Itinerario con un marcado acento geológico. Nuestro comienzo se realiza a los piés de un antiguo glaciar como es la Estación de esquí de La Pinilla, que podemos contemplar una vez salgamos de Riaza, testigo de todo nuestro pedalear por la carretera N-110. Nos dejamos llevar por el Valle de Sotos de Sepúlveda y ver las cárcavas y barrancos del color rojo de las arcillas. El bosque de fresnos, robles y encinas, marcan el paisaje. Al llegar a Sepúlveda, los monumentos geológicos más significativos son los picozos, grandes crestones, y la Silla de Montar, figura formada por los crestones. En el Mirador de Zuloaga, vista de la localidad y los numerosos elementos geológicos: cañón, pliegue en rodilla, y los crestones.
Rodamos en el llano castellano para subir y bajar, por zonas sedimentarias y comprobar las arcillas en las laderas de las lastras, que conforman a modo de mesas inclinadas, los elementos geológicos por excelencia, antes de llegar al final de nuestro pedalear en Pedraza, localidad que posee un buen número de cuevas, producidas por la erosión del agua (“karstificación”). Las cuencas fluviales que modelan nuestro paisaje son el río Serrano (14’50 kilómetros), el río Duratón (25 kilómetros), el río Caslilla (27 kilómetros) y el río San Juan (34’25 kilómetros).
Itinerario y datos técnicos de la Etapa:
Distancia total: 60 km.
Tiempo en movimiento 4 horas y 19 minutos.
Velocidad media en movimiento 13,9 km/h.
Ascenso: 551 metros. Desnivel: + 11 %.
Descenso: 699 metros. Desnivel: - 6´3 %.
Altura máxima: 1.202 m.s.n.m.
Altura mínima: 921 m.s.n.m.
Durante el itinerario de la Ruta, vamos a visitar 12 poblaciones o lugares: Riaza - Sotos de Sepúlveda - Castillejo de Mesleón - El Olmo - Sepúlveda - Mirador de Zuloaga - Aldealcorvo - Aldealafuente - San Pedro de Gaíllos - La Matilla - La Velilla - Pedraza.
Diario de Ruta
Poco antes de las 7, toca “Diana”. Me ducho y visto. Desayunamos: un vaso de leche con batido de chocolate y“kellogg's”, además de una tostada de pan con jamón de york y queso.
Le doy a Miguel dinero para que pague nuestro alojamiento de ésta noche (84 €) y el resto lo deje para gastos del viaje en coche.
De la población de Riaza, destacar sus Casas blasonadas, la Plaza Mayor porticada e Iglesia de Nuestra Señora del Manto. Antiguamente se llamaba “Aldea Ferrariorum”, que significa aldea de los herreros, nombre que todavía conservaba en 1.139. Según los documentos, pocos años después debió cambiar de nombre, pues en 1.163 ya se cita como “flumen Azam”, es decir, río de Haza, un nombre que fue evolucionando. En 1.247 aparece como “Rio Daça”; y en 1.258 ya como“Riaça”.
Sobre las 8:30 iniciamos la etapa de hoy, José Emilio, Emilio y yo. Salimos del casco urbano de Riaza y hacemos un tramo por el asfalto de la carretera N-110.
La Estación de esquí de La Pinilla, ocupa los restos de un circo glaciar, que fue el mayor de toda la provincia de Segovia y que motivó su reconocimiento como “Sitio Natural de Interés Nacional” en 1.930, y su declaración en 1.990 como “Parque Natural de la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara”. La Estación está delimitada actualmente por crestas, picos y aristas, configurando sin duda el paisaje más alpino de toda la provincia de Segovia. En las paredes de este circo no se reconocen bien estrías, dado que las rocas que lo componen, esquistos, no son muy resistentes, y las estrías tienden a formarse y a conservarse mejor en rocas más duras, como granitos o gneises. Sin embargo sí que se observa un ‘desgaste’ generalizado, denominado ‘pulido’ o ‘pulimentado’. En este complejo glaciar se reconocen además dos arcos de morrenas principales. El inferior se sitúa por debajo de las instalaciones más elevadas de la estación de esquí, entre 1.800 y 1.600 m de altitud, y el superior entre los 1.800 y 1.900 m.
En el kilómetro 7, dejamos la carretera y nos desviamos a la derecha, en dirección hacia Sotos de Sepúlveda, enclavada dentro de un valle. A la derecha, arcillas rojas con cárcavas y barrancos. En el “Palacio de Esquileo” (a la entrada de Sotos), hoy Posada de Turismo Rural, vemos la escultura de un gran elefante. En un pilar con pilón de piedra, sólo cae un hilillo de agua, pero bebo y relleno el bote. Visitamos la Iglesia Parroquial “Virgen del Rosario”, un sencillo templo de origen románico. Continuamos…
En Castillejo de Mesleón, situado en la antigua carretera Nacional I, vemos fuera de su casco urbano, pero junto al cementerio, a Iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción. Una señora mayor, nos comenta que se han llevado casi todo lo que había de valor arquitectónico en la Iglesia. Castillejo es diminutivo de castillo (castellum), por lo que hay que pensar que en algún momento de su historia, en este lugar existió alguna pequeña fortificación, hoy desaparecida, aunque se nos asegura que hasta hace poco se veían algunos restos. Seguimos…
Nos desviamos de la carretera y, por un camino vadeamos un arroyo por unas pasaderas y llegamos a El Olmo. Pasamos junto a la Iglesia románica de Nuestra Señora de la Virgen María y al cementerio. Emilio ve un pajarillo que ha quedado atrapado por una pata en un foco instalado sobre el murete del cementerio… va a por un palo largo a una nave que hay junto a la Iglesia, pero no puede desengancharlo, en parte por la presencia de avisperos y avispas junto al poste… continuamos nuestro camino…
… y, poco después, llegamos al casco urbano de Sepúlveda. La antigua y medieval Villa se instala encajonada entre los cerros de Somosierra y la Picota, a los cuales rodean y ponen sitio el río Duratón y su afluente el Caslilla. Con su sinuoso discurrir estas dos corrientes hidrológicas han construido a través del tiempo un espectacular paisaje de hoces y barrancas, que confieren la bella personalidad de los entornos que hoy podemos disfrutar en los alrededores. La Villa fue declarada Conjunto Histórico Artístico a mediados del siglo XX, con castillo (de Fernán González), murallas, iglesias (7) y museos.
Emilio ha pedaleado en su bici ésta primera parte de la etapa de hoy, pero aquí, se va a montar en el coche con Miguel. En un bar tomamos unas latas de Coca-cola, acompañado por torreznos y tortilla de patatas, mientras esperamos a Miguel, que llega un poco después.
José Emilio y yo, reanudamos la marcha, dando un “paseo turístico” por el casco urbano de Sepúlveda. En la Iglesia románica de Santiago está la Casa del Parque Natural de las Hoces del río Duratón, pero hoy, está cerrada por el peligro de abejas… charlamos con un policía vasco jubilado…
Dejamos el casco urbano de Sepúlveda por la carretera SG-232 (en dirección hacia Segovia), bajamos hasta el puente del río Caslilla y subimos hacia el Mirador de Zuloaga, situado a la izquierda de la carretera. Desde él, el pintor vasco Zuloaga (Ignacio Zuloaga Zabaleta, Éibar, 1.870 - Madrid, 1.945) con su reconocible estilo naturalista, pintó varios de sus cuadros más famosos. Sepúlveda fue, sin duda, para Zuloaga, el pueblo que mejor expresa el carácter español, castellano, austero y adormecido en un rincón de la historia:“ciudad, dormida en su sueño medieval”. Desde el Mirador, se divisa el famoso pliegue en rodilla y el encajamiento del Valle del Caslilla - Duratón. Hay una pintura en cerámica que ubica cada uno de los sitios destacados de Sepúlveda y a la derecha un atril con un código QR con audio guía en tres idiomas. Dura unos minutos y vale la pena escucharlo mientras se disfruta de las vistas.
El marqués de Lozoya, escribe sobre éste lugar:“Ante un recodo del camino se nos ofrece sobre una roca circundada, por las frondosas riberas de los ríos, la Villa de Sepúlveda, cuya situación sólo tiene rival en Segovia”.
Un “turista” montado en una Vespa, nos echa una foto… Seguimos subiendo… aprieta la calor… bajamos hasta Aldealcorvo. Unos niños, nos indican dónde está el bar… y hacia allí nos dirigimos… nos tomamos unas latas de Coca-cola con unos cacahuetes (3 €). Después, vemos la Iglesia de San Martín de Tours, que presenta en el muro de su espadaña una inscripción que dice: “Trasladose el Santísimo Sacramento de la iglesia de San Martín de la Varga a esta de San Juan Bautista en 7 del mes de septiembre del año 1.632 siendo cura propio el licenciado Benito Fernández”.
Pasamos junto a un pueblo abandonado, Aldealafuente. Tan sólo nos encontramos recuerdos de sus antepasados en los dinteles de las puertas. Miguel y Emilio nos esperan para comer en San Pedro de Gaíllos, donde llegamos sobre las 3 de la tarde. Yo tomo, arroz con pollo y, de postre, helado. Total: 39 €.
Vemos, por fuera, el Museo del Paloteo y la Iglesia de San Pedro Apóstol, templo románico con una galería porticada.
Nota: San Pedro de Gaíllos perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, y a mediados del siglo XIII se le mienta como Sant Peydro de Gafiellos, pues se cree que sus primeros repobladores vinieron del valle burgalés de Gahiellos (de los leprosos).
Pasamos por La Matilla. Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La Matilla, hace referencia con su nombre a un diminutivo de matta, “bosque de árboles de una sola especie”, lo que nos da una idea de cómo era el lugar cuando fue repoblado.
Y, después bajamos hasta La Velilla. Iglesia de San Salvador. Potro de herrar y edificios tradicionales con fachadas señoriales.
Giramos a la izquierda y subimos hacia Pedraza. Sobre ella, leo mis notas: Declarada Conjunto Monumental. Cueva de la Griega (donde han aparecido numerosos vestigios de época prehistórica, incluidos un buen número de grabados rupestres con representaciones zoomorfas de caballos, cérvidos y bóvidos, que hacen de ella uno de los “santuarios” paleolíticos más sobresalientes de la Meseta Castellana). Casonas señoriales. Castillo. Museo de Zuloaga. Calle Real y Plaza Mayor. Puerta de entrada a la Villa. Iglesia de San Juan. Centro temático del águila imperial. Noche de las Velas en el mes de Julio.
Hacemos una parada al llegar a una fuente y un pilón, situados a la derecha de la carretera, donde bebo agua y me refresco. Después entramos, por una puerta monumental, al recinto amurallado de la ciudad de Pedraza.
El castillo fue construido en el siglo XII y reedificado en el siglo XV. En el año 1.926 fue comprado por el pintor Ignacio Zuloaga, cuyos herederos han habilitado una de las torres para exposición de sus obras.
Cuentan que aún, por entre las grietas y pasadizos del castillo, se oyen las voces de dos amantes, Elvira y Roberto, que se buscan eternamente. La leyenda dice que el noble Sancho de Ridaura, señor de Pedraza, logró casarse con Elvira, una hermosa joven plebeya de la que estaba enamorado. Pero, el corazón de Elvira pertenecía a Roberto, un labrador que, disgustado por el matrimonio, decide recluirse en un convento. Años más tarde, quiso el destino que, a la muerte del capellán del castillo, el abad del convento enviara a su mejor monte para sustituirlo (Roberto) y que durante la ausencia del señor (convocado a defender Castilla por el rey Alfonso VIII y luchar contra los almohades), pudiera retomar su romance con Elvira, en un amor irremisible… y clandestino. A su regreso, el señor fue informado de la infidelidad de su esposa, y mató a Roberto colocándole una corona de púas incandescentes sobre la cabeza… y Elvira, se atravesó el corazón con una daga…
Nos alojamos en una Casa Rural y Miguel y Emilio han tenido que ir con el coche a comprar (en Pedraza no hay tienda) vituallas (para la cena y el desayuno de mañana) a San Pedro de Gaíllos.
Tras dejar las bicis en el salón - comedor de la planta baja, tomamos habitación (primer piso: 4 habitaciones y cuarto de baño) y nos duchamos. Cuando regresan Miguel y Emilio, damos un paseo por el casco urbano de la Villa… se nos hace de noche… regresamos a la casa, cenamos y después, a dormir…
Mañana, recorreremos la octava y última etapa, denominada "CASTILLOS", de ésta Ruta de Gran Recorrido ("PEDALEANDO POR SEGOVIA"), que nos llevará, de nuevo hasta las puertas de la capital segoviana, completando nuestro periplo circular...