(Motril, 10 de Marzo de 1.930 - 8 de Mayo de 2.016)
En la página 35 de la Revista “Nueva Veleta” nº 18 (Abril 1.997) he encontrado un entrañable artículo, firmado por Fulgencio, con el título “Los Castrojas y la Caja”, que me ha encantado… y, en su Memoria, lo transcribo a continuación:
“Soy de los “chaquetas de pana”, que con sólo las “cuatro reglas”, leyendo de corrido, dudando donde “cabía” la B o la H, ingresé en LA GENERAL cuando era Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada. Fuimos trinchera, pilares, avanzadilla. Recorrimos veredas tras el “botín” de las arrobas de almendras, la aceituna recién molturada, la piara de “marranos” (con perdón), la “puntilla” de ganado (cabrío o lanar) y la sudada moneda extranjera. Sembramos ilusiones. ¡¡Qué invento la Minerva, que con voz de carraca de bronce, hacía el milagro de multiplicar y dividir!! ¡¡Que invento los ordenadores, que nos “aturullaban”!!.
La Caja se fue fortaleciendo, el Saldo, Azafatas, Carreras Universitarias… Y “nacieron” Departamentos, Jefaturas, Distritos, Zonas, Cajeros que por la boca echaban dineros a la calle. Y nació un lenguaje, que los “castrojas” no encontrábamos en el diccionario. ¡¡Qué complejos!!. Cada mañana, hacíamos malabarismos mentales para descifrar las jeroglíficas “Circulares”. Y todavía me queda en el cuerpo, el miedo a las "inspecciones perdona - vidas".
La “Casa Madre” se fue cuadriculando, como colmena de celdillas laberínticas. Islas desiertas. Llegaron los “Cursillos”, los “Reciclajes”, donde doctos monitores, en alarde de retórica de lucimiento nos aturdían. ¡¡Que soñarreras a la taurina hora de las cinco de la tarde!!. Y nos acosaron las reuniones de Zona, las “Cirbes”, los Dígitos, los Estudios de Mercado, los “Objetivos”, los Megas y una gama de productos... envidia del zoco moruno más surtido. Y las oficinas nuevas, todas vestidas como soldados de gala uniformados, iban matando el sabor rancio.
Conocí la política, los celos entre celdillas, la zancadilla, los comentarios de prensa, los fichajes millonarios de ejecutivos, tipo Ronaldo, que sin saber una finta... arrasaron el fichaje “marcando” en propia meta. Y me “pillaron” las cuberterías, los libros, las macetas, los platos, las baterías de cocina, -¡qué batería Señor!- y las bicicletas. Y LA GENERAL siguió en “rodamiento” de Chip, Fax, “Cirbes”, Guapas Secretarias, Marketing, Ranking y Trajes de Maniquí. Y sobre el queso cuadrado de la pantalla, apareció el “ratón”. Y la Caja, ya reforzada con ciencia universitaria, siguió siendo del pueblo llano. Tenía cimientos pueblerinos. Y la Caja hizo, y sigue haciendo, realidad muchas ilusiones".
"Con frecuencia, veo esquelas mortuorias de los que fuimos Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada. A los que quedamos vivos, que somos banco de placeta, paseo desconcertado, cataratas, bastón, pastillas arco iris, artritis, colesterol, lumbago, sueño continuo y traje de solapas pasadas de moda, cada año se nos agasaja. ¡Bendita memoria!. Somos pasodoble, “mazurquilla”, tango “caído”, boleros, “pajaritos” sin muchas alas. El vals de vueltas, nos marea. Con la “raspa” no nos atrevemos, por si tropezamos y ponemos la cadera en el quirófano. ¡El cuerpo no da para bailar “bacalao”!. Y cuando la música se alza, tan “chaquetas de pana” “semos” y tan dados a la querencia como la perdiz, que recordamos a los muertos - Salvador Ruiz, Ramón Mir, Arsenio Albertus, Pepe Rivera, Evaristo Pinel, Enrique Santas, Vicente J. de Cisneros, Rogelio “puntal" en Murtas, Silverio “leyenda” en Lanjarón y otros…- que fueron granos de arena, que ayudaron a hacer la montaña de la hoy LA GENERAL.
LA GENERAL hoy navega tranquila, aunque donde hay dinero habrá oleaje. Cuando entro en las nuevas oficinas, todas “Generales”, Cadetes, de Fiesta, Uniformadas y llenas de laureadas y pegatinas, casi no reconozco donde pasé los mejores años de mi vida... Y soy tan “castroja”, tan sentimental, que me engaño, soñando estar de vacaciones reglamentarias. Y se me sube el orgullo que un motrileño, Julio Rodríguez López, al que solo me une el paisanaje y un puñado chico de palabras, sea su Presidente. ¡¡Cuantas madrugadas!!.”.
Fulgencio Spa Cortés
Y para acabar mi sencillo homenaje, en Memoria de Fulgencio, recojo un artículo que él titulo,“De chicharras y grillos”, publicado el 8 de Febrero de 2.011, en “El Faro - Motril”:
“Se llama Concha Casas (Gálvez - Alicante, 1.961). Es Licenciada en Historia. Es novelista. Columnista de IDEAL, donde denuncia los males del capitalismo. Le sirve para dormir bien. Y somos compañeros de página en “El Faro” motrileño, decano de la Prensa granadina. Una vez dijo, que yo escribía mejor que ella. Lo diría por señorío. Es liberal, de urbe, luces de león, movida de Antonio Vega, Kiko Veneno, rock y blues. Y yo, cortijero carca, de pasodobles, mazurcas y “pajaritos por aquí y por allá”... Un día escribió de chicharras y grillos. Y a pesar de su Universidad, yo debo saber más de chicharras y grillos:
La chicharra alicorta, es un insecto de color verdoso transparente de coraza fuerte. Admite el coyuyo despectivo de cigarra, al compararla con la laboriosa hormiga. “Hace un día de chicharra”, decimos los cortijeros, cuando el astro rey aprieta. Pegada al almendro chirría, pero no la vemos. Se hace almendro. Su chirriar, es fresadora, que maltrata las tardes del campo. Y los grillos, señores elegantes vestidos de negro, son agresivos con sus congéneres. A este omnívoro lo padecí muchas noches. Tienen algo de chicharra. Te desconciertan. Los oyes... está aquí, dices. Mentira, no está. Sigues su canto, pero no das con el cantor y digo cantor porque el que canta es el macho, buscando enamorar. Y a veces su canto, me sirvió de nana. En la noche en el campo, hay un bullir de amores de los que visten frac. Pelean a muerte. Hubo noches, que en el silencio del campo, montada en lánguida brisa, la voz de bronce del campanario del templo me trajo su mensaje. Y en soledad, oyendo cantar a los grillos, vi ventanas perder su luz. Y primero oí palabras, después susurros y más después, gemidos. Tras las ventanas había pasión. El amor es placer y dolor. Y no importa la edad para amar. A la edad, le queda el recuerdo, la memoria".
"En el trigal, que de día se adorna de amapolas, de noche, los grillos luchan por una ley eterna. Y alguna vez, ante tantos ojillos de luz que desde tan lejos te miran, empequeñeces. A veces sentí miedo. La noche tiene paz, embrujo, encanto, misterio. ¡¡Hay tantas estrellas… !!Hay madrugadas, que el viento en la copa de los árboles hace música agradable. Y otras, que el viento, al pasar por oquedades de barranco, es voz ronca de lobo hambriento. Miedos, de los cuentos de la niñez, que nos quedan dentro. Saber por los libros, de chicharras y grillos, es saber. Pero no es vivir, ni sentir el campo. Y yo, tantos días y tantas noches en cortijo de candil, oyendo cantes de trilla, fandanguillos en besana, tintineo de pastor, gemir de perros miedosos o perros recelosos que alertan y oyendo a chicharras y grillos, es para saber de grillos y de chicharras. Y cuando el sol traspone por las lomas, anunciando la noche negra, los grillos vestidos de frac se disponen a enamorar. Y el sol, de nuevo, nos hará ver las amapolas del trigal. Los grillos guardaran sus instrumentos con las primeras estrellas, empezaran de nuevo a afinarlos otra vez, para volver a la pela del amor".
Concha Casas, "abogada de pobres" de andar parejo, airoso y fino, es guapa, de ojos negros y misteriosos. Una morería sobre la mar. Se pinta la ocasión de darle las gracias por su reportaje sobre mi Empresa en Ideal el día 12 de Diciembre. Le devuelvo el cumplido. Creo que escribe mejor que yo, pero yo, y que no se moleste, por cortijero sé más, o debo saber más que ella, de grillos y de chicharras”.
Concha Casas y Fulgencio Spa (foto cedida por Concha Casas)
Colofón / Notas biográficas
Fulgencio Spa Cortés, es hijo de Manuel Spa Gil de Tejada y de María Luisa Cortés de la Torre.
Desempeña durante su vida la faceta de Alcalde de Torrenueva (durante 17 años: 1.959 - 1.975), Empresario Agrícola (toda su vida laboral), Director de Sucursal de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Granada (1.973 - 2.002: gran parte de ella…) y Escritor (a ratos: los que le dejaban libres el resto de sus ocupaciones cotidianas)...
Le conozco, trabajando ya en la Caja, en el año 1.980, cuando yo estaba destinado en la Oficina de La Rábita (casi 7 años después de “La Nube”... donde compartía tareas, con mis compañeros Paco Rubio Martín y Octavio Lòpez Martínez). Aunque siempre me llamó, familiarmente, “el niño”... (de hecho, su hijo Fulgencio, fue compañero mío de clase, en el motrileño Colegio de los Agustinos)... con el tiempo, cuando estuve asignado a la Jefatura de Zona de la Costa, Fernando Pino me envió en alguna ocasión a su Oficina, a Torrenueva, como apoyo veraniego o para sustituirlo en sus vacaciones…
Contrae matrimonio (1.957) con María Loreto Vázquez González (Rubite, 1.931 - Motril, 2.012) y tienen 4 hijos: Antonio Manuel, Marina, Fulgencio y Loreto.
Fulgencio, comienza a trabajar muy joven (en 1.945) siguiendo la tradición familiar: en el negocio de la Agricultura. Después, ya en 1.953, lo hace junto a sus tíos Florentino Vázquez y Marina Cortés, en la corrida de frutos “Los Vázquez”, situada en los Llanos de Carchuna, en un almacén de 600 metros cuadrados … y ya, en la década de 1.960, su mediación en el comercio de productos hortofrutícolas de la Costa Tropical, llega a los mercados centrales más importantes de España (Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla y Valencia)… y desde 1.968, al exigente mercado europeo… pero en 1.972, por las dificultades e incertidumbres en el transporte internacional, se ven obligados a abandonar la actividad… y es cuando entra a trabajar en la Caja de Ahorros.
A finales de 1.984, Fulgencio Spa Vázquez retoma, junto a su padre, la actividad del antiguo almacén de Carchuna, creando “Fulgencio Spa, S.L.”, comercializando tomate (principalmente cherry), judía verde, pepino holandés y pimiento, de máxima calidad…
Éste éxito empresarial, hace que el negocio se expanda… y desde los Llanos de Carchuna, abre nuevas sedes en Castell de Ferro y Castillo de Baños… adaptándose a los nuevos tiempos y siendo una referencia sólida de calidad e innovación…
Fulgencio mantiene una estrecha y natural relación con las "letras"; desde siempre ha tenido una “pluma fácil” y escribe relatos cortos y artículos periodísticos… miles de ellos… y llega a publicar su propio libro ("Memoria íntima. Escritos", 2.013 - 584 páginas, editado por Jesús González Ruíz), presentado en el Teatro “Calderón de la Barca” de Motril y en el que se recogen una selección de sus relatos y artículos, publicados en su día, en "El Faro", "Patria" e "Ideal", así como en diversas revistas culturales y especializadas (escritos durante más de 40 años…).
El 3 de Junio de 2.014 (2 años antes de su muerte) recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Motril, la más alta distinción que otorga el Ayuntamiento, de manos de su Alcaldesa, doña María Luisa García Chamorro, "por su contribución al legado y patrimonio de Motril… todo un ejemplo a seguir y un espejo donde todos debemos mirarnos, para salir adelante". Fulgencio fallece, durante la mañana del domingo, 8 de Mayo de 2.016, a los 86 años de edad, a causa de un infarto de miocardio… Descansa en paz, entrañable amigo… tú, veías las esquelas mortuorias, para acordarte de los muertos... y a mí, me pasa igual: me gusta acordarme de los muertos y me acuerdo de tí, porque también soy “un castroja de pueblo”, orgulloso siempre de serlo… y a mucha honra.
Nota
María Loreto y Fulgencio fallecen el mismo día y el mismo mes, un 8 de Mayo... pero con 4 años de diferencia... María Loreto en 2.012 y Fulgencio en 2.016.
Concha Casas Gálvez
Anexo
Diecisiete días después de publicar en el Adarve mi articulito en Memoria de Fulgencio Spa Cortés, he recibido un correo electrónico de la periodista Concha Casas Gálvez (dom., 31 Julio 2.022, a las 18:31), que me ha sorprendido, a la vez que emocionado e ilusionado y que, con su "Visto Bueno", transcribo literalmente: “Hoy, por esas "casualidades" de la vida, que hace mucho tiempo que sé que no existen, me ha llegado esta entrada del blog en el que habla de Fulgencio Spa, e indirectamente de mí... Me ha encantado reencontrarme con mi querido Fulgencio a través de esas líneas y solo quería darle las gracias por eso, por volver a unirnos a través de lo que siempre nos unió, las letras... Gracias de todo corazón. Sé que a él también le habría gustado... mucho”.