ilustraciones de Sergio Galisteo, que muestra la aventura de unos marinos españoles que pudieron ser los primeros en llegar a las costas heladas de la Antártida.
En la actualidad, una placa conmemorativa, inaugurada en Febrero de 1.993, en Playa Media Luna (Cabo Shirreff de la Isla Livingstone, de las Shetland del Sur), recuerda a estos marineros y soldados españoles, posiblemente los primeros que pisaron la Antártida. En Puerto Real, Cádiz, también existe una plaza con el nombre de San Telmo, que homenajea su hazaña.
El mar está lleno de leyendas, y verdad o no, también contaban los viejos marinos de los últimos veleros, que al pasar el Cabo de Hornos, en las noches gélidas y de tempestad, era posible divisar a lo lejos un navío congelado a la deriva sobre un témpano de hielo gigante. ¿Sería este el viejo“San Telmo”... vagando aún por el océano austral?.