En pleno Parque Natural Marítimo - Terrestre “Cabo de Gata-Níjar”se encuentra “El Playazo de Rodalquilar”, una playa protegida, desde el siglo XVIII, por el Castillo de San Ramón, fortaleza declarada Bien de Interés Cultural... que ahora está a la venta por tres millones de euros en internet. El Castillo de San Ramón es una propiedad de 740 metros cuadrados, en una parcela de 74.381 metros cuadrados junto a la que en el siglo XVIII se llamaba Playa de los Castillejos. "Dos salones, cocina, patio con acceso a piscina, aljibe árabe y batería de cuatro cañones para posibles aunque poco probables ataques piráticos" es el anuncio publicado por la inmobiliaria Bernardó, en las “redes sociales”... La fortaleza cuenta con cinco dormitorios en suite, dos salones, uno de ellos comunicado con la cocina y el otro con acceso a la zona de piscina y un antiguo almacén habilitado para que su futuro dueño le dé el uso que considere. Además, se trata de una propiedad autosuficiente, elemento clave para su comerciabilidad. La luz se obtiene gracias a una serie de placas solares instaladas por uno de sus antiguos propietarios y el agua brota directamente del manantial presente en la finca. Si nuestro Rey Carlos III, que ordenó en 1.764 la construcción de la fortaleza, para defender los recursos auríferos de las Minas de Rodalquilar frente a los ataques de los piratas berberiscos y vigilaba el litoral comprendido entre el Cerrico Romero y la Cala de San Pedro... levantara la cabeza… Sea como sea, los propietarios aseguran que el mantenimiento de la batería militar de San Ramón está garantizado y apuestan por un uso privado como vivienda de esta fortificación, aunque recuerdan también que ya ha sido el escenario elegido para acoger celebraciones de bodas y todo tipo de eventos frente al mar. Con todo, pese a lo atractivo que pueda sonar, un Bien de Interés Cultural también tiene sus propias obligaciones. Quien acabe siendo el dueño del castillo deberá garantizar, atendiendo a la normativa vigente, su correcta conservación y organizar un mínimo de visitas abiertas al público durante, al menos, cuatro días al mes. Nadie dijo que vivir en un castillo iba a ser fácil... Ref. Miguel Martín EFE Almería 24 feb. 2.018.
"El Reglamento que su Majestad manda observar a las diferentes clases destinadas al Real Servicio de la Costa del Reino de Granada", aprobado el 18 de Agosto de 1.764 por el rey Carlos III, redefinió la organización de la costa y adoptó la decisión de construir una nueva batería para 4 cañones en Rodalquilar, que estaría dotada de 1 oficial, 2 cabos, y 16 soldados de la Milicia Urbana, además de 1 cabo y 4 soldados pertenecientes a los inválidos de artillería y un guarda almacén, además de la atención religiosa del capellán que tenía residencia fija en el castillo de San Pedro. También conocido como "Batería de Rodalquilar", vino a sustituir la torre de los Alumbres, fortificación renacentista de comienzos del siglo XVI edificada para la defensa de las explotaciones mineras próximas. Está batería fue proyectada por José Crame, que evaluó su coste en 200.000 reales de vellón, siendo financiado por José Arias, que obtuvo a cambio 2 compañías de caballería, que al parecer vendió a Luis de la Cerda y a José Requexo y Suloeta. El edificio estaba centrado en torno a un patio rectangular, al que se accedía a través de una barbacana que complementaba el hornabeque y protegía el foso y puente levadizo que permitía el acceso a una portada sin resalte; el corredor abovedado existente entre dicho acceso y el patio servía también de acceso a la estancia del oficial y al calabozo. Todo el conjunto del edificio aparecía dotado de la correspondientes aspilleras para fusilería con el fin de lograr una eficaz defensa ante cualquier ataque terrestre y los cuarteles aparecían dotados de las correspondientes chimeneas para el servicio de la tropa. La obra de la batería de Rodalquilar, comenzó muy pronto a presentar problemas constructivos, probablemente por la mala calidad de su construcción o de sus materiales, como se ha indicado, en cualquier caso en el informe redactado por Ventura Buzetta en 1.773, un lustro después de su construcción. Ya en el siglo XIX tras la Guerra de la Independencia esta fortificación quedó sin fuegos y en tan mal estado que fue abandonada por los militares; llegando a aconsejar Miguel de Santillana en 1.849 que volviera a construirse con cantería de mejor calidad, aunque nunca se realizó. Esta fortificación fue desamortizada por el Estado en pública subasta que se realizó en 1.875, siendo desde entonces una instalación de propiedad particular (adquirida por 1.500 pesetas). Con gran parte de sus torres y muros derruidos, pasó a un segundo propietario privado y de éste a un tercer particular, un arquitecto que a partir de 1.977, acometió las obras necesarias para convertirlo en residencia habitable.