El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, dice de la palabra “velcro”: “De Velcro®, marca reg., y este del acrón. fr. velours 'terciopelo' y crochet 'gancho'. 1. m. Sistema de cierre o sujeción formado por dos tiras de tejidos diferentes que se enganchan al entrar en contacto”. Y, de la palabra “biomimetismo” indica: “De bio (vida) y mimetismo (imitar).1. m. Imitación de los diseños y procesos de la naturaleza en la resolución de problemas técnicos”.
La página web de Velcro, en su apartado “Cambiando el mundo”, dice: “Los cierres de la marca VELCRO® son reconocidos y apreciados en todo el mundo. Se usan para abrir y cerrar, sujetar, fijar o asegurar casi cualquier cosa y se reconocen por su característico y reconfortante sonido al separar las dos partes que lo forman. Los cierres gancho y bucle están presentes en nuestro día a día. Todo empezó como una idea fruto de la casualidad y culminó en una revolución nacida de nuestro pensamiento y de una curiosidad insaciable”. Y en “Inspiración inesperada”, nos dice que: “En 1.941 (el 7 de Agosto), el ingeniero e inventor suizo George de Mestral (1.907 - 1.990) estaba intrigado por entender cómo los diminutos ganchos de la bardana o cardo alpino (“Arctium lappa”, popularmente conocido como arrancamoños) se adherían de forma tan efectiva al pelo de su perro (llamado Milka, de raza Setter irlandés) y al tejido de sus pantalones cuando pasaban junto a estas plantas, mientras paseaban por la montaña”. En algún momento, hace millones de años, la Madre Naturaleza decidió que una buena forma de dispersar las semillas de las plantas era hacer que estas se adhirieran a la piel de los animales por contacto, haciendo que estos las transportaran de un lugar a otro… y George tras examinar las semillas a través del microscopio… descubre el prodigio tecnológico natural… y enseguida se da cuenta del enorme potencial de este mecanismo: reproducir esta idea en algún tejido sintético permitiría otra forma de abrochar cosas, como alternativa a cremalleras, botones, broches, corchetes o a tener que coser. Su idea consiste en disponer, por un lado, una tira de tejido con minúsculos ganchos (como los de la bardana) y, por otro, de otra con pequeños lazos para conseguir la adhesión deseada. Y comienza a experimentar con fibras textiles, para intentar desarrollar un proceso mecánico que reproduzca el mecanismo creado por los diminutos ganchos de las flores de los cardos al unirse al pelo de su mascota o al tejido de sus pantalones… llegando a crear el sistema de sujeción a base de gancho y bucle. Comienza sus experimentos en Lyon (Francia), por entonces ciudad referencia en la producción de tejidos. Allí, con la ayuda de un tejedor, usando dos tiras de algodón, resuelve el problema. Sin embargo el algodón se desgasta rápidamente… no es la fibra ideal. Continúa con sus pruebas, de ensayo y error. Opta entonces por el nailon, que forma los deseados ganchos cuando se trata con luz infrarroja caliente. Pero, aún le queda saber cómo mecanizar el proceso y hacer el tejido con los lazos. Descubre que el hilo de nailon, cuando se teje en bucles, conserva su forma y es elástico. El proceso no está exento de dificultades y, cuando ya está a punto de rendirse, encuentra la solución… … solución que encuentra en un novedoso hilo hecho de poliamida. Este material tiene las propiedades necesarias (duración y “memoria” para volver al mismo sitio) para crear el revolucionario sistema del cierre reutilizable. De Mestral tarda casi una década en replicar el sistema a la perfección. Finalmente registra la patente del velcro en Suiza (22 de Octubre de 1.951 - nº 295638), quedando concedida tres años más tarde (16 de Marzo de 1.954). De Mestral funda (junto a Alfred Gonet, Andre-Louis Burnier y Jean Michaud) una Empresa (con sede de Fribourg, Suiza) para fabricarlo y comercializarlo en diferentes ciudades de Europa y Estados Unidos y la nombró como “Velcro S.A.”, un acrónimo de los términos franceses “velours” (terciopelo) y “crochet” (gancho). Sin embargo, no obtiene el éxito esperado. Las industrias textiles y la moda no acogen con entusiasmo la idea, en parte porque su aspecto visual no es el más adecuado (parece hecho de retazos de tejidos baratos). En 1.959, José de Navas Escuder funda la Empresa “Velcro Española, S.A.” (con Licencia de Velcro para España y Portugal) y abre sus primeras instalaciones en Argentona, Barcelona. El espaldarazo y apoyo definitivo a “Velcro, S.A.”, llega al inicio de la década de 1.960, del sector espacial, donde comienza a usarse en los trajes de los astronautas (permitiéndoles una forma más sencilla de desenvolverse con ellos). Y, rápidamente, se adopta en las vestimentas de esquiadores y buceadores. Y de ahí, a la fama internacional. Colofón
Domingo, 20 de Julio de 1.969. Nave espacial Apolo 11: los cierres marca Velcro® (duraderos, flexibles y resistentes a la corrosión y al fuego) los utiliza la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) en los trajes, las bolsas de recogida de muestras, los vehículos lunares que Neil Armstrong (1.930 - 2.012) y Buzz Aldrin (1.930) llevan consigo a la Luna, los escudos térmicos, anclar los pies de los astronautas a sus botas, las correas para los relojes, cintas en el interior de los cascos para rascarse la nariz, etc.
La patente expira en 1.978, pese a los intentos infructuosos de De Mestral en renovarla. El 28 de Febrero de 1.984, en su programa de televisión de la NBC, “Late Night with David Letterman”, el presentador y comediante norteamericano David Letterman (1.947), vestido con un traje de velcro, es catapultado desde un trampolín contra una pared de velcro. Universidad de Utah (Utah Medical Center). 2 de Diciembre de 1.982. Primer trasplante de corazón artificial humano (el Jarvik - 7, diseñado por Robert Jarvik, 1.946). Se usa velcro para unir partes del dispositivo. 2.016. Torrance, California. Una idea loca y una broma casi creíble. Es 1 de Abril, y en el mundo anglosajón se celebra el “April Fools’ Day”, el equivalente a nuestro día de los Santos Inocentes. Lexus presenta su nueva tecnología “V-LCRO” (“Variable Load Coupling Rear Orientation”) para asientos deportivos de coche (tapizados en cuero y velcro), que permite soportar aceleraciones laterales de hasta 3G. “El asiento del que no podrás despegarte”, ha sido desarrollado en colaboración entre Lexus y Velcro Industries, y va a ser ofertado de forma opcional en los Lexus RC F y GS F, los dos vehículos más deportivos de la gama del fabricante japonés. El éxito del producto es infinitamente superior al de la marca en sí, hasta el punto que la mayoría de la gente cree que Velcro es el nombre de un sistema de cierre y desconoce que realmente es una marca. Nota Final
La Naturaleza, nos da Lecciones Magistrales, cada día… y nos lo pone muy fácil al Género Humano: sólo debemos observar, aprender y aplicar debidamente (por nuestro bien y el de Nuestro Planeta), como lo hizo George de Mestral y su biomimesis: el Velcro.
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AutorAntonio Gómez Romera, ése soy yo. Entradas
Mayo 2024
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