Hoy, hace un siglo, el músico, compositor y pianista estadounidense George Gershwin (Jacob Gershovitz, 1.898 - 1.937), presenta en sociedad “RHAPSODY IN BLUE”: composición para piano solo y banda de jazz, en la que se combinan elementos de música clásica con efectos de influencia jazzística.
Es un tema icónico, que nace de un olvido… y que Woody Allen (Allan Stewart Konigsberg, 1.935), a través del cine, la recupera, como una expresión de identidad: el emblema de Nueva York. La obra se estrena el martes, 12 de Febrero de 1.924, en la sala de conciertos “Aeolian Hall” de Nueva York, en un concierto titulado "Un experimento en música moderna" (“An Experiment in Modern Music”), dirigido por Paul Whiteman (1.890 - 1.967) y su banda, con George Gershwin al piano. Ese mismo día, se conmemora el 115 aniversario del nacimiento de Abraham Lincoln (1.809 - 1.865), 16º Presidente de los Estados Unidos. En el título, la palabra "blue" se refiere tanto al estilo musical “blues” (típico género musical norteamericano) como al estado de ánimo “blue”, que significa en inglés "triste, nostálgico, melancólico". ANTECEDENTES
Era un deseo de George emplear el jazz en un contexto serio, formal. Al escribir su ópera en un acto “Blue Mondays” (1.922) sólo cosechó un fracaso. Pero, al ver la ópera, el director de orquesta Paul Whiteman queda impresionado y le encarga que escriba una pieza de concierto en el lenguaje del jazz, para un programa de música americana que piensa presentar. Aunque al principio se muestra reacio a aceptar lo que considera un reto demasiado difícil, se anima a aceptarlo.
La noche del jueves, 3 de Enero de 1.924, George Gershwin, su hermano mayor Ira (1.896 - 1.983) y el letrista Buddy G. DeSylva (1.895 - 1.950) están reunidos en la calle 52 de Broadway, cuando una Nota en el “New York Tribune” llamó la atención de Ira. Se trata del anuncio del concierto “An Experiment in Modern Music”, a cargo de Paul Whiteman y su banda “Palais Royal”, en el que la obra central va a ser una composición escrita por Gershwin y se estrenará el 12 de Febrero en el “Aeolian Hall” de Nueva York. George se enteraba en ese mismo instante que en pocas semanas debe entregarle la obra a Whiteman (por entonces llamado “El Rey del Jazz”). Se le había olvidado por completo el encargo… Pero, George, de 25 años, se las ingenia para componer, en tan sólo 3 semanas, una de las obras más importantes e innovadoras del repertorio norteamericano. Camino en tren hacia Boston, donde realiza los ensayos de su musical “Sweet Little Devil”, hace un primer esbozo de esta nueva obra, que comienza a escribir el 7 de Enero. "Fue en un tren... cuando de repente oí (e incluso vi en el papel) la construcción completa de la “Rhapsody in Blue”, de principio a fin. La oí, como una especie de caleidoscopio musical de América, de nuestro vasto crisol de razas, de nuestro inigualable entusiasmo nacional, de nuestra locura metropolitana. Cuando llegué a Boston, ya tenía una idea definida de la obra, a diferencia de su contenido real". Durante un ensayo, el clarinetista Ross Gorman (1.890 - 1.953) toca un exageradísimo glissando, a modo de chiste. Fascinado por lo que ha escuchado, George insiste en que el día del estreno comience la obra exactamente de esa manera. En un principio, George ha titulado la pieza como “American Rhapsody”. Pero, su hermano Ira, enamorado de la obra “Nocturne in blue and Green” (1.871) del pintor estadounidense James McNeill Whistler (1.834 - 1.903), le sugiere que el nombre de “Rhapsody in Blue”, que refleja de manera fiel, las influencias europeas y americanas de su composición. Con este sugerente título, va a quedar sellada la obra que va a protagonizar un hecho histórico en Estados Unidos: el nacimiento de su propia música sinfónica. ESTRENO DE “RHAPSODY IN BLUE”
El resultado de estas semanas de trabajo, es la partitura para piano de “Rhapsody in Blue” (luego orquestada por Ferde Grofé, 1.892 - 1.972, arreglista de Whiteman). Obra sin precedentes que combina elementos de la música académica europea y del jazz norteamericano y que tiene un éxito rotundo el día de su estreno, que cuenta con la presencia de figuras como el compositor y pianista Serguéi Rajmáninov (1.873 - 1.943), el violinista Fritz Kreisler (1.875 - 1.962), el director de orquesta Leopold Stokowski (1.882 - 1.977) y del violinista Jascha Heifetz (Iósif Ruvínovich Heifetz, 1.901 - 1.987).
En el concierto llamado “An Experiment in Modern Music”, Whiteman prepara un extenso programa de 26 composiciones. Con un público ya cansado, llega (en el penúltimo lugar) la Rapsodia de George. El inconfundible solo inicial de clarinete hace que los oyentes se acomoden en sus butacas y ya hacia el final de la obra los espectadores ovacionan la obra, fervorosamente. COLOFÓN
George Gershwin en una entrevista al periódico “The Sun” comenta: “la “Rhapsody” puede no significar nada para nadie, pero es toda Nueva York. Es un picnic en Brooklyn o una chica de piel obscura cantando y gritando su blues en cualquier cabaret de Harlem. Yo trato de retratar la escena, una multitud en Nueva York. Y es vulgar. Está llena de vulgarismos. Y eso es lo que la hace importante. Yo nunca traté de embellecerla como hacen la mayoría de los compositores…".
El éxito fue resonante. La obra se impuso como una más dentro del repertorio de pianistas y directores de orquesta, pero sobre todo, como una de las más importantes creaciones musicales americanas del siglo XX. George Gershwin fallece en 1.937 y prácticamente el único compositor norteamericano (de corte clásico) que sale en defensa de su música es el compositor Aaron Copland (1.900 - 1.990). Que, a los pocos días, comenta: “George Gershwin ha sido reconocido por todo el mundo excepto por aquellos cuya admiración y comprensión él más deseaba: los compositores norteamericanos”. Pero es, sin lugar a dudas, Woody Allen en su película “Manhattan”, enteramente rodada en blanco y negro y estrenada en 1.979, quien mejor comprende la verdadera y trascendente significación de “Rhapsody in Blue”. Con bellísimas imágenes de Nueva York y a modo de obertura, en los primeros minutos de la película, se escucha el famoso inicio de la obra, con el trino y el sonido forzado (glissando) del clarinete. Y, a modo de epílogo, la historia encara su final, cuando se oye el tramo final, primero lírico, luego impactantemente resolutivo, de “Rhapsody in Blue”.
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AutorAntonio Gómez Romera, ése soy yo. Entradas
Mayo 2024
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