El Padul (Granada), miércoles, 5 de Julio de 2.023.
En una isla remota (Spitsbergen), de un archipiélago a medio camino entre la parte más continental de Noruega y el Polo Norte (Svalbard), en lo más profundo de una ladera donde el hielo no se derrite nunca… se alza una imponente bóveda rectangular de ciencia ficción, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard o Cámara Global de Semillas (del noruego: Svalbard Globale Frøhvelv), también conocido como “Arca de Noé” ó “Cámara del Fin del mundo” (en inglés: Doomsday Vault); un enorme almacén subterráneo, construído para salvaguardar la biodiversidad de las especies de cultivos que sirven como alimento, en caso de una catástrofe local o mundial.
El proyecto está auspiciado por la “Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura” (FAO), la organización internacional “Global Crop Diversity Trust” (CROP Trust - Alianza para la Diversidad Global de los Cultivos), la “Fundación Bill y Melinda Gates” y el Gobierno de Noruega, que ha hecho de la instalación un compromiso con la conservación de los recursos fitogenéticos, con vistas a poder hacer frente, en caso de necesidad, a los desafíos planteados por el cambio climático y otras posibles amenazas globales.
Su construcción costó unos 9 millones de dólares, que asumió el Gobierno de Noruega. El Ministerio de Agricultura y Alimentación coordina su funcionamiento diario junto con el “Nordic Gene Resource Centre” y la “Global Crop Diversity Trust”.
La Bóveda es oficialmente inaugurada el martes, 26 de Febrero de 2.008, en una ceremonia en la que se depositan 100 millones de semillas, que representan la colección esencial de la diversidad de semillas alimenticias que pueden encontrarse en todo el mundo. El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg (Oslo, 1.959), y la Premio Nobel de la Paz 2.004, la activista keniana Wangari Maathai (Nyeri, 1.940 - Nairobi, 2.011), son los encargados de colocar en su interior las primeras semillas, variedades de arroz de 104 países.
Situada cerca de la población de Longyearbyen, la Bóveda, que tiene capacidad para 2.000 millones de semillas (equivalente a 4,5 millones de muestras), ha sido excavada a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca, impermeable a la actividad volcánica, los terremotos (de hasta 10 grados en la escala de Richter), la radiación solar y la crecida del nivel del mar… y, en caso de fallo eléctrico, el permafrost (capa de suelo permanentemente congelada) del exterior actuará como refrigerante natural.
En sus inicios, la Bóveda acoge semillas de cerca de 90 cultivos como la alfalfa, espárrago, judía, cebada, albahaca, acelga, zanahoria, lenteja, tomate, cebolla, patata, guisante, espinaca, trigo y arroz. Se trata de variedades poco frecuentes o tipos tradicionales producidos en países en desarrollo, excluyendo árboles frutales y plantas medicinales, así como organismos genéticamente modificados.
Sólo en caso de que todas las fuentes de semillas de ese tipo hayan sido destruidas o se hayan agotado podrán ser extraídas del almacén, a no ser que los países donantes (que son los propietarios de las semillas) así lo requieran.
La Bóveda consiste en un complejo de 3 almacenes de alta seguridad, con más de 1.000 metros cuadrados de superficie, situados al final de un túnel de 125 metros, practicado en el interior de la montaña. Es el depósito de semillas más grande del Mundo. Las semillas se conservan a una temperatura de 18 grados C bajo cero (0º F), empaquetadas en contenedores de aluminio de cuatro capas, almacenados en cajas colocadas en estantes.
Éstos almacenes subterráneos, tienen una temperatura natural constante de entre -3 y -6 °C, pero cuentan con una refrigeración artificial hasta los -18 °C para asegurar la conservación de las semillas durante siglos. La ubicación a 130 metros sobre el nivel del mar garantiza que el suelo esté seco.
No hay personal permanente trabajando en la Bóveda. NordGen, que tiene su oficina central en Alnarp (Suecia) envía personal cuando es necesario abrir los depósitos; gran parte de la vigilancia se realiza de forma remota, lo que reduce la necesidad de personal.
Cada vez que se abre la fabulosa bóveda del Banco Mundial de Semillas para que salgan semillas, implica una mala noticia o un desastre natural en algún lugar del mundo. Todo lo contrario cuando entran nuevas semillas en el recinto, ya que implica que otro tesoro vegetal está a salvo. En Enero - Febrero 2.020, el pueblo Cherokee aceptó la invitación del Banco Mundial de Semillas para ser la primera tribu estadounidense nativa en almacenar sus semillas tradicionales. Entre ellas, tres tipos de frijoles y cuatro tipos de maíz arcoiris, entre los que se encuentra el“Cherokee White Eagle Corn”.
La Cámara Global de Semillas no es un banco genético al uso, al que puedan recurrir investigadores u otros interesados. El Banco de Semillas de Svalbard fue creado para que los bancos genéticos de todo el mundo almacenen en él muestras de sus colecciones de semillas y las puedan replicar en caso de que se pierdan como consecuencia de conflictos bélicos, actos terroristas o catástrofes naturales.
La idea de un gran banco de semillas internacional no es nueva. El Banco Genético Nórdico de Agricultura y Horticultura que se inauguró en 1.984 en la Mina 3, una explotación minera en desuso, constituía un almacén de seguridad de semillas de plantas escandinavas. En aquella época, la incertidumbre relacionada con la propiedad de los recursos genéticos impedía, entre otras causas, que el banco fuera de ámbito internacional. El Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TRFAA), que entró en vigor en Junio de 2.004, resolvió este problema, y Noragric de la Facultad de Ciencias de la Vida de Oslo comenzó a trabajar en un estudio preliminar para la creación de un banco de semillas.
El centro funciona como una caja de seguridad en un banco. El edificio es del Banco de Semillas, propiedad del gobierno de Noruega, y el contenido de cada caja es del banco genético que lo ha depositado.
La única institución que ha reclamado las semillas que había depositado en Svalbard fue en 2.015 a causa de la guerra de Siria. El “International Center for Agricultural Research in the Dry Areas” (ICARDA) de Alepo albergaba 148.000 variedades adaptadas a zonas áridas, pero el conflicto hizo que el almacén quedase totalmente destruido. Por suerte, había enviado un 80 % de duplicados de sus muestras al banco de Svalbard.
En su décimo aniversario, en 2.018, se elaboró un proyecto de mejora que incluye un nuevo túnel de acceso y un edificio para unidades refrigeración y de suministro de energía en caso de emergencia
Una muestra de semillas se compone de alrededor de 500 semillas selladas herméticamente en una bolsa de aluminio, y la instalación tiene una capacidad de almacenamiento de 4,5 millones de muestras de semillas.
Casi todas las naciones mantienen colecciones de semillas nativas para que los cultivos locales puedan replantarse en caso de un desastre agrícola. La Bóveda Global de Semillas de la isla de Spitsbergen, en el extremo norte de Noruega, es un respaldo para los respaldos. Es muy necesario: hasta la mitad de los bancos de semillas en los países en desarrollo están en riesgo de desastres naturales o inestabilidad general. Incluso si la instalación pierde energía, el clima del Ártico debería mantener las semillas viables durante miles de años.
Colofón
Hace 1 año, el miércoles, 2 de Marzo de 2.022, se publicó en la prensa que España iba a depositar más de 1.000 semillas en el Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Un equipo de investigadores del Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA-CSIC, seleccionaron variedades de trigo, legumbres, tomates y maíces, para ser conservadas en esta infraestructura situada en el Ártico, la mayor colección de bioseguridad agrícola mundial, que salvaguarda la base de la alimentación mundial. Y por primera vez, esta instalación guarda variedades procedentes de España, país de gran riqueza en biodiversidad al ser puente entre Europa, Iberoamérica y África. “Este material, también conocido como recursos fitogenéticos, constituye la base de casi toda nuestra alimentación (...) “Las primeras 1.080 variedades españolas ya están preparadas en congeladores del INIA-CSIC. De ellas: 300 son cereales de invierno, 114 de las cuales corresponden a trigos; 510 son leguminosas, de las que 189 son judías; 200 son hortícolas, 81 de ellas tomates, y 108 variedades de maíces” (Luis Guasch, investigador del INIA-CSIC y director del Centro de Recursos Fitogenéticos del instituto). El período de duración del depósito, suele ser de 10 años renovables.
Nota: El sistema español de conservación de recursos fitogenéticos establecido por la Ley 30/2.006, de 26 de Julio, de semillas y plantas de vivero, se basa en un sistema de duplicados o copias de seguridad de las colecciones activas o de intercambio. El Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA-CSIC está encargado de la conservación a largo plazo de las entradas o variedades en forma de semilla. “Su objetivo es mantener las semillas vivas, por lo que se establecen ensayos periódicos que monitorizan su viabilidad, tanto en la colección de seguridad del CRF como en el resto de bancos españoles y, llegado el caso, se procede a su multiplicación o regeneración en el campo” (Luís Guasch).
Más de 89 depositarios ya han enviado sus muestras a Svalbard, entre ellos se encuentran los centros internacionales de conservación vinculados a la FAO, los grandes países y la gran mayoría de estados europeos.
España realizó en el momento de la apertura de la Cúpula de Svalbard una aportación económica extraordinaria a la FAO, a través de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica (MAEC), como muestra de compromiso en la conservación de la biodiversidad y la mejora de la resiliencia de los sistemas agrícolas y su capacidad de adaptación al cambio climático.
Premios y honores
El sexto mejor invento de 2.008 (Revista Time).
La obra “Perpetual Repercussion”, de Dyveke Sanne, que adorna el frontal con triángulos de acero, obtuvo un galardón en los premios Iluminación de Noruega en 2.009.