El Padul (Granada), martes, 14 de Noviembre de 2.023. “CARMENCITA DE VIAJE” (1.958, el año en que nací yo) es un libro infantil de lectura escolar, escrito por Antonio Juan Onieva Santamaría (1.886 - 1.977, Inspector de Enseñanza Primaria, además de pedagogo, periodista y escritor), con ilustraciones de Antonio Cobos Soto (1.908 - 2.001, dibujante y crítico de arte); publicado por “Hijos de Santiago Rodríguez” (Burgos - Fundada en 1.850 - “La Librería más antigua de España y la quinta de Europa”), con el “Nihil obstat” (“nada obstaculiza” o beneplácito) del Censor Marceliano Martínez Hernándo; la orden de impresión (11 de Febrero de 1.958) del Arzobispo de Burgos, Luciano Pérez Platero (1.882 - 1.963) y el aprobado por el Ministerio de Educación Nacional por O.M. 30 Julio 1.959. Nota: El logotipo de la Librería “Hijos de Santiago Rodríguez” es Minerva, Diosa de la Sabiduría, las Artes, el Pensamiento y Símbolo del Progreso Intelectual… y su lema, es "La escuela redime y civiliza". Su primera ubicación fue en la calle Laín Calvo y además de librería, también funcionaba como imprenta y editorial. Actualmente, esta librería está regentada por Mercedes Rodríguez Plaza, la quinta generación de esta familia de libreros. Su ubicación es la calle Avellanos, 4. Reflexión: “Una Librería la forman los libros, los lectores, los escritores y unos locos llamados libreros que aman a los tres primeros”. Según indica el Editor en el “Preámbulo”, el libro relata un viaje en coche por todas las regiones españolas, descubriendo muchas de las cosas que más le interesan a la mujer, de la mano de una niña, Carmencita Rodríguez, que va acompañada por su madre, doña Mercedes. En el itinerario del viaje, que ha sido cuidadosamente preparado por don Santiago, el padre de Carmencita, no se sigue un orden geográfico, ni cronológico, y ya que no se trata de un libro didáctico, se sigue un orden natural, determinado por la gran variedad de estímulos que van saliendo al paso de las nuestras curiosas viajeras. ¿ Y cómo es Carmencita ?... En el Capítulo Primero (“Despedida”), el autor nos la presenta con una pregunta inicial: ¿ Sabéis a qué llaman Carmen, los granadinos ?, a la que responde: “A las casitas de campo con jardines. Pues algo de jardín tenía también Carmencita (la hermana de Santiaguito, cuatro años mayor que ella); porque sus mejillas eran como dos rosas; sus ojos del color de las campánulas azules; sus dientes blancos como los lirios inmaculados de los valles; sus labios semejantes a dos claveles rojos, y su pelo como las espigas doradas de Julio”. La Maestra de Carmencita le ha concedido un “Diploma de Honor”, ya que, por su constancia en el estudio y su excelente conducta, ocupa el primer lugar de su clase. Y, sus padres, como premio, le han obsequiado éste viaje… “A partir de aquel día, todo se fue en preparativos: modistas, sombrereras, zapateros y proveedores de artículos de viaje: El papá les dejaría su coche y su conductor, y así no tendrían que preocuparse de las salidas de los trenes. En suma, cierta mañana soleada, subieron al coche doña Mercedes y Carmencita, mientras don Santiago y Santiaguito las despedían con grandes muestras de júbilo. -Adios, ¡que os divirtáis mucho!. -Ya lo procuraremos”. “Carmencita de viaje” tiene capítulos tan interesantes como: Zaragoza y el Pilar, Una fábrica de muñecas, Alfombras de nudo, Los encajes de Almagro, Una fábrica de fósforos, Los bordados de La Alberca, Gran Canaria: La cochinilla del tinte, El cultivo de la seda, Una fábrica de abanicos, Las máquinas de coser ó Asturias: La esfoyaza… pero, por cercanía a Granada, voy a transcribir el texto de: Las uvas de Almería “Aquella otoñada los parrales estaban buenos. ¡Un tesoro!. Colgaban los racimos como ovillos de perlas. Porque en la región almeriense, las viñas no presentan el aspecto de las vides rastreras. Se procura que las cepas se encaramen hacia lo alto, al extremo de que los parrales parecen árboles enanos. ¡Y qué bonito es pasar por una calle formada de parrales!. Las hojas brillan como esmaltes y los grandes racimos cuelgan al alcance de la mano. ¡Madre de Dios, qué racimos!. Muchos de ellos pesan más de un kilo. ¡Cuidado que Carmina es golosa de uvas!. Pues una tarde tomó por su cuenta un racimo de aquéllos, empezó a comer pensando que lo acabaría en un abrir y cerrar de ojos, y se cansó hacia la mitad.
Se sonrió el viejo cosechero y le preguntó:
El viejo se reía de muy buena gana. Y aún preguntó socarronamente:
Carmencita, aburrida, no pudo menos de exclamar:
Entonces el cosechero, cesando de reír, le contestó:
Pasaron al patio del cortijo y vieron que a la sombra de unas arcadas, había una docena de mujeres limpiando los racimos a punta de tijera. Doña Mercedes y Carmen las saludaron afectuosamente, correspondieron las mujeres de la misma manera, y el cosechero explicó:
La niña meditó unos momentos y respondió:
Pasaron a él y vieron que otro grupo de mujeres se dedicaba a colocar las uvas en los barriles. Al lado tenían un montón de serrín de corcho. Tomaban puñados de serrín y los echaban en el barril; luego depositaban encima los racimos con mucho cuidado y volvían a cubrirlos con serrín, y así alternaban hasta la boca. Cerrábase el envase y ya estaba el barril dispuesto para el transporte. El cosechero, dijo:
Doña Mercedes y su hija se entretuvieron un buen rato en el cortijo y al fin se marcharon. El cosechero les regaló tres hermosos racimos para saborearlas y degustarlas… durante el viaje”. Colofón “En el segundo tercio del siglo XIX, comienza a expandirse por la provincia de Almería el cultivo de una variedad de uva que será designada como de Almería, de Ohanes, de embarque o de barco. De todas estas formas, se llamó a un tipo de uva blanca de mesa, que debido a su hollejo grueso, pulpa carnosa y dura, tenía la peculiaridad de poder soportar varios meses fresca desde su recolección y, por ello, era susceptible de ser comercializada y enviada a destinos lejanos (generalmente por vía marítima hasta mediados del siglo XX) y llegar en buen estado a las mesas de los consumidores finales”. (“La uva de Almería. Un cultivo comercial que construyó un paisaje agrario en la montaña mediterránea (siglos XIX y XX)”, de María Dolores Haro Gil y Andrés Sánchez Picón). Según el botánico Simón de Rojas Clemente Rubio (1.777 - 1.827) ésta uva, generada por la hibridación natural de otras variedades, como la “uva blanca Jaén” y la “uva de Rágol” (también denominada “uva de colgar”), se cultivó, por primera vez, en la localidad almeriense de Ohanes, extendiéndose después por todo el Valle del río Andarax. Durante más de un siglo, la uva almeriense estuvo en todos los mercados. Viajeros de todo el mundo visitaban Almería para localizar los mejores esquejes de la variedad Ohanes y plantarlos en sus países de origen, con la esperanza de clonar la industria uvera de Almería que dio de comer a toda la provincia durante sus décadas de esplendor, mucho tiempo antes de que apareciera la agricultura de invernadero…
1 Comentario
|
AutorAntonio Gómez Romera, ése soy yo. Entradas
Mayo 2024
Categorías |