Ujo (Uxo, en bable) (Asturias), lunes, 1 de Octubre de 2.018.
A las 8, cuando aún no ha amanecido, iniciamos la Quinta jornada de Nuestro Camino de San Salvador. Dejamos las espléndidas instalaciones del Albergue de Peregrinos “San Martín” de Pola de Lena, en la calle Ramón y Cajal, “en estado de revista…” y descendemos por la Escalinata de la Fuentina hacia la cercana plaza de Alfonso X el Sabio, donde Luís va a sacar dinero en un cajero automático (nota: en la vida que nos ha “tocado” vivir, por desgracia...sin dinero, poco se puede hacer…) y después vamos a desayunar: café descafeinado con leche y tostada de aceite y tomate.
El hombro izquierdo lo llevo “fastidiado….”. Hoy me lo he curado y después lo he cubierto con polvos de talco, una gasa y esparadrapo...y a ver que tal se me dá el día con el peso de la mochila…
Tras recordarle al estómago lo que es un “desayuno” (la verdad es que el estómago tiene una memoria muy leve y breve...y varias veces al día, hay que recordarle las cosas… para que no se le olviden…), retomamos nuestro caminar, callejeando por Pola de Lena.
Dejamos su casco urbano, caminando por el “inexistente” arcén de la carretera AS-242 (Oviedo - Campomanes). Esta carretera no está muy transitada, pero es muy “comprometida” y peligrosa. José Antonio, marcha delante, en primera fila, con la linterna encendida, para avisar de nuestra presencia a los vehículos.
Tras dejar atrás el barrio de La Barraca, en una curva a la derecha, hemos pasado junto a los puentes del ferrocarril que salvan el barranco de Muñón ó Brañallamosa (en el cruce que lleva a Riosa). En la villa de La Vega, hemos visto, en la distancia, la Capilla de Santa Águeda (siglo XVII). Y al pasar por Villallana, la Iglesia Parroquial de San Martín (siglo XV).
Por fin, una vez pasado Vallina, dejamos la carretera, desviándonos a la derecha por una pasarela elevada sobre el curso del río Lena y la autovía A-66 (Ruta de la Plata). Ese tramo de carretera que hemos andado es el peor y más peligroso de todo el Camino de San Salvador que hasta ahora hemos recorrido. Tanto, que nos ha empezado a entrar una "duda"… si merece la pena continuar, si el camino sigue igual… y hasta nos planteamos, neutralizar el tramo que nos queda hasta Oviedo y hacerlo en autobús o en tren…
Aún con la duda, siempre en la cabeza… continuamos Nuestro Camino… que ahora va por un camino paralelo a la autovía.
El Camino de San Salvador ha dejado el Concejo asturiano de Lena y ha entrado en el de Mieres.
Nos acercamos a Ujo, donde se unen varios caminos que bajan de los puertos de la Cordillera Cantábrica: Pajares, La Carisa, Piedrafita, Vegará y San Isidro. El topónimo de Ujo se cree que viene del latín vulgar, “ustium” = puerta / entrada / salida / dintel / zona de paso. Con el transcurso de los siglos el nombre primitivo romano se fue transformado: Ucium, Ucio, Ussio y Uxo / Ujo.
Esta vega fue, desde tiempos remotos, zona de tránsito y parada de pastores trashumantes, entre los pastos de la costa y los de alzada, en los puertos de montaña; ancestrales vías de comunicación sobre las que los astures construyeron sus castros; con la llegada de los romanos, habitaron en “villae” y acondicionaron y pavimentaron estos caminos, que ya, durante la Edad Media fueron reconvertidos en los Caminos Reales, utilizados como rutas de arrieros y peregrinos.
Hacemos una corta parada en la aldea de Los Tableros, para quitarnos unas capa de ropa, pues ya el sol va calentando. Después, continuamos.
Nos encontramos con que el camino está cortado por una valla metálica, con un cartelito que indica, “Obras”. Unos obreros nos informan que no podemos pasar por allí y que tenemos que rodear, hacia la derecha, en dirección la localidad de Sovilla.
Rodeamos las instalaciones industriales de las Empresas “Starglass” y “Rioglass Solar 2, S.A.”. Pasamos por las afueras de Sovilla y cruzamos la carretera AS-112 (Corredor del Aller, entre Ujo y Cabañaquinta), enlazando con un camino paralelo al curso del río Aller.
Por el valle del río Aller, bajaban antiguamente los peregrinos, a través de la calzada romana de La Carisa.
Las aguas del río Aller se unen poco después a las del Lena, formando entre ambos al río Caudal. Cruzamos al otro lado por un puente peatonal y después pasamos bajo la autovía.
Durante un corto tramo vamos paralelos al río Caudal, por una zona ajardinada y con zona para perros. Después giramos a la izquierda, para cruzar el río por un puente. El caso urbano de Ujo se encuentra al otro lado.
Al cruzar el puente sobre el río Caudal, por la vereda peatonal, y ya frente al llamado “Chalet de los Geólogos”, nos hemos cruzado, por casualidad, con Adolfo Fernández, que vive en la cercana Casería de La Reigosa, y es conocido comúnmente en Ujo, como “Fito”. Va acompañado de su perrito. Nos comenta, que se ha enterado de las obras en el camino y de su corte y desvío, y va hacia allá, a pintar las “Flechas Amarillas”, en el tramo alternativo provisional que acabamos de andar nosotros. También nos informa, muy amablemente, sobre cómo llegar, andando, a la Iglesia de Santa Eulalia.
Desde ésta sencilla página, quiero expresar mi más sincero agradecimiento, a “Fito” y a todas aquellas personas “anónimas”, que a lo largo del tiempo y sin ningún ánimo de lucro, fueron abriendo, actualizando y conservando los Caminos Jacobeos.
Nos despedimos de “Fito” y continuamos nuestro camino, ya en el casco urbano de Ujo, por el El Llugarín, el barrio más antiguo de Ujo, y que se encuentra totalmente rehabilitado. Callejeamos hacia el centro urbano.
Ujo fue un enclave importante en la ruta que seguían los peregrinos hacia San Salvador en la Edad Media.
A la izquierda de la antigua carretera, sobre una zona elevada, en el lado Sur de una plaza de perímetro rectangular, arbolada con plátanos y lindando con la vía férrea, se encuentra la Iglesia de Santa Eulalia (Santolaya d´Uxo, en bable), cuyo origen se remonta a finales del siglo XII o principios del siglo XIII.
Gaspar Melchor de Jovellanos (1.744 - 1.811), cuando visitó esta Iglesia, dejó este comentario en su diario: “Iglesia de arquitectura asturiana, de perfecta conservación por dentro y fuera”.
La traza original era de nave única y exedra orientada al Este, precedida de un tramo previo al ábside de planta cuadrada de mayor anchura.
La llegada de reliquias del Arca Santa y el peregrinaje del rey Alfonso VI a Oviedo en 1.075, determinaron el paso obligado por este lugar, de camino hacia la basílica ovetense en la ruta jacobea.
Esta iglesia de Santa Eulalia, y los restos conservados en Santa María de La Rebollada, son hoy los únicos testigos del paso de esta ruta de peregrinación por el Concejo de Mieres.
De la primitiva iglesia de Santa Eulalia, hoy sólo quedan tres elementos conjuntados en un edificio de mayor tamaño y estilo historicista (inspirado en Santa Cristina de Lena) construido entre 1.922-23, bajo la supervisión del arquitecto, Luís Sierra, cambiando su orientación, del Este al Norte.
Intereses económicos e imperativos del trazado ferroviario provocaron la desmantelación del templo románico y su reconstrucción.
Poco después de producirse éste desaguisado patrimonial, la Iglesia fue declarada “Monumento Histórico-Artístico”, por Real Orden de 23 de julio de 1.923.
Los elementos de la primitiva Iglesia que aún se conservan son: la Portada, situada en el lienzo Norte (y que antes estaba orientada hacia el Oeste, como era costumbre en el Medievo); el Ábside, que se mantiene en el lugar original y que hoy es la exedra y sobresale al Este y el Arco de Triunfo, que reubicado, sirve de embocadura al nuevo ábside.
La Portada está adosada a la fachada principal y se resguarda mediante un tejaroz soportado por canecillos, cuyas metopas y cobijas se decoran con círculos, rosetas y cruces. El guardapolvo ciñe arquivoltas decoradas con zigzag y palmetas, y una tercera labrada con “rollos zamoranos”. Un par de columnas a cada lado, con capiteles de inspiración vegetal (piñas y apomados), entrelazos de raíz celta y una escena figurativa (Daniel en el foso de los leones) en la que el desgaste impide apreciar sus detalles. La cornisa de arriba la recorre una cenefa en zig-zag o dientes de sierra, que da una apariencia de “movimiento”. La Portada, al estar orientada hacia el Norte, está sufriendo las humedades de las inclemencias del tiempo.
El Ábside original sobresale en el costado oriental y hoy forma la exedra; es de planta semicircular y su muro exterior está adornado y reforzado por esbeltas columnillas entregas con capiteles fitomórficos. A media altura está adornado con una banda de taqueado/ajedrezado y bajo la imposta conserva alguno de los canecillos originales, con ornamentación variada.
El Arco de Triunfo que está reubicado al Sur, en la embocadura del nuevo ábside; es de medio punto, con dos arquivoltas decoradas con rombos, picos dobles y filas de perlas; está protegido por un guardapolvo ajedrezado y apeado sobre dos columnas a cada lado, con capiteles con motivos vegetales y de lacería.
La Iglesia es de planta rectangular, con ábside semicircular y sacristía rectangular adosada a él. Está estructurada en tres naves separadas por arquería de medio punto, sobre gruesas columnas. La cubierta está abovedada en cuarto de esfera con estructura de madera vista y el presbiterio se ilumina mediante un vano estrecho abocinado.
En el muro derecho hay una lápida funeraria, conocida como “Lauda del niño Velasco” (año 921): fue hallada en una excavación (1.956) realizada junto a la Iglesia, entre otras pequeñas sepulturas alineadas, que formarían parte del cementerio cristiano (siglo X) que puede identificarse con el de la “Iglesia de Santa Eulalia de Ussio”, y que se menciona en la donación del rey Ordoño I (831 - 866) a Frominio, primer obispo de León, el 28 de junio del 860. Se cree que pertenecía a una familia navarra que llegó a Asturias acompañando a doña Jimena, esposa del rey Alfonso III el Magno (848 - 910).
Este es el texto traducido de la lápida funeraria: “MURIO EL SIERVO DE DIOS / VELASCO PARVULO / ERA DCCCCL / VIII”.
Y este es el texto de inicio de la donación: “A ti, Padre Frominio, Obispo. Por este nuestro precepto, que abado está. Donámoste y condecémoste: Los lugares de nuestra propiedad, esto es, junto al río Lena la Iglesia llamada Santa Eulalia, que está fundada en Villa Ussio“.
Una nota curiosa en la lectura de esta donación: el rey advierte al obispo que ponga alrededor un vallado a distancia de 50 pies, para asilo y cementerio.
Se conserva el altar original románico, así como la pila bautismal, de copa semiesférica y sin decoración.
Nos llama la atención una talla en la sacristía. Se trata de un Cristo con la mano derecha desclavada del madero, que nos recuerda al famoso Cristo de la Vega toledano de la antigua basílica de Santa Leocadia, que “juró ser testigo” de la promesa de un galán (Diego Martínez) ante su amada (Inés de Vargas). Leyenda que José Zorrilla (1.817 - 1.893) inmortalizó en su obra, “A buen juez, mejor testigo” (1.838).
A la derecha de la Iglesia, se encuentra el edificio de la Casa Rectoral. Entramos y nos atiende muy amablemente, el señor Párroco don Luís Cuervo Luengo, que nos comenta el origen del nombre del pueblo, así como la tortuosa historia de la Iglesia de Santa Eulalia… estampando finalmente el sello de la parroquia en nuestras credenciales. Hemos de continuar, se lo agradecemos y nos despedimos.
Junto a la Casa Rectoral, un panel nos informa del hallazgo de unas lápidas de época romana y que hoy se conservan en el Museo Arqueológico Provincial: una, con una inscripción de carácter votivo que encargó la pareja formada por Lucio Corona Severo y Octavia Procula y fue encontrada durante las obras para prolongar la vía de ferrocarril hacia Pajares, en Noviembre de 1.870; y otras dos, durante las obras para abrir la calle llamada “La Carretona” ó “Carretera de la Estación”, en Julio de 1.919: una, está dedicada a la divinidad astur “Nimmedo Aseddiago”, cuyo primer nombre está relacionado con el celta “nemeton” (lugar sagrado) y el segundo es un epíteto muy común en el noroeste de la Península emparentado con el latín y celta “sedeo”, que da lugar al nombre de persona “Sedatus”. La otra es la estela de “Cayo Sulpicio Ursulo”, militar astur que luchó en las tropas auxiliares romanas, en la que aparece toda su hoja de servicios. Tal vez, su vocación militar naciese en este mismo lugar, donde muy posiblemente ya existiese una guarnición romana dependiente de la Legio VII Gemina asentada en el actual León.
Buscamos a José Antonio, que mientras nosotros veíamos la Iglesia y la Casa Rectoral, él había ido a comer y beber algo en un bar cercano. Y nosotros vamos a hacer ahora lo mismo… con una cerveza con limón y un montadito de lomo y queso.
Dejamos la plaza de la Iglesia de Santa Eulalia y seguimos el Camino, pasando junto a dos grandes edificios de viviendas obreras llamados Los Cuarteles de la Hullera o de los Corredores, construidos en 1894 por la Sociedad Hullera Española con técnicos vascos y en estilo galés. Destaca su escalera lateral que sube a los corredores donde está la entrada a las viviendas.
Nuestra "duda"... por fortuna, se ha disipado,,, (esperemos que ese tramo de la carretera AS-242 haya sido la excepción que confirma la regla...) y continuaremos a pie nuestro Camino.
Pasamos por el barrio de La Vega y la antigua fábrica de chocolates “La Agustina”. Poco después, enlazamos con la senda fluvial del Caudal, acondicionada por la Confederación Hidrográfica Española (oficialmente, sendero de pequeño recorrido PR AS-100 Ruta Paseo del río Caudal; extra-oficialmente, el Paseo del Colesterol de Mieres), en dirección hacia nuestro siguiente destino: Mieres del Camín.
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