El Padul (Granada), domingo, 11 de Diciembre de 2.022.
Reino de Nápoles y Sicilia. Jueves, 11 de Diciembre de 1.738. Varias semanas antes, el ingeniero militar Roque Joaquín de Alcubierre (Zaragoza, 16 de Agosto de 1.702 - Nápoles, 14 de Marzo de 1.780) ha comenzado a excavar túneles, cerca de la ciudad italiana de Portici, en busca de restos arqueológicos de época romana. Lo hace por orden del rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia (que reinará más tarde en España, con el nombre de Carlos III). Y en la mañana de tal día como hoy (hace ya 284 años) su equipo saca a la luz una inscripción epigráfica que les permite identificar la ciudad que están excavando: Herculano. Acaban de descubrir una de las ciudades que habían sucumbido bajo la erupción del Vesubio del año 79 d.C. Diez años más tarde, el mismo Alcubierre descubrirá la ciudad de Pompeya, situada a unos 16 km al Sur de Herculano.
Nota: Roque Joaquín de Alcubierre escribe “Noticia de las alajas antiguas que se han descubierto en las escavaciones de Resina y otras“, en U. Pannuti: “Giornale degli scavi diErcolano (1.738 - 1.756)“, Atti della Accademia Nazionale dei Linzei, Anno CCCLXXX, Serie VIII, Volumen XXVI, Fasc. 3. Roma, 1.983, Pp. 159 - 410. Sobre Herculano
Los restos de Herculano se sitúan en la población de Ercolano, a 10 kilómetros al Sureste de la ciudad de Nápoles (Campania - Italia). Antiguamente era una ciudad costera con su puerto en el Golfo de Nápoles, bañado por las aguas del Mar Tirreno, pero hoy en día se encuentra a 500 metros del mar.
“La costa de Campania, con aquella fecunda y bendita belleza suya, manifiesta que hay un lugar en el que la Naturaleza se recrea en su obra” (Plinio el Viejo, “Historia Natural”). Los orígenes de la ciudad todavía son inciertos. Su nombre deriva de Hércules, del griego "Herakleion" y del latín "Herculaneum". Según una leyenda, recogida por el historiador Dionisio de Halicarnaso (60 a 7 a.C.), Herculano habría sido fundada por Hércules, a la vuelta de su fabuloso viaje a Iberia, y la llamó “Heracleia”. Pero, al parecer, a finales del siglo VIII a.C., la tribu de los Oscos, crean un asentamiento costero en las faldas del Vesubio. Los restos arqueológicos apuntan a los orígenes helenos de la ciudad, que habría estado bajo dominio de los griegos de Neápolis (actual Nápoles) y Cumas hasta el siglo VI a. C. Construyendo un puerto comercial al que llaman “Heraklion”, en honor al héroe griego. De época griega se ha conservado un tramo de la muralla. Los samnitas, pueblo procedente del Nordeste de la región de Campania, pese a su debilidad tras perder las “Guerras Samnitas” (343 a 290 a.C.) ante los romanos, recuperan Herculano en el siglo II a.C. Roma derrota definitivamente a los samnitas en la “Guerra Social” (91 a 88 a.C.), anexionándose el emplazamiento y convirtiéndola en municipio con el nombre de Herculano. Tomó parte en la última rebelión de los itálicos contra Roma, pero fue tomada por las tropas del Cónsul Lucio Cornelio Sila Félix (Roma, 138 a 78 a.C.) y se instaló una colonia de veteranos del ejército de Sila. Herculano era un elegante balneario, donde muchas familias importantes de Roma construyeron sus villas (donde descansaban durante el Verano) en el interior de una muralla que rodeaba la ciudad, las casas porticadas miraban al mar de Nápoles y contaban con jardines y huertos. Las construcciones más cercanas a la costa incluso disponían de rampas que proporcionaban acceso directo a las aguas del Mar Tirreno.. Herculano poseía talleres y tiendas que ofrecían desde alimentos, hasta joyas y piezas de vidrio, al igual que establecimientos públicos como la Taberna de Príapo (nombrada así por un fresco del Dios que la decora). En un almacén de vinos, todavía se preserva una columna decorada con frescos que representan jarras de vino (con las respectivas indicaciones de su precio). Las fuentes públicas (dedicadas a divinidades como Neptuno y Minerva) funcionaban como lugares de encuentro y puntos fundamentales para la provisión de agua. Las casas más ricas de Herculano contaban con canalizaciones de agua que llevaban el preciado líquido desde las fuentes públicas hasta el interior de las habitaciones domésticas. El foro estaba situado en el extremo occidental del Decumano principal, en el que se emplazaban los edificios públicos. Junto a los mercados, Herculano también poseía varios edificios termales, entre los que destacan las Termas Centrales, que contaban con espacios separados para hombres y mujeres, y las Termas Suburbanas. Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, padre de Calpurnia, la última esposa de Julio César, tenía una gran villa en Herculano (en la zona Noroeste de la ciudad, con 250 metros de longitud paralelos a la línea de costa, 2 peristilos de 100 metros de largo y 25 columnas en los lados mayores, una gran piscina de 66 metros y unas termas) conocida hoy en día, como Villa de los Papiros. El terremoto del año 62 d.C. dañó los edificios que fueron reconstruidos por el emperador Vespasiano, como recuerda la importante inscripción de la restauración del templo de la “Mater Deum”. La superficie de la ciudad de Herculano abarcaba sólo un tercio de la de Pompeya (unas 20 hectáreas) y estaba poblada por unos 4.000 mil habitantes. La erupción del Vesubio (79 d.C.)
El 24 de Agosto del año 79 d.C., durante el gobierno del emperador Tito, un rugido atronador sacude la tierra y entra en erupción el volcán Vesubio. Sobre la ciudad de Herculano cae una lluvia de ceniza y lava, que acaba por sepultar la ciudad.
Plinio el Joven, con 17 años (sobrino del famoso naturalista latino Plinio el Viejo, autor de la “Historia Naturalis”, una completa descripción geográfica y cultural de los territorios que por aquel entonces pertenecían al Imperio Romano), escribe una carta al historiador Tácito, narrando la muerte de su tío por causa de la erupción del Vesubio. Plinio el Viejo estaba en ese momento al mando de la flota imperial en Miseno, en las proximidades del Vesubio: “Estaba en Miseno y presidía el mando de la flota. El día 24 de Agosto en torno a las 13 horas, mi madre le indica que se divisa una nube de un tamaño y una forma inusual. […] Sube a un lugar desde el que podía contemplar mejor aquel fenómeno. Una nube estaba surgiendo. No se parecía por su forma a ningún otro árbol que no fuera un pino. […] Unas veces tenía un color blanco brillante, otras sucio y con manchas, como si hubiera llevado hasta el cielo tierra o ceniza. Le pareció que debía ser examinado en mayor medida y más cerca, como corresponde a un hombre muy erudito. […]” Plinio decide aproximarse al volcán para examinar en detalle el fenómeno que está contemplando, embarcándose para aproximarse a la zona por mar. “Ya caía ceniza en las naves, cuanto más se acercaban, más caliente y más densa; ya hasta piedras pómez y negras, quemadas y rotas por el fuego; ya un repentino bajo fondo y la playa inaccesible por el desplome del monte. […] Entre tanto desde el monte Vesubio por muchos lugares resplandecían llamaradas anchísimas y elevadas deflagraciones, cuyo resplandor y luminosidad se acentuaba por las tinieblas de la noche”. Al día siguiente, Plinio el Joven, narra una situación todavía más dantesca: “El patio desde el que se accedía a la estancia, colmado ya de una mezcla de ceniza y piedra pómez se había elevado de tal modo que, si se permanecía más tiempo en la habitación, se impediría la salida. […] Atan con vendas almohadas colocadas sobre sus espaldas: esto fue la protección contra la caída de piedras. Ya era de día en otros sitios y allí había una noche más negra y más espesa que todas las noches. […] Se decidió dirigirse hacia la playa y examinar desde cerca qué posibilidad ofrecería ya el mar; pero éste permanecía aún inaccesible y adverso. […] Apoyándose en dos esclavos se levantó e inmediatamente se desplomó, según yo supongo, al quedar obstruida la respiración por la mayor densidad del humo […]. Cuando volvió la luz (era el tercer día, contando desde el que había visto por última vez) se halló su cuerpo intacto, sin heridas y cubierto tal y como se había vestido. El aspecto era más parecido a una persona dormida que a un cadáver”. Podemos imaginarnos la incertidumbre de los habitantes de la zona, sus zozobras para decidir si permanecían en sus hogares o huían con el máximo de pertenencias que pudieran rescatar… Los que decidieron quedarse o no tuvieron medios para escapar, contemplaron durante los tres días que duró la erupción las nubes de gases tóxicos, las lluvias de ceniza y piedra pómez y las coladas de lava que, finalmente, sepultaron las ciudades del entorno del volcán. Como la ciudad se encuentra cerca de las laderas del volcán, en cuestión de horas, la colada piroclástica (mezcla de gases volcánicos calientes, materiales sólidos y aire atrapado) alcanza Herculano a una temperatura superior a los 450°C y las víctimas son reducidas (al instante) a esqueletos carbonizados. Cuando cesa la erupción, Herculano está cubierta de lava y piedra pómez. Estos detritos volcánicos, unidos a la lluvia, crean un fango que al solidificarse se convierte en un aislante perfecto. El mismo fango que provocó su destrucción sirvió, para conservar sus ruinas excepcionalmente bien. El 26 de Agosto vuelve a salir el sol y del Vesubio solamente emana una columna de humo, pero la ciudad de Herculano se pierde en la memoria, durante más de 1.500 años. El poeta Marco Valerio Marcial, natural de Bílbilis (Calatayud) y amigo de Plinio el Joven, sube, ya calmado el Vesubio, a su cumbre y describe en sus “Epigramas”: “Este es el Vesubio, verde hasta ahora de umbríos viñedos. La noble uva henchía de mosto en estos sitios los lagares. Estas eran las cumbres que Baco amaba más que a los collados de Nisa. En este monte celebraron hasta hace poco los sátiros sus danzas. Aquí tenía Venus su morada, más grata para ella que la misma Lacedemonia. Ese otro paraje era famoso con el nombre de Hércules. Todo yace ahora arrasado por el fuego y sumergido bajo la nefasta ceniza”. Nota: La erupción del volcán Vesubio, destruye las ciudades romanas de Boscoreale, Estabia, Herculano, Oplontis, Pompeya y Terzigno. Excavaciones en Herculano
Año 472 d.C. Otra erupción del Vesubio aumenta el espesor de la capa de lava, llegando en algunas zonas hasta los 36 metros.
En el siglo X d.C. donde una vez estuvo Herculano, se funda una nueva población a la que llaman Resina. El descubrimiento de Herculano tiene lugar por casualidad a principios del siglo XVIII. Manuel Mauricio de Lorena (1.667 - 1.763) príncipe D’Elbeuf, general al servicio del emperador Carlos VI de Austria (1.685 - 1.740), excavando un pozo en su propiedad (conocido por el nombre del labriego que fue su anterior propietario, Ambrogio Nocerino), encuentra algunos mármoles y decide realizar varias exploraciones, entre 1.709 y 1.716. El hallazgo despierta el interés del rey de Nápoles, futuro Carlos III de España, apasionado por las antigüedades y las colecciones de arte. La Casa Real compra el terreno y financia los trabajos arqueológicos. “Empresa arqueológica única y sin precedentes que bien puede considerarse como el primer intento de excavación organizada y metódica que se conoce. En ningún lugar de la Europa ilustrada se emprendieron los trabajos con tantos medios y tanta voluntad de servir a la ciencia, y al conocimiento de la antigüedad como en el caso de estas ciudades […] Pero al mismo tiempo, con el Museo Ercolanese nace el primer museo monográfico dedicado a la arqueología y el primero que se monta en función de unas excavaciones y de sus necesidades” (Félix Fernández Murga, 1.915 - 2.003, “Los ingenieros españoles Roque Joaquín de Alcubierre y Francisco Lavega, descubridores de Herculano, Pompeya y Estabia", 1.964). Las primeras prospecciones se realizan empleando galerías subterráneas (pozos y túneles), que perforan los más de 20 metros de sólidos flujos piroclásticos. Pronto salen a la luz edificios casi intactos, estatuas, bronces y papiros. La gran importancia de estos descubrimientos hace que en 1.755, el rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia funde la Real Academia Herculanense, cuya misión principal va a ser el estudio de las antigüedades de Herculano. La primera tarea asignada a la Academia es la lectura y posterior publicación de todos los documentos hallados en la llamada Quinta de Arístides ó Villa de los Papiros. En la Villa de los Papiros de Herculano, se encuentra el año 1.752, la única biblioteca sobreviviente de la Roma clásica: unos 2.000 rollos de papiro (escritos casi la totalidad en griego y sólo 60 en latín) que la destrucción de la erupción del Vesubio… a la vez preservó y hoy se conservan en el Estudio de Papiros Herculanenses "Marcelo Gigante" en la Biblioteca Nacional de Nápoles. En un primer momento, los arqueólogos encuentran pocos restos humanos, y piensan que la mayoría de los habitantes habían conseguido escapar. Más tarde, con la aparición de unos 250 esqueletos en la zona del puerto, surge la teoría de que gran parte de la población trató de huir por mar, pero el violento maremoto que siguió a la erupción se lo impidió. En Herculano, las calles son rectas, pavimentadas con baldosas y bordeadas de aceras. Entre las mejores pinturas que se encuentran, las de Teseo y Hércules. Y entre las estatuas, las dedicadas a Amazona luchando, Diana, a un Fauno durmiendo, Mercurio, Venus, Victoria, 2 canéforas y las efigies de la familia Balbus. En 1.765 se abandonan definitivamente los trabajos arqueológicos en Herculano, trasladándose a Pompeya, descubierta 17 años antes, en 1.748. Los edificios de Herculano se han conservado mejor que los de Pompeya. Las gruesas capas de barro sólido, son más eficaces para prevenir la erosión que los estratos de Pompeya, más finos y permeables. La difusión de los hallazgos contribuye a extender el gusto neoclásico y es la clave de la creación de un “viaje de formación”, que se pone de moda en esos años: el “Gran Tour” hacia Nápoles, Herculano y Pompeya. Poco después, y para conservar todas las piezas de valor aparecidas en las excavaciones, el rey crea también el Museo Herculanense, predecesor del actual Museo Arqueológico de Nápoles. A partir de 1.780, tras el fallecimiento de Roque Joaquín de Alcubierre, es Francisco de la Vega, su íntimo colaborador, quien se hace cargo de las excavaciones, a las que dota de una mejor planificación, lo que ayuda a desarrollar más adecuadamente los trabajos. Sin embargo, una de las mejores medidas que toma de la Vega, es la de conservar de manera adecuada todo lo que ya se ha desenterrado. Es el primero que se preocupa de techar construcciones para conservar pinturas y mosaicos y de trasladar algunos objetos y frescos al Museo que se abre en el palacio de la localidad de Portici. En el siglo XIX, ante el buen estado de conservación ofrecido por los hallazgos, se retoman las excavaciones, esta vez a cielo abierto, y se saca a la luz la mayor parte del área visible en la actualidad. En el año 1.908 continúan las excavaciones por cuenta del Gobierno Italiano, creando una especie de Museo subterráneo. La gran zona intervenida causa temor ante posibles desprendimientos y los trabajos son paralizados de nuevo, centrándose la actividad arqueológica nuevamente en Pompeya. Colofón
En el año 1.969, la población de Resina cambia su nombre por Ercolano, en honor a esta ciudad.
Herculano se enfrenta a múltiples peligros, como la urbanización de los alrededores, la contaminación del tráfico, las infiltraciones de agua y el guano de las palomas. La preocupación por preservar su estado de conservación se vio resuelta en el siglo XXI con la creación del “Herculaneum Conservation Project”, cuyo objetivo principal es el de conservar los hallazgos realizados, para las generaciones futuras. Los investigadores de los papiros insisten en la importancia de hacer nuevas prospecciones, en concreto, de la Villa de los Papiros. Sus argumentos remarcan que allí podrían encontrarse obras clásicas que no han llegado hasta nosotros, como algunas de las tragedias de Sófocles, Esquilo y Eurípides, u otros textos griegos y latinos desconocidos. Su valor sería incalculable. El riesgo de erupciones amenaza con afectar a los papiros y, si esto sucediera, se perderían, esta vez para siempre. Las excavaciones no han parado a día de hoy, estimándose que aún el 75% de la ciudad permanece sepultada. Un reciente estudio de los huesos de los fallecidos por la erupción del Vesubio en Herculano, refleja que los hombres comían mucho pescado y mariscos, mientras que las mujeres basaban su alimentación en las verduras, las frutas y los productos de origen animal. “Aquellas personas llevaban una dieta mediterránea más variada que la que tenemos nosotros ahora, con muchos más tipos de pescados en el menú cotidiano, gran variedad de cereales y una presencia notable de legumbres como judías, garbanzos y lentejas” (Francesco Sirano, director del Parque Arqueológico de Herculano). El yacimiento de Herculano se puede visitar desde Abril a Septiembre, de 8.30 a 19.30 horas, siendo el último acceso a las 18 horas, mientras que de Noviembre a Marzo, es de 8.30 a 17 horas, siendo el último acceso a las 15.30 horas. En la página web www.pompeiisites.org se puede obtener información actualizada de horarios. Nota Final: Recomiendo la visita visual y virtual que nos propone Alicia Ortego a Herculano en la página web de su blog, “Los viajes de Ali”. Para acceder a ella, pinchar en el siguente enlace: https://losviajesdeali.com/herculano-yacimiento-arqueologico-italia/
1 Comentario
Mariana Ayllón Guerrero
11/12/2022 01:09:43 pm
Interesantísimo documental , textos originales y artículo. Muy buen trabajo.
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AutorAntonio Gómez Romera, ése soy yo. Entradas
Mayo 2024
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