Soportújar es un municipio situado en la parte centro-oeste de la Alpujarra Granadina.
Altitud: 945 msnm
Distancia a Granada: 68 km.
Limita con los municipios de Carataunas, Cáñar, Lanjarón, Bubión y Pampaneira.
Parte de su término municipal se encuentra en el Parque Nacional de Sierra Nevada.
Población:266 hab. (2017).
Gentilicio: Soportujero/a.
Su economía se basa en el turismo rural, el medio ambiente, la construcción y la carpintería.
En su término municipal se encuentra un lugar ideal para la tranquilidad y el retiro espiritual: el Centro Budista "O Sel Ling".
A los oriundos de Soportújar, los han conocido siempre sus vecinos de la Alpujarra, con el mote de los "brujos/as"... y "cuando el río suena, es porque agua lleva...".
La Real Academia Española de la Lengua, nos dice en relación a la palabra brujo/ja:
1. adj. Embrujador, que hechiza.
3. m.y f. Persona a la que se le atribuyen poderes mágicos obtenidos del diablo.
4. m. Hechicero supuestamente dotado de poderes mágicos en determinadas culturas.
5. f. En los cuentos infantiles o relatos folclóricos, mujer fea y malvada, que tiene poderes mágicos y que, generalmente, puede volar montada en una escoba.
6. f. Mujer que parece presentir lo que va a suceder.
7. f. coloq. Mujer de aspecto repulsivo.
8. f. coloq. Mujer malvada.
creer en brujas: 1. loc. verb. coloq. Ser demasiado crédulo y de pocos alcances.
parecer que a alguien le chupan, o le han chupado, brujas, o las brujas: 1. locs. verbs. coloqs. p. us. Estar muy flaco y descolorido.
brujería: 1. f. Conjunto de prácticas mágicas o supersticiosas que ejercen los brujos y las brujas.
arena bruja 1. f. Mur. arena más sutil y menuda que se saca de las acequias cuando se limpian.
caza de brujas 1. f. Persecución debida a prejuicios sociales o políticos.
Las brujas, como personajes de ficción o parte de un relato mitológico, quedaron para siempre en nuestro imaginario y cultura general.
Tras la expulsión de los moriscos, Soportújar fue repoblado, entre otras, por familias gallegas, y a los gallegos, se les relacionaba en aquella época con los conjuros, las meigas y la magia…
Una vecina de Soportújar en una entrevista al Periódico "Granada Hoy", manifestó:"lo de brujas, creo que lo decía la gente de Cáñar, porque nos traíamos a los novios de allí…".
Aunque realmente se desconoce el origen del mote, el Ayuntamiento está recuperando parte de su singular historia, transmitida a través de la tradición oral por los mayores de la localidad: "Un conjunto de historias extrañas, unas muy antiguas y otras más actuales, que son realmente misteriosas y que no tienen explicación alguna", José Antonio Martín Núñez. (Nota: José Antonio, ahora ex-alcalde y delegado de Fomento y Vivienda de la Junta en Granada, ha sido nombrado hijo predilecto de Soportújar durante el acto institucional de la X Feria del Embrujo de Soportújar - 2018).
En la obra de José Luís Puga Barroso, "Reivindicación de bienes en la tahá de Órgiva tras la guerra de la Alpujarra", se relata el caso de cinco moriscos (3 mujeres y 2 hombres), que en el año 1569, fueron llevados hasta el Tribunal de la Santa Inquisición. Fueron juzgados y sentenciados a las penas habituales por los delitos de "ceremonias": confiscación de sus bienes…
Desde el Ayuntamiento se ha puesto en marcha el "Proyecto Embrujo": un proyecto integral para el desarrollo económico y turístico, basado en la puesta en valor del patrimonio antropológico, natural, paisajístico y arquitectónico del pueblo, bajo un lema común: "Tierra de Brujas".
Entre las actuaciones que ya se han llevado a cabo, dentro del "Proyecto Embrujo", se encuentran:
- La Era de los Aquelarres: situada en la parte alta del pueblo, junto a los Depósitos de agua potable, cerca del Barranco de la Teja. Constituye en espléndido mirador desde el que se divisa, en toda su amplitud, el "albacete" de Órgiva. La zona occidental de la Contraviesa, la Sierra de Lújar, el Cerro de Escalate y el Tajo de los Vados (desfiladero "colosal" de acceso desde el interior hacia la Costa Tropical granadina) y la Sierra de los Guájares. En ésta Era se dice que se reunían las brujas de la Alpujarra para celebrar sus ritos (Aquelarre o Sabbath) y aquí se encuentra ubicada la "Casa de la Bruja", donde disponía de sus conjuros, sus pócimas y remedios. Se ha aprovechado esta actuación para restaurar esta Era tradicional.
- La Fuente de las Brujas: situada en el Mirador del Embrujo, junto a la Plaza principal de pueblo y la Iglesia Parroquial. El grupo escultórico de la Fuente la forman la figura de dos brujas, una vieja y experta y otra joven y aprendiz. La fuente dispone de un caño de agua potable, de un mecanismo de luces nocturnas y de otro que produce agua vaporizada simulando el vapor de agua del caldero.
- El Centro Temático: situado en la antigua casa de los maestros. El edificio se ha rehabilitado y puesto en valor, con acceso para minusválidos y se han modernizado todas las instalaciones. En el Centro se hace una labor explicativa sobre la evolución histórica de las brujas, con las diversas contingencias del devenir del tiempo, y en especial, el papel inquisitorial que acabó plasmando la imagen negativa que se tiene en la actualidad.
- El Puente Encantado: situado sobre el Barranco de la Cueva y junto al Cementerio del pueblo. En la entrada del Puente se ha colocado la estatua de una bruja que invita a pasar y visitar la Cueva del Ojo de la Bruja, que está al otro lado.
- La Cueva del Ojo de la Bruja: situada en la ladera derecha del Barranco de la Cueva y junto al Puente Encantado y la carretera de acceso al pueblo. En el interior de la Cueva hay una estatua de una joven bruja, acompañada de los útiles propios para la práctica de la hechicería.
- Mural en el acceso de entrada a Soportújar: Se ha acondicionado la parada de autobús en forma de un soportal o tinao alpujarreño, junto con una maqueta de grandes proporciones del caserío blanco de Soportújar.
- Exposición "Tierra de Brujas": Es una muestra colectiva de mujeres organizada por La B.958 (Laboratorio de Arte para el Desarrollo del Territorio), con un objetivo: cuestionar y revisar el papel de la Mujer en el mundo actual y contribuir a su mejora, especialmente en el medio rural. Todo lo relacionado con la brujería está asociado con el dominio femenino. Esas mujeres eran a la vez parteras y curanderas en un mundo rural abandonado a su suerte, y constituían el único recurso de los desheredados en caso de enfermedad o catástrofe natural; en los pueblos eran consultadas por casi todos sus habitantes y, al mismo tiempo, temidas por sus poderes. Las brujas habitaban en el mundo rural y eran depositarias de la llamada cultura popular.
- La Fuente del Dragón: Es una gran Fuente-Escultura, con la figura de un dragón que muestra los 5 elementos básicos que existen en todo tipo de materia: la tierra, el aire, el fuego, el agua y el éter. La Fuente es obra del escultor, afincado en Órgiva, José Vera y fue inaugurada en Junio de 2017.
- La Bruja Baba Yaga: Situada en el paraje del área recreativa del Barranco Frio. Es un temible personaje del folclore eslavo. Es una anciana sobrenatural que vive en las profundidades del bosque, en una casa asentada sobre patas de gallina y rodeada de árboles y cráneos brillantes. Vuela montada en un almirez (a veces en una olla) y rema el aire con una escoba plateada. Pasa de ser una auxiliadora materna a un villano caníbal. Es muy famosa como bruja temible, pero Baba Yaga también es una manifestación antigua y compleja de los mitos originarios y la ansiedad cultural que está en constante cambio. Quizás podrían haber puesto a Santa Marta, una de las santas más invocadas por las hechiceras españolas del pasado. “Marta, Marta. La que los montes salta, y los infiernos quebranta”.
Ahora vamos a retroceder en el tiempo... intentando llegar al "Origen"...
¿Desde qué momento de nuestra más remota historia existen las brujas?
Desde mitos agrarios que relacionaban la fecundidad con el misterio de la renovación de las plantas hasta sofisticados ritos supuestamente demoníacos, se erige la bruja (la mujer) como principal “usufructuaria” de habilidades o poderes mágicos para adivinar el futuro o influir en hechos y personas.
Los orígenes de la brujería se remontan, según algunos estudiosos, a una antigua religión Neolítica en la que solían practicarse sacrificios humanos, aunque otros critican este paralelismo por no haber suficientes pruebas que corroboren tal afirmación. Los que la apoyan, cuentan con la supuesta correspondencia entre las “noches de brujas” (sabbat o aquelarre) y las fechas en que se realizaban los ritos de fertilidad para que la naturaleza no fuera invadida o poseída por el invierno y diera grandes y buenas cosechas en el verano, que serían alrededor del 31 de julio y el 1 de febrero.
De allí la gran importancia simbólica y mágica de los solsticios, que permanecieron como un rastro subterráneo ligado a influencias germánicas y celtas, a su vez residuos de ritos femeninos grecorromanos a Dionisos o Baco, y a otros dioses y ritos tracios.
Lo cierto es que tanto los rituales agrarios como los simbolismos lunares asocian a la mujer como fuente de misterio y de poder, como conocedora de las plantas mágicas y sus efectos.
En la Mitología Griega, la diosa Hécate era quien dirigía la brujería y los encantamientos, y ciertas regiones y ciertos lugares eran considerados puntos de pasaje al mundo infernal, y estaban asociados a zonas tales como: pantanos, lagos, cementerios, bosques.
La Tesalia, pradera fértil con múltiples cursos de agua, parecería así la región de origen de las brujas en Grecia; Lucio Apuleyo la califica de "tierra natal del arte mágico", y muchos personajes mencionados en la literatura tienen ese origen.
En las antiguas Grecia y Roma, hay referencias a las brujas y se hacía la distinción entre magia buena y magia mala, castigándose severamente esta última.
La magia benéfica se hacía en público y se consideraba necesaria, y para ello existían los augures romanos. Los augures eran sacerdotes que practicaban la adivinación (de allí el “augurio”); solían ser cargos oficiales, aunque había algunos augures particulares.
La magia mala o negra, en cambio, se hacía para infligir daño, y se le atribuía generalmente a las"maleficae"(hechiceras, en latín), de quienes lamentablemente hay numerosísimas menciones en textos clásicos. Según estos autores, las hechiceras tenían la facultad de transformarse en animales, de volar y de practicar la magia tanto en provecho propio como por encargo de otras personas; solían dedicarse sobre todo a la magia erótica pero también a provocar enfermedades o tempestades.
Sus reuniones ocurrían de noche y hacían conjuros donde invocaban a las diosas Hécate, Artemisa o Selene. Sin embargo, y a pesar de todos estos detalles, los autores clásicos se mostraron casi siempre escépticos a las supuestas facultades de las brujas.
Por otro lado, en el Antiguo Testamento cristiano (la Torah judía) no hay distinciones entre buena y mala hechicería: sencillamente se prohíbe su práctica por considerarse apóstata, es decir, por renegar de Dios y creer en otros dioses. Se castigaba con la pena de muerte, tal como se lee en Éxodo 22:18: “A la hechicera no la dejarás que viva”. Lo curioso es que, tanto en la Torah o Antiguo Testamento como en la cultura grecorromana, la brujería aparece asociada mayormente a las mujeres.
Y aquí entramos en el terreno más escabroso y por el que más se conoce a las brujas: su relación con el cristianismo de la Edad Media.
Debemos mencionar, sin embargo, que los padres de la Iglesia, específicamente San Agustín de Hipona, mostraron dudas sobre la realidad de la brujería. San Agustín no creía en la facultad de metamorfosearse en animales, pero desarrolló la idea de que eran delirios provocados por el demonio.
A pesar de ello, se promulgaron varias leyes en contra de practicar la magia y la adivinación muy tempranamente: el Código Teodosiano en 429, el segundo Código Justiniano en 534 (prohíbe consultar astrólogos y adivinos), el Código de Elvira en 306, o el Concilio de Laodicea en 360, que pide la excomunión a quien practique brujería, adivinación, astrología o magia. Todo estaba condenado como culto pagano.
Al comienzo del Medioevo, Clodoveo I, rey de los francos del año 481 al año 511, promulgó la llamada "Lex Salica" condenando a las brujas a pagar fuertes multas. Y en lo que respecta a Carlomagno, su código de leyes establecido entre los años 780 a 782, contemplaba la prisión para los adeptos a la brujería.
Pero a partir del siglo XIII las cosas cambiaron para peor: comienzan a difundirse textos en donde algunos clérigos eruditos dejan pasar la idea de que los cristianos, a veces, permitían que el demonio se apoderase de ellos o de alguna parte de su ser, y es así como se pasa de ver la brujería como una superstición (o como resultado de ilusiones demoníacas) a verla como una práctica en la que se busca pactar con Satanás. De allí la necesidad imperiosa de descubrir quién puede ser bruja o brujo y de clasificar sus prácticas.
En este punto, la creencia de que el demonio interviene directamente en la vida cotidiana se hace más real que nunca, y la preocupación invade a todo el mundo; por ello la brujería se equiparó a la herejía, y Santo Tomás de Aquino, formula entonces su famosa teoría de "demonios íncubos y súcubos", con la que pretendió precisar la causalidad de las relaciones sexuales entre humanos y demonios (como narra el Libro de Enoc). La brujería se asocia definitivamente con el culto al diablo, la idolatría y la herejía.
En 1484 el papa Inocencio VII promulga la bula "Sumis desiderantis" en la cual reconoce formalmente el hecho de la brujería.
Tres años después, se imprime el "Malleus maleficarum" (“El martillo de las brujas”, 1487), manual para inquisidores, escrito por los dominicos alemanes Heinrich Krämer (1430-1505) y Jacob Sprenger (1435-1495), y personifica la peor pesadilla de prácticamente cualquier mujer de la época. No sólo certifica la existencia de las brujas, sino que afirma que el no creer en ellas es un delito equivalente a la herejía.
Es una recopilación de gran cantidad de historias, presentadas no como superstición, sino como hechos reales, de pactos diabólicos y poderes mágicos, y muestra una notable obsesión por el tema sexual en relación con las brujas. La razón que esgrimen para identificarlas especialmente como mujeres es que “toda brujería procede del apetito carnal, que en las mujeres es insaciable”.
El indudable tinte misógino de éste y otros libros de la época es una muestra de la visión de las mujeres como pecadoras, peligrosas y seres inferiores a quienes había que dominar. Por supuesto, comenzaron a salir numerosas brujas, siendo estos libros el fundamento principal para lo que se conoció como "caza de brujas".
Las prácticas que se les atribuían eran el pacto con el diablo, la celebración de aquelarres (que por otra parte nunca se pudo probar), el vuelo nocturno sobre animales voladores o sobre escobas, objeto casi exclusivo femenino; la transformación en animales, sobre todo en gatos negros, y la magia negra, es decir, de hacer magia con fines malévolos donde supuestamente hacían morir al ganado o enfermaban a las personas. Ninguna de estas facultades ha sido probada nunca.
La historia religiosa de Occidente tiene un capítulo muy negro con las brujas y la persecución inhumana que de las mujeres hicieron, aunque es preciso mencionar que también hombres y niños fueron acusados de brujos y quemados en la hoguera. Uno de los episodios más terribles en Europa fue el caso de las brujas de Zugarramurdi, y en América las brujas de Salem.
Las ejecuciones de brujas se legitimaban por las confesiones que los inquisidores les arrancaban, a menudo bajo tortura, o engañando y confundiendo a las inculpadas con promesas mentirosas. Y Jean Bodin (1530-1596), intelectual y jurista francés, apoyaba y justificaba estos abusos: "Es cosa virtuosa, necesaria, y laudable, de mentir y engañar con tal de llegar a la verdad y salvar la vida de inocentes, y es condenable no recurrir a estas prácticas, arriesgando que los males y que la destrucción continúen".
Un medio horrible y despiadado de saber, a ciencia cierta, si una mujer era una bruja, consistía en tirarla al agua con las manos y los pies atados, para así dificultar el nado. Como en teoría, una bruja era más liviana que el agua, si flotaba y no se ahogaba era rápidamente rescatada y quemada viva, mientras que si por el contrario la mujer se ahogaba, ello era prueba que había muerto inocente.
Joseph Pérez (historiador e hispanista francés, 1931): en España la brujería y su persecución, en contra de lo que suele creerse, corrió a cargo fundamentalmente de las autoridades y tribunales civiles, que veían en ellos un atentado contra el orden público y se mostraban sensibles "a la presión social que ve en las brujas criminales y acólitos de Satán". La Inquisición española, desempeñó un papel secundario y "se mostró más bien indulgente con las brujas" pues raramente aplicó la pena de muerte (al considerarlas más víctimas que criminales), a diferencia del durísimo trato que recibieron judeoconversos y protestantes. "En España no encontramos nada parecido a la fobia que se apoderó de Europa en los siglos XVI y XVII, y que llevó a la hoguera a cientos, y hasta a miles de desgraciadas".
Según Henry Kamen (historiador británico, 1936), la razón de la benevolencia de la Inquisición estribó en que no consideraba a brujos y brujas, cristianos verdaderos, sino personas "cuya ignorancia era explotada por el diablo". "España se salvó de los furores de la histeria popular contra las brujas, y de la quema de estas en una época en que esto prevalecía en Europa", pero recuerda que los tribunales civiles ordenaron la ejecución de muchas brujas, aunque se desconoce su número exacto, "ya que la represión de la superstición era aceptada como una función normal del Estado".
Claude Seignolle (1917-2018), escritor y estudioso del folklore, expresa que los procesos y ejecuciones en relación a brujerías, sobre todo conciernen a mujeres: "Satán tuvo sus sacerdotes, que fueron los brujos. Y el rey de los infiernos también tuvo sus sacerdotisas, que fueron las brujas. Pero como consecuencia que solamente los hombres eran admitidos en el servicio del Señor, las mujeres, excluidas del mismo, se sintieron más atraídas hacia su rival oscuro, que terminó acogiéndolas preferentemente y en mayor número. Incluso llegó a decirse que había mil brujas por cada brujo; con toda claridad esta afirmación constituía una exageración manifiesta, pero seguramente la proporción de las mujeres, en la muchedumbre que se afanaba en la adoración del Macho cabrío, superaba en mucho a la de los hombres".
Las brujas volaban… o algo parecido: Solemos imaginar a las brujas volando en escobas, y de alguna manera no está tan lejos de la realidad. Los ritos de la brujería implicaban la utilización de la planta llamada mandrágora, la cual causa alucinaciones y visiones extrañas. Las mujeres solían frotarla en su cuerpo generando una sensación de vuelo o levitación.
El sombrero en punta: Se piensa que se convirtió en símbolo de las brujas cuando el Papa Inocencio III ordenó que los judíos usaran capas en punta en el año 1215. La discriminación a estas personas generó rechazo y acusaciones de brujería, adoraciones paganas y crímenes. En el siglo XVIII se popularizó la imagen actual que conocemos, gracias a los artistas que las pintaron con este tipo de sombrero.
"La amenaza que las brujas representaban para la sociedad, la Iglesia y sobre todo, para la hegemonía masculina, era el hecho de que ellas heredaban y transmitían conocimientos muy importantes, que aplicaban mediante distintos oficios: cocineras, perfumistas, curanderas, consejeras, campesinas, parteras o nanas. Entre estos conocimientos se encontraban el control de la reproducción y la preparación de diversos abortivos, lo cual les permitía ejercer una sexualidad más libre. En el caso de las enfermedades, estas mujeres eran las que proporcionaban asistencia médica, porque habían aprendido a distinguir las plantas medicinales y sus distintas etapas de crecimiento, identificando los sitios donde crecían y descubriendo métodos para neutralizarlas. Sus recetas para curar fueron interpretadas como poder del Diablo". Norma Blázquez Graf, "El retorno de las Brujas. Conocimientos, aportaciones y críticas de las mujeres a la ciencia" (2008).
La creencia en las brujas y los procesos de brujas realmente comenzaron a ponerse en duda, en forma más o menos generalizada, a partir del fin del siglo XVII.
En Francia, Luís XIV reemplazó las ejecuciones a muerte por destierros de por vida, y en Estados Unidos, el juez y el jurado de Massachusetts, responsables de los Procesos de Salem (1692-1693), firmaron un arrepentimiento público en el cual se retractaban por lo hecho: "Confesamos que no hemos sido capaces de comprender las misteriosas alucinaciones de las potencias de las tinieblas ni oponernos a ellas (...). Tememos haber contribuido con otros, aunque por ignorancia y sin intención, a cargar sobre nosotros mismos y este pueblo de Dios, la responsabilidad de sangre inocente (...). Expresamos nuestro profundo sentimiento y nuestra pena por nuestros errores (...) por los cuales estamos angustiados e inquietos en nuestros espíritus (...). Pedimos a todos perdón desde el fondo de nuestros corazones, a ustedes a quienes hemos injustamente ofendido, y declaramos, según nuestra conciencia presente, que por nada del mundo ninguno de nosotros volverá a hacer semejantes cosas por semejantes razones".
Si bien el término "genocidio", tal vez no sería el más apropiado para aplicarlo a la "caza de brujas", muchos feministas definen hoy día esta horrenda batida contra las brujas como un crimen contra la humanidad, mientras que otros admiten que las injustificadas persecuciones y ejecuciones por sospechas de brujería perfectamente se acercan o se asimilan a lo que en el siglo XX ocurrió a los armenios en Turquía, o lo que ocurrió a los judíos en Alemania y en Polonia.
El temor a lo que no se comprende fue la principal causa de la muerte de muchos miles de seres inocentes, tanto en el Catolicismo como en el Protestantismo.
Sin embargo, la brujería y la magia siguen estando arraigadas en la cultura popular, pues ahora como antes, sigue habiendo personas con distintas creencias…, que utilizan rituales extraños..., que generalmente no conocemos, y los asociamos con algo malo…
EL CREDO DE LAS BRUJAS
"Oid ahora las palabra de las brujas Nuestro secreto en la noche escondido Cuando el camino era oscuro Nosotros lo revelamos en este día.
Ante el agua y el fuego misterioso Por la tierra y el soplo del aire Por la quintaesencia del espíritu Por desear, atreverse y guardar silencio.
Los renacimientos de la Naturaleza El pasaje de los inviernos y primaveras Nosotros compartimos con aquello que vive Y festejamos en un círculo fuera del tiempo.
Cuatro veces por año vienen los grandes Sabbats Y las brujas danzan gozosas Para las primeras recolectas, para la Candelaria En la fiesta de mayo y Todos los santos.
Cuando los días y las noches se igualan Cuando el Sol está en su cenit o naciente Los Sabbats menores son convocados Y las brujas se divierten.
Trece lunas y ciclos femeninos Trece brujas en un aquelarre Trece crepúsculos para alegrarse Todo esto en un día y un año.
Transmitido desde las edades antiguas Pasando entre hombre y mujer Pasando de un siglo a otro Desde el principio de las almas".