Arbas del Puerto (León), sábado, 29 de Septiembre de 2018 ( y II).
Hemos perdido de vista la imagen de la Cruz de San Salvador, y siempre subiendo, pasamos junto a la Cruz de Piedra (situada a la izquierda del sendero) y poco después, girando hacia la derecha, hemos coronado el Canto de la Tusa.
Al coronar el Canto de la Tusa, hemos cambiado de “viso”, y ante nosotros se abre el encajonado valle donde, abajo, al fondo, vemos Busdongo. Saco una foto del panorama y se la envío a Miguel, pues sé que el lugar le gustó cuando hicimos ésta misma Ruta con la bicicleta de montaña, y sé que le traerá buenos recuerdos…
Pasamos por un portillo para el ganado con cancela, y comenzamos a descender, suavemente, hacia la izquierda.
Como casi siempre, tras una bajada… viene una subida… y ya vemos, en la distancia, y como “pintado a escuadra”, en la ladera “pelada” (no tiene vegetación arbórea, sólo arbustos…) de la Sierra del Cuchillo, el camino que nos va a sacar del valle por la Collada del Coito.
Al llegar al cruce, donde la larga bajada comienza a hacerse larga subida, hacemos una parada para quitarnos una capa de abrigo, pues el sol ya va calentando… y reanudamos la subida, que poco a poco, paso a paso, nos lleva a coronar la Collada del Coito.
Nuevo cambio de “viso”. A nuestra izquierda se extiende el valle del río Madera, bajo el extremo de La Llomba los Celleros y desciende hacia el valle que forma el río Bernesga, aquel que nos acompañó desde nuestra salida en San Marcos de León y que dejamos en La Pola de Gordón para adentrarnos en las montañas leonesas, y que ahora vamos a reencontrar allá abajo, en su nacimiento, en Arbas, Arbas del Puerto, topónimo relacionado con el cercano puerto que hemos de cruzar para pasar a Asturias, Payares o Pajares, y los míticos “Montes Erbasos”, cuyas alturas prominentes (que pasan los 2.000 metros de altitud), nevadas gran parte del año y otras cubiertas de nubes, nieblas y azotadas por el viento... “sobrecogían el ánimo de los viajeros, arrieros, trashumantes y peregrinos de todos los tiempos” (según nos cuentan las crónicas).
El topónimo “Erbasos”, según algunos autores, hace referencia al latín "Arvum" (campiña); otros, sin embargo, se inclinan por una opción legendaria: la de un general romano llamado “Erbasio”, pues esta cordillera fue escenario de las guerras contra los astures; mientras otra acepción, nos lleva a la “erba” o hierba, muy lógico en estas tierras de pastos altos (pastoril y ganadera por excelencia).
Más al Oeste vemos el Alto de la Gobia (1.405 msnm), por donde entra el Camino en Asturias. Y la Sierra de los Pasos de Arbas, divisoria de León con Asturias, donde se yerguen imponentes los picos de La Páxara (2.002 msnm) y El Ceyón (2.035 msnm).
A nuestra izquierda, vemos el valle río arriba, con el pico de Los Celleros (1.864 m) dominando la escena. Al frente, a lo lejos, Arbas es la referencia visual hacia la que van encaminados nuestros pasos. En la distancia reconocemos: al lado de la carretera N-630, su histórica Colegiata, la Colegiata de Santa María de Arbas, origen de la pequeña población y refugio secular de peregrinos y viajeros en la comunicación natural entre la Meseta y Asturias.
Arbas del Puerto es una localidad leonesa perteneciente al municipio de Villamanín. Limita con los del Concejo de Lena (Asturias) al Norte; Pendilla de Arbas, al Noreste; Tonín de Arbas y Camplongo de Arbas al Este; Busdongo, San Martín de la Tercia y Poladura de la Tercia al Sureste; Viadangos de Arbas al Sur; Casares de Arbas y Cubillas de Arbas al Suroeste y el Concejo de Lena al Oeste.
Iniciamos un prolongado descenso, en el que el camino va zigzagueando en tramos muy largos, que nos llevan a vadear las cristalinas aguas del río Madera. Y aquí comienza la subida por la ladera de La Llomba.
Coronamos la subida, viendo al Oeste, justo delante de nosotros, los montes de La Picarota (1.618 msnm). Al otro lado están los remontes de la Estación Invernal de Valgrande-Pajares (con un dominio esquiable de 30,9 km de pistas, a las que dan acceso 4 telesquís, 4 telesillas y 1 cinta). Más a lo lejos divisamos de nuevo, el paso a Asturias por La Gobia y abajo, a la derecha, la carretera general y Arbas del Puerto.
Bajamos hacia el valle de las Caballetas, donde hay una majada de pastores. Ahora, detrás de la cabaña, vemos el monte La Perruca (1.411 m).
Vadeamos el río Las Caballetas. Pasamos entre la Perruca y la Picarota y nos desviamos a la derecha por un sendero, que recorre la ladera Oeste de La Perruca.
Vemos hacia el Oeste: La carretera y el “Puertu Payares” (Pajares) a 1.378 msnm, con las cumbres calizas de La Tesa (1.905 msnm), La Mesa (1.922 msnm) y La Magrera (1.946 msnm) en la lejanía, casi ocultas por las nubes.
En primer término, vemos la carretera N-630, con el desvío (a la izquierda) a El Brañillín y la estación de esquí; luego vemos (a la derecha) un aparcamiento, una nave y unas casas, donde está el bar “Casa Casimiro” y, a la izquierda, el Parador Nacional de Pajares, que con sus 3.888 m2, ha formado parte del turismo de Asturias desde que se inauguró en 1.953. Su historia está ligada a la del esquí, pues el 17 de Enero de 1.954, justo detrás del edificio, empezó a funcionar el primer remonte de esquí de Asturias, “La Cerra”, obra emprendida por el deportista olímpico asturiano, Jesús Suárez Valgrande, “Chus Valgrande” (1.912 - 1.997).
Los juglares medievales, cantaban sobre el paso de los peregrinos por estas montañas: "Adelante compañeros, no hagáis caso, ni de mis piernas que tiemblan, ni de mi semblante que se altera en la oscuridad de estos Montes Etuves, tan tenebrosos, que achican tantos corazones, hacen viudas a las mujeres y huérfanos a los niños".
Seguimos y poco después, ya volvemos a ver, la Colegiata de Arbas, ante el valle de los Pozos y las minas.
Caminamos sobre el monte horadado por el Túnel de La Perruca, túnel con 3.071 metros de longitud, inaugurado el 15 de Agosto de 1.885 (siendo en su día el túnel más largo de Europa), que fue una de las proezas del ferrocarril: pues la Rampa de Pajares, es uno de los tramos ferroviarios más difícil y montañoso del continente europeo.
A la izquierda de la Colegiata están las antiguas Casas de los Canónigos, que con el paso del tiempo, pasaron a ser viviendas y establos para el ganado (y algunas de ellas siguen habitadas). A la derecha de la Colegiata están “Los Güertos de la Burrera”, donde hubo finca y cuadra para criadero de burros.
Hacia las Casas de los Canónigos bajamos por un sendero. Estamos en El “Quentu los Probes” (colina de los pobres), donde dice la tradición oral que los pobres y peregrinos esperaban que los frailes comiesen para que les diesen las sobras.
Nos detenemos... y sentados sobre la hierba, disfrutamos del buen día y de las espectaculares vistas... meditando sobre el devenir del Tiempo y las Gentes…que, desde tiempos remotos... transitaron y poblaron estos bellos parajes...
A la derecha, bajo las casas, el río Los Pozos lleva sus aguas al Bernesga. Arriba a la derecha están los pastos de Majada Vieja (1.426 msnm) y Solsierras (1.500 msnm). Enfrente de la Colegiata vemos el Mesón de Casa Quico (fundado en el año 1.720 para atender a los peregrinos). A su izquierda, está el antiguo Albergue del Grupo de Montaña Ensidesa (inaugurado en 1.973).
Arbas del Puerto, vivió momentos de prosperidad con las minas y fue el principal acceso de comunicación entre Asturias y la meseta. Pero la inauguración de la Autopista del Huerna, abierta al tráfico en 1.983, supuso un fuerte golpe (gran parte del tráfico rodado dejó de pasar por aquí). Los edificios fueron cayendo en desuso y a día de hoy, solo hay unos pocos vecinos.
Continuamos nuestro camino y, poco después, llegamos a Arbas del Puerto.
Frente a la Colegiata, al otro lado de la carretera, estuvo el Hospital de Peregrinos (en la memoria popular, “la Casa los Probes”). Allí se alojaban y recibían limosna y la “pitanza” (la comida por caridad). Ya en el año 1.193 Alfonso IX (1.171 - 1.230) estipuló que habían de darse aquí “pan y vino a todo el que pidiese ayuda, con humildad y devoción”, así como cuidar de los enfermos, que además tendrían un par de huevos, sopa, cama y otras atenciones, sufragadas con las rentas otorgadas por el Monarca al Monasterio. Ya en el siglo XVIII se daba una libra de pan a los transeúntes, pero el cuartillo de vino y los huevos se reservaban a religiosos y militares. En 1.720 siguió atendiendo a viajeros y peregrinos, transformándose en mesón y paulatinamente en negocio de hostelería; negocio que tuvo ilustres visitantes: como el rey Alfonso XII (1.857 - 1.885) (cuando se inauguró el túnel de La Perruca); “Chus” Valgrande; el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo (1.926 - 2.008); el futbolista Enrique Castro, “Quini” (1.949 - 2.018) ó la escritora Ángeles Caso (1.959), entre otros.
Antiguamente, los monjes del Hospital de Peregrinos de Arbas, tañían la campana (día y noche), hacían hogueras y daban voces por los caminos para orientar a los peregrinos, sobre todo en días de niebla y nieves.
Junto al Hospital de Peregrinos se encontraba (y se encuentra hoy día) la Fuente de la Colegiata, que calmaba la sed de los peregrinos y viajeros. He leído que su agua es muy apreciada para cocinar, por lo que es habitual ver a gente llenando en la Fuente, botellas y bidones.
El viejo Hospital, que tanto bien haría a los peregrinos en este fragoso y duro paso, tendría un santuario propio que sería el origen de una primer iglesia, un primer y pequeño cenobio que sería el antecesor de la Colegiata.
Sobre la larga y prolija historia de la Colegiata no voy a escribir, pues está suficiente documentada y publicada. Si lo haré un poco sobre el edificio en sí.
La iglesia de la Colegiata es de estilo románico tardío (construida a finales del siglo XII y principios el siglo XIII): en el que ya se apuntan algunas características del estilo gótico, como los arcos ojivales y el uso de los motivos vegetales para decorar los capitales.
Pero a su estructura primigenia (la nave central y el ábside semicircular), se le fueron añadiendo, posteriormente, capillas góticas y el pórtico de bóveda de crucería.
La iglesia está construida con sillería de arenisca de color parda y es de dimensiones medianas. Tiene planta basilical con tres naves, rematadas en tres ábsides. Los absidiolos laterales tienen planta cuadrada mientras que el ábside central es semicircular.
En el año 1.693 se terminó la construcción de la torre, adosada a los pies de la iglesia, donde se ubicó el coro, y que fue concebida para hacer las funciones de pórtico. Con posterioridad, en el año 1.723, se construyó la llamada "Casa del Abad", que se corresponde con la actual residencia de los sacerdotes oficiantes de la zona.
Con el paso del tiempo desapareció el hospital-albergue y sólo quedó la iglesia como parroquia del lugar. A partir de 1.968 la colegiata pasó a depender de la San Isidoro de León.
La iglesia disponía de tres entradas, aunque la del costado septentrional está perdida y sólo queda algún vestigio (al adosarse en esa zona al edificio una capilla). La portada principal se abre en el muro Sur. Desde el exterior no se puede ver, porque se encuentra cubierta por un porche cerrado (siglo XVIII). Está adornada con un arco de medio punto con tres arquivoltas semicirculares, con zigzag, rombos encadenados, flores tetrapétalas, cabecitas de hombres y animales entre maraña vegetal. La parte inferior está formada por cuatro pares de esbeltas columnas sobre plintos. Los capiteles son vegetales y están delicadamente labrados.
Entramos y vemos el bellísimo empedrado, en forma de figuras geométricas y florales. Luís, en el “Libro de Visitas” escribe una corta reseña, dando cuenta de nuestro paso por este edificio tan especial...
En el lado occidental, dentro del cuerpo inferior de la torre, se encuentra la otra portada, con arco de medio punto y tímpano liso. El tímpano liso descansa sobre dos ménsulas que representan las figuras de un oso y un buey (como en la portada del Perdón de San Isidoro de León). La arquivolta es de aristas vivas con una pequeña decoración de ajedrezado. Las columnas son de fuste monolítico y los capiteles llevan decoración de entrelazos. Las basas áticas tienen decoración de garras.
El interior de la Colegiata es una delicia para la vista. Todo es armonía, perfección y virtuosismo estético. Se encuentra en muy buen estado de conservación, gracias a la restauración acometida por el arquitecto Luis Menéndez-Pidal y Álvarez en la década de 1.960. Las naves están separadas por pilares cruciformes, con cuatro semicolumnas adosadas que se apoyan en grandes zócalos cilíndricos (como en la basílica de San Isidoro de León). La nave central destaca por su altura y anchura y está cubierta con una bóveda de crucería estrellada, mientras que las laterales lo hacen con bóvedas de aristas. Las naves laterales están rematadas con ábsides de forma cuadrada, mientras que el de la nave central es semicircular y es donde se alberga la capilla mayor. El arco triunfal del ábside central es apuntado, con varias arquivoltas, ricas en decoración sobre varias columnas.
El ábside central es muy original y hermoso: sobre el zócalo se alzan columnillas que forman cinco nichos cóncavos, con tres vanos de iluminación. Las esbeltas columnas adornan y recogen los nervios que surcan el cascarón formando una preciosa cúpula gallonada. Una imagen de la Virgen con el Niño preside el hemiciclo. La imagen es una reproducción de la talla de madera del Monasterio de Gradefes, realizada por el escultor gallego, Andrés Seoane Otero (1.912 - 1.978), ya que la original fue destruida durante la Guerra Civil.
El presbiterio se cubre con bóveda de crucería cuatripartita. En la “clave”, donde se cruzan los nervios cruceros, hay un relieve con hojas carnosas que rodean un “Agnus Dei”, que sujeta una cruz con una de sus patas delanteras. En los muros laterales del presbiterio se abren vanos de iluminación: de medio punto y acusado derrame interior rodeado por un baquetón festoneado por besantes. Los absidiolos laterales son más sencillos y a ellos se penetra por arcos triunfales de curvatura semicircular. La iglesia tiene un coro alto, obra de los primeros años del siglo XVIII. En la nave norte hay un arcosolio con el sepulcro del arquitecto Luis Menéndez-Pidal y Álvarez, restaurador de esta colegiata, muerto en 1.975, con una inscripción que dice:
Luis Menéndez-Pidal Álvarez Arquitecto “Oh, Dios, salva su alma de la perdición como él salvó esta iglesia de la ruina”. XVI-VII-MDCCCXCIII + XXVIII-II-MCMLXXV
En el exterior, en los aleros del ábside, adornan el edificio unos canecillos, representando figuras humanas, animales y formas geométricas. A los pies del edificio, resaltan los modillones decorados con las cabezas enfrentadas de un oso y un buey, testimonio de una leyenda:
Según las creencias populares, dos eremitas acarreaban la piedra, desde el cercano “Pico Tres Concejos”, para construir el hospital, con una carreta celta “cantora”: de eje unido a las ruedas y untado con tocino y con salgueira (sauce cenizo) para que el carro “cantara”. Los carros cantores se oían por los valles como un encanto del paisaje. Al yugo, uncidos, tiraban del carro cantor la pareja de bueyes.
Al parecer, uno de los eremitas, llamado Pedro, se había dormido rendido por el trabajo… y fue despertado por una voz que gritaba su nombre desde el cielo... para que pudiese ver como un oso mataba a uno de los dos bueyes que tiraban del carro.
Entonces, Pedro, en vez de amilanarse, se enfrentó al oso, dominándolo y perdonando su vida, a cambio de que pasase a ocupar el lugar de su víctima en el yugo.
Otra versión de la leyenda dice que Pedro se dirigió hacia el oso, para convencerlo de que no había nada más noble que dedicar la vida a levantar iglesias, y la fiera, arrepentida de su acción, se dejó uncir en el lugar que había ocupado su víctima.
Una última alternativa. A pocos kilómetros de Arbas del Puerto se encuentra San Martín de la Tercia, que debe su nombre a San Martín de Tours (316 - 397), santo que está asociado a la figura del oso. Una leyenda cuenta que en un viaje realizado a Roma, pasando los Alpes, un oso se comió su mula y el santo colocó al plantígrado en su lugar. Casualmente, el día de San Martín, el 11 de Noviembre, comienza la hibernación de los osos, finaliza la temporada de recolección de los frutos y comienza la preparación del invierno con la matanza. El nuevo ciclo agrario no se iniciará hasta que los osos no salgan de su sueño invernal, allá por el mes de febrero, con la celebración del carnaval...
Por esa razón se representan el buey y el oso en la portada del lado occidental, ¿o al estar representadas las imágenes, eso dio lugar a la leyenda?.
La Asociación ASCA (Asociación de Simpatizantes de la Colegiata de Arbas) ha reanudado la saludable costumbre de atención a los peregrinos, en la fiesta patronal de Arbas, que se celebra el 8 de septiembre de cada año, con Misa solemne, rogativa, procesión, recepción de la ofrenda, y entrega del "bollu preñau" y una botella de vino a los visitantes.
El complejo de la Colegiata de Santa María de Arbas, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el 3 de junio de 1.931.
Más de mil años de historia, vieron tejer entre sus muros, innumerables historias de supervivencia... hasta convertir esta tierra mágica en un crisol, donde Asturias y León mezclan sus identidades.
Es la segunda vez que visito la Colegiata de Santa María de Arbas, y cada vez... me gusta más: por su limpia sencillez, por la armonía de sus formas arquitectónicas, por su azarosa y longeva carga histórica, por el ambiente de paz que crea en el alma... con pesar..., nos tenemos que marchar... hemos de continuar nuestro camino: Asturias y el Alto de la Gobia… nos esperan...
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