El Padul (Granada), jueves, 16 de Junio de 2.022. Día del “Corpus Christi”.
La palabra “MIAU”, no hace referencia, en éste caso, al maullido de un gato… son las siglas del “Museo Inacabado de Arte Urbano”, una experiencia de Arte, Viva, Social y Cultural, en constante Evolución y Crecimiento, hecho, sobre todo, de conversación, de encuentro, de hospitalidad, que desde el año 2.014, se viene celebrando (anualmente) entre finales de Junio y principios de Julio, en el pequeño pueblo castellonense de Fanzara y en el que además de los esperados grafitis (Arte Urbano, no Gamberrada… ), acoge espectáculos de danza, conciertos y arte multimedia, así como alguna que otra conferencia.
Notas:
El “Museo Inacabado de Arte Urbano” (MIAU) es un movimiento social que pretende el fomento de la convivencia entre los vecinos del pequeño pueblo de Fanzara, a través del Arte Urbano. Y que se ha convertido, rápidamente, en una experiencia colectiva de convivencia, colaboración e intercambio recíproco de aprendizaje entre artistas, vecinos, voluntarios y organizadores.
Fanzara es un pequeño pueblo del interior de Castellón, perteneciente a la comarca del Alto Mijares, en el que, según el censo de 2.021, viven 273 habitantes (fanzarenses, la mayoría de más de 70 años de edad). Su entorno es envidiable: un valle completamente rodeado de montes y Naturaleza, regado por las aguas del río Mijares. Muy cercano al Parque Natural de la Sierra de Espadán.
Dice el Diccionario de la Real Academia Española de la palabra “grafiti”: “Del it. graffiti, pl. de graffito. 1. m. Firma, texto o composición pictórica realizados generalmente sin autorización en lugares públicos, sobre una pared u otra superficie resistente”.
Este año (“Fanzara - MIAU 2.022”) se va a celebrar en dos semanas, entre el jueves, 30 de Junio, y el domingo, 3 de Julio y va a contar entre otros artistas invitados con BAULT (Francia, 1.978), Raúl Ruiz "EL NIÑO DE LAS PINTURAS" (Madrid, 1.977), César Goce (Sagunto, 1.994) y Peter Kouba (Sagunto, 1.991), Huariu (Portugal, 1.992) y Slim Safont (Berga, 1.995).
Sobre el Origen de MIAU
En Fanzara hay dos bares (“Los Ojales” y “D’abajo”), una panadería (“Quimi”), una pequeña tienda de ultramarinos (“de María José”), una ermita (“del Santo Sepulcro”), una peluquería (“Cecilia”), una carnicería (“Pastor”), un antiguo lavadero, un alojamiento rural (“El Castellet”) y mucha gente mayor.
En el año 2.005, se presenta en el Ayuntamiento un proyecto para instalar en el término municipal una Planta de Tratamiento y un Vertedero de Residuos Industriales Peligrosos (de nivel 4, de más de 70.000 metros cuadrados, en la Zona de Amortiguación de Impactos de la Serra de Espadàn, a escasos metros del acuífero de las fuentes del Baladrar). La promotora “Ecocat S.L.” va a realizar las obras de la Planta y su posterior gestión, que se estima, va a procesar 30.000 toneladas métricas anuales de residuos peligrosos y otras 20.000 toneladas de residuos sin tratar.
Y ese proyecto, que cuenta (en principio) con el apoyo del equipo de gobierno municipal, va a fracturar la convivencia entre los habitantes de Fanzara. “Hubo familias que se dejaron de hablar; grupos de amigos que se separaron; denuncias entre vecinos… la convivencia se hizo totalmente caótica” (Rafael Gascó Moreno, miembro de la Asociación “MIAU”).
El pueblo se divide en dos: los del “sí” al vertedero, que argumentan las oportunidades laborales que ofrece el proyecto; y los del “no”, que lo ven “peligroso”, para la riqueza natural del pueblo y de todos los pueblos de alrededor.
Nota: José Martínez Belloso, concejal de Presidencia del Ayuntamiento de Onda (lindante con el término municipal de Fanzara) informa el 2 de Noviembre de 2.005, que el Ayuntamiento de Onda "llevará a los tribunales al consistorio de Fanzara si no consigue paralizar el vertedero de residuos industriales" y que han recurrido ante la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y ante la Conselleria de Territorio la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la población vecina, que convirtió suelo rústico en urbano industrial, "con el único objeto de instalar el vertedero donde se depositarán residuos de toda índole, excepto radiactivos".
Los vecinos partidarios del “no”, se organizan como plataforma (“Vertederos Sustancias Peligrosas No”) y empiezan a movilizarse, a presentar alegaciones, a intentar hacer ruido mediático... Hasta que comprenden que, si el proyecto está avalado por el Ayuntamiento, lo que hay que cambiar es al alcalde (José Centelles Gustems, del PP y que lleva ya 20 años en el cargo) y su equipo de gobierno. Y en las Elecciones Municipales del domingo, 22 de Mayo de 2.011, los del “no” (bajo las siglas del PSPV - PSOE) consiguen 155 votos (el 58´27 %) y 4 de los 7 representantes… y el nuevo alcalde (Roberto Salisa Castillo) la primera medida que plantea a su nuevo equipo de gobierno, es eliminar el proyecto del vertedero y con él, el peligro de sus residuos tóxicos.
Pero eliminado el proyecto, se mantiene la fractura vecinal… que pasan de intentar esquivarse y evitarse… a llevarse mal… “La cosa estaba tan mal, que por lo menos aspirábamos a poder saludarnos por la calle”...
MIAU - Intento de solución al problema “El Milagro en la Aldea”
Año 2.011: “Nos rondaba por la cabeza acercar el Arte a nuestro pueblo. Una especie de sueño que no teníamos claro si acabaría saliendo bien. Un proyecto rompedor y sin referentes previos. La idea inicial, era invitar a algún artista urbano que “como mucho se animase a pintar un mural”. Algo que revitalizase, con trazos de colores, un par de tapias a punto del derribo y de paso –o sobre todo-, los ánimos de un vecindario enfrentado desde hacía casi un par de lustros por el dichoso vertedero. Convencer a una población que en su mayoría ronda entre los 70 y 80 años de edad de que cediesen sus fachadas para que las pintarrajeasen unos desconocidos no fue lo más difícil para un Ayuntamiento muy pequeño “y sin un duro” de presupuesto” (...) “A los vecinos les dijimos que si no les gustaba el resultado siempre podíamos volver a pintar de blanco por encima.” (Javier López Lopez, delineante, miembro de la Asociación “MIAU”).
Año 2.014: Los comienzos no son fáciles. “Estuvimos tres años intentando encontrar a algún artista interesado a quien poder explicarle el proyecto”(Javier López López). Finalmente, consiguen acercarse al“colectivo Mur-murs”, de Menorca, dedicado al Arte Urbano, que les ayuda a presentar la idea a otros artistas.
La sorpresa de la respuesta es total: 21 artistas aceptan el reto lanzado por la Asociación “MIAU”, entre ellos, algunos de los más reconocidos en España, como los valencianos “Escif”, “Deih”, “Julieta.xlf”(Julia Silla, 1.982) (miembros del Grupo XLF - “Por la face”), el barcelonés “Hombrelópez” o la polaca Susie Hammer (Varsovia, 1.990), y en lugar de 2 espacios… se pintan 44 murales… y todo ello sin cobrar.
Septiembre 2.014: “Creíamos que intentar juntar a dos personas que se llevan mal, así porque sí, iba a ser muy complicado. Recurrimos a los artistas un poco como conejillos de indias, al colocarlos entre dos personas que no se llevan muy bien. Nos parecía simplemente que podía funcionar, no es que hubiera un estudio sobre el que basarnos. Solo intentamos que el artista actuara como un intermediario entre los vecinos”(Javier López Lopez, delineante, miembro de la Asociación “MIAU”). “La única condición que pusimos a los artistas es que debían de alojarse en las casas de los del pueblo, involucrar a los residentes de alguna manera en el proceso creativo, bien compartiendo ideas, bien organizando talleres (...) El diálogo entre un artista acostumbrado a moverse entre Nueva York, Londres o París y un paisano que no ha salido en su vida de la Sierra de Espadán, aderezado por la noche, en la terraza del bar, con varias cervezas, puede acabar siendo surrealista. Pero lo más curioso es que se entendían”. (Rafael Gascó Moreno, miembro de la Asociación “MIAU”).
Uno de los primeros grafitis se pinta en la pared del taller de Román: unas manos gigantes, trabajadas y desgastadas… Desde el colectivo italiano FX, después de pasar la tarde con él, le preguntaron: “¿Cómo te has ganado tú la vida?”, y Román, sin dudarlo, pensó en el que había sido su sustento y el de su familia:“Yo, con estas manos”. Y eso pintaron, las manos de Román como símbolo de la dureza del mundo rural, del trabajo en el campo, de la historia de ese pequeño pueblo.
“Nuestro objetivo es no molestar a quienes viven aquí, en su mayoría gente mayor, por eso no queremos masificar el MIAU. Nos encanta que vengan visitantes al pueblo, pero sin que ello rompa su normalidad (...) Fanzara quiere el MIAU. Al menos la gran mayoría lo concibe como una fiesta más del pueblo, y se implica al máximo” (Javier López Lopez, delineante, miembro de la Asociación “MIAU”).
Colofón
Los artistas ponen el Arte. Los habitantes de Fanzara, el alojamiento y la organización de comidas y cenas para ahondar en las sinergias. Las premisas son dos:“aquí nadie cobra” y “hay que pasarlo bien”.“En Fanzara solo hay un colegio con 14 estudiantes, pero el pueblo a menudo está lleno de niños, autobuses llenos que llegan para hacer talleres, para ver las pinturas en las paredes. Eso también es vida para el pueblo (...) Lo más bonito que se ha creado con el MIAU no son solo las fachadas llenas de arte, sino ese vínculo y ese intercambio (...) Todo esto durará hasta que los vecinos quieran que así sea, porque el proyecto depende de ellos, al igual que del voluntariado de los artistas” (Javier López y Rafael Gascó, miembros de la Asociación “MIAU”).
“Auténticos ríos de turistas que, mapa de situación en mano, cámara al cuello y “oes” de admiración, bajan en paralelo al torrente del Mijares durante los fines de semana. Cuando no lo hacen, entre semana, colegiales de excursión cultural. El paseo, con un sinfín de intervenciones ‘locas’ sobre viejas arquitecturas rurales cada pocos pasos, ofrece un paisaje sorprendente y extraordinario que convierte al lugar en un museo único, posiblemente en el mayor al aire libre de todo el planeta” (Rafa Gassó - “Fanzara, una aldea de Castellón convertida en el sueño de Banksy” - elDiario.es - 30 de Abril de 2.016).
El MIAU de Fanzara es «un museo sin salas, pero con más de 100 muros. Sin cuadros, pero con murales. Sin esculturas, pero con intervenciones. Sin grandes presupuestos, pero con grandes propósitos. Sin guardias de seguridad, pero siempre en guardia. Sin extintores, pero con una creatividad incendiaria. Sin pagar entrada, pero porque es super gratis. Sin un director, pero con unos organizadores locos. Sin restauradores, porque todo es efímero. Sin nóminas, porque todos lo hacen por amor al arte. Sin una tienda al final del recorrido, pero con consultorio. Sin una cafetería «hipster», pero con dos bares cojonudos. Sin grandes pretensiones, pero con gran pasión. Sin «street art», pero con arte rural. Sin megaurbe, pero un pueblo de menos de 300 habitantes. Sin ser un negocio capitalista, pero siendo un festival social.» (Extracto de la guía del MIAU de 2019).